Recientemente falleció el arquitecto Miguel Fisac, autor de los laboratorios Jorba (conocido como la Pagoda, que fue demolido hace unos pocos años). Arquitecto que estuvo activo hasta su muerte; un teatro en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla), un polideportivo en Getafe y todavía hoy en ejecución la reforma y acondicionamiento de uno de sus proyectos más conocidos en la esquina de las calles Velázquez y Francisco Silvela de Madrid. Fisac representa uno de los genuinos representantes de este periodo de los años 50 en la arquitectura española. A raíz de esta pérdida pienso que sería útil recordar la enorme deuda que tiene nuestra arquitectura con esa generación, que supuso ya la incorporación al movimiento moderno y la realización de una arquitectura fiel a su tiempo y a su espacio.