Vertidos tóxicos Aznalcollar

Garoña

Desde 1970 y hasta 2012, la central nuclear de Garoña estuvo instalada en Burgos hasta que fue detenida definitivamente. Durante esos seis años fueron varias las incidencias acontecidas, entre ellas dos escapes de agua contaminada con radiación, informa Público. Sin embargo, Nucleor intentó alargar su actividad incluso después de su cierre, y continuó produciendo energía un año más. Ahora la compañía vuelve a solicitar su reapertura hasta 2031, una voluntad a la que se oponen grupos ecologistas y antinucleares. Las intenciones de Nucleor han sido calificadas como “delirantes” según la confederación Ecologistas en Acción, que asegura que la central es idéntica al reactor número 1 de Fukushima y se encuentra en pésimas condiciones.

Almacén de gas Castor

Tarragona y Castellón sufrieron un terremoto de intensidad 3,9 grados en setiembre del año pasado. Un nuevo terremoto de 2,1 sacudió la misma zona el pasado mes de abril, según informó el Instituto Geográfico Nacional, del Ministerio de Fomento. La polémica generada apuntó al Almacén de gas Castor, que ha sido culpado por el mismo Instituto de estos y otros 400 micro seísmos, informa Público. La explicación: el almacén se encuentra sobre una falla tectónica capaz de producir un terremoto de 7,1 grados, según estudios. Unas posibilidades que aumentan a causa de las inyecciones de gas, que se han paralizado, igual que la planta. Sin embargo, se trata del único almacén de gas con derecho a una indemnización, incluso en caso de negligencia de la empresa, denuncia el diario. Los ciudadanos siempre han manifestado su rechazo al proyecto de Florentino Pérez (ACS).

Aznalcóllar

La mina de Aznalcóllar reabrirá en 2015 si el Gobierno andaluz encuentra una empresa a quien adjudicar el concurso, destaca Público. Durante su explotación fue causante de producir los mayores vertidos de residuos tóxicos, sobretodo en 1998, año en que la balsa que los albergaba se rompió, extendiéndolos por el río Guadimar y contaminando sus especies. En 2011 se libró de pagar sus costes, asegura el diario.

Hotel El Algarrobico

La última acción de Greenpeace se baso en pintar de negro un enorme punto en la fachada del complejo, sentenciando: “Hotel ilegal”. 21 plantas y 411 habitaciones. Los activistas piden la demolición del hotel de Almería, símbolo de un desarrollo urbanístico sin control y ubicado en la Playa de El Algarrobico, en Carboneras, sólo a 14 metros de la costa de Cavo de Gata, parque natural protegido. Durante estos años en que sus obras se encuentran paralizadas, el complejo ha conseguido 17 pronunciamientos judiciales en contra, aunque la última del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) reconoce, por primera vez, que el hotel El Algarrobico (Carboneras, Almería) se encuentra en suelo urbanizable.

Marina Isla de Valdecañas

Dos hoteles, 200 villas de lujo y un campo de golf: los encantos del proyecto urbanístico Marina Isla de Valdecañas, que empezó su construcción de manera parcial. Todo ello situado en una zona natural protegida de Cáceres, entre las Sierras de Gredos y de Las Villuercas, con el riesgo para las especies que esto conlleva, informa Público. En enero, el Tribunal Supremo consideraba ilegal su construcción, después de ocho años de proceso judicial innecesarios.

En busca de petróleo por Canarias

Confirmado. El ministro de Industria y canario, José Manuel Soria da luz verde a las prospecciones de petróleo de Repsol en las costas de Canarias, con una Declaración de Impacto Ambiental favorable. A falta de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recurso del Cabildo de Fuerteventura, el Gobierno canario, el Parlamento y los ayuntamientos de Lanzarote y Fuerteventura han pedido al gobierno central que se realice una consulta popular sobre la cuestión, destaca Público en su artículo. Las ONG de defensa ambiental aseguran que el “sí” a las prospecciones se trata de un acto injustificable y supone un grave riesgo tanto al medio ambiente como a la principal actividad económica de las islas.

Vertedero Natural

Fertiberia lleva vertiendo residuos y fosfoyesos en las marismas de Mendaña, en Huelva, durante 20 años. Y el resultado es la acumulación de 120 millones de toneladas de residuos, procedentes de aguas ácidas, fosfatos, metales y arsénico, alerta Público. Con todo, las consecuencias han sido, por un lado, la prohibición de más vertidos por parte de la Audiencia Nacional desde 2010 y, por otro, una multa de casi 250.000 euros a la compañía. Aunque, en ningún caso la solución pasa por restaurar la zona, por los altos costes que supone para la empresa.

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