Durante más de un año la Plataforma ha estado desarrollando estrategias de comercialización sobre la base de dos ejes de trabajo: el primero tiene que ver con la reconfiguración de las relaciones campo ciudad que están dadas por una interdependencia mutua porque el campo produce los alimentos que la ciudad necesita, quien, a su vez, se constituye en el mercado al que toda familia agricultora quiere llegar con su producción. Sin embargo, esta relación es tensa y no existe un intercambio equitativo, justo y proporcionado; razón por la cual, la Plataforma ha concebido el concepto de alianza rural urbana por una alimentación digna.

El segundo eje de trabajo tiene que ver con el impulso a la agricultura familiar y a pequeños productores alimentarios de la ciudad, que trabajan con sistemas productivos saludables, prescindiendo de agroinsumos sintéticos o aditivos alimentarios. Con esta base, en el transcurso del trabajo se fueron desarrollando mecanismos de comercialización de alimentos como las ferias urbanas y rurales, el agroturismo para que los visitantes puedan comprar en los mismos lugares de consumo, los talleres de huerto urbano que imparten los productores rurales en la ciudad, talleres de alimentación, medicina tradicional y transversalmente a todo, el uso de redes sociales como WhatsApp y Facebook donde se tiene un sistema de preventa de alimentos con entrega semanal que, además ha logrado establecer una relación directa con los consumidores para poder promocionar todas las actividades de la Plataforma.

Los actores clave que podemos identificar en este complejo sistema son las familias agricultoras, los transformadores de alimentos de la ciudad y los consumidores denominados coloquialmente como caseros y caseras. Por otro lado, como apoyo valioso se han unido al proceso medios de comunicación que difunden las actividades, autoridades municipales que canalizan ferias y uso de espacio físico en la ciudad y organizaciones de la sociedad civil que desean contribuir con apoyo técnico siempre necesario.

Hasta ahora cada una de las comunidades rurales ha participado en algunos de los mecanismos de acuerdo a sus posibilidades, tomando en cuenta las distancias, el ciclo agrícola y sus necesidades de nuevos mercados. Por su parte los productores urbanos se constituyen en el motor central que opera las redes virtuales, la preventa y las entregas semanales, inyectando vida al sistema para que los rurales puedan ir ampliando su participación.

A partir del primer encuentro alimentario, se establecieron necesidades en todas las facetas del sistema, pero también demandas de capacitación en diversos aspectos como el uso de redes virtuales para quienes todavía no las están usando, el desarrollo de gastronomía turística que refleje la producción local, los nuevos vínculos y estrategias de gestión integral entre distintas regiones como el altiplano circunlacustre, cabeceras de valle, cordillera, yungas y trópico. De aquí se deriva que el factor característico es la diversidad productiva con frutas, verduras, flores, plantas medicinales, aromáticas, lana, artesanías y propuestas alimentarias nuevas en transformados que podrían eliminar la competencia para dar paso a la complementariedad como pilar fundamental de trabajo. Este potencial implica una oferta diversificada en productos pero también en actividades de interrelación campo ciudad, que hasta el momento, en las experiencias desarrolladas dentro de la Plataforma, han originado un fenómeno de reflexión y sensibilización mutua entre consumidores y productores que abre paso a mejorar la demanda, justificar el precio, valorar el trabajo, elevar la calidad del producto, intensificar el aprovechamiento de los recursos, apreciar los tesoros rurales escondidos y abrir el menú cotidiano a nuevas experiencias alimentarias que rompan el esquema impuesto por el monocultivo y los comoditis.

Los productores rurales participantes viajaron desde lejos, muchos de ellos en familia, de comunidades como Chinchaya, Chahuara, Trapicheponte, Kelequelera, Jiwawi Chico, Licoma, Retamani, Cayimbaya, Isla Suriqui, Wayra Sucupa, Achumani, Huancapampa.  Por su parte los productores urbanos, además de mostrar sus productos, conformaron el equipo técnico y logístico que preparó el encuentro entre el trabajo de atención alimentaria y el diseño de mesas temáticas dinámicas, donde todos pudieron debatir tanto los mecanismos de trabajo de la Plataforma, como la problemática alimentaria en general, el intercambio de experiencias, conocimientos y otras iniciativas de negocios en la articulación en espacios de mercado tanto físicos como virtuales.

De esta forma también avanzamos juntos para mejorar las condiciones de salud, cuya crisis no siempre está ligada a la pobreza, sino a los malos hábitos alimentarios.  Las tareas a seguir son muchas y complejas, la agenda de trabajo está planteada y se ha dado un paso histórico que tiene que ver con fortalecer los mecanismos y abrirse a nuevas relaciones, más que de mercado en términos fríos y materiales, de intercambio más humano y directo que logre proteger el patrimonio alimentario, las zonas naturales de producción altamente amenazadas por la minería, los grandes proyectos industriales extractivos y la crisis climática.