El mayor consumo energético de los hogares suele estar asociado al acondicionamiento de la temperatura. En países fríos, los gastos se derivan de la calefacción, mientras que en los países cálidos proviene del uso del aire acondicionado.

En la Unión Europea, el sector residencial debe la mayor parte de su consumo energético a la calefacción, con un 47,2% del total, seguido por el agua caliente con un 20,4%, y los electrodomésticos, un 15,5%.

A nivel mundial los consumos de los hogares aumentan por la adquisición de nuevos electrodomésticos y aparatos de climatización, aunque la tendencia en algunas zonas es reducir la factura eléctrica con la adquisición de nuevos equipamientos eficientes y con una mayor concienciación, ahorrando energía y dinero en consecuencia.

En nuestra mano queda también reducir nuestro consumo, estos son algunos consejos que harán que reduzcas tu gasto:

  • Calefacción: La temperatura ideal está generalmente entre 19 y 21 ºC durante el día, y entre 15 y 17 ºC por la noche. Algunos estudios indican que cada grado centígrado que aumentemos la temperatura, nos va a costar de un 5% a un 7% más de la energía consumida. Por ejemplo, si pones la temperatura en 25 ºC, podrías pagar hasta un 35% más de factura energética que si la pones a 20 ºC. Un buen consejo es usar termostatos programables para que la temperatura del hogar y de cada habitación se regule según el uso que les demos.
  • Aire acondicionado: La temperatura óptima está entre 24 y 26 ºC, teniendo en cuenta que si la diferencia de temperatura con respecto al exterior es de 12 ºC, cada grado menos puede aumentar el consumo hasta un 8%. Además es importante fijarse en la eficiencia del aparato que se compra (un A ahorra hasta un 45% respecto a un C) y en si incorpora un sistema Inverter, el cuál hace que trabaje menos el compresor con el ahorro añadido que esto supone.
  • Iluminación: Las bombillas de bajo consumo y las bombillas led son más eficientes que las tradicionales, llegando a ahorros de hasta el 80% de energía, también su duración es más prolongada (hasta ocho veces más que las incandescentes tradicionales). Es fundamental observar el etiquetado de las bombillas donde aparece su eficiencia (escala de A -más eficiente- a G –menos eficiente-), duración (horas de vida), tono de luz (cálida para ambientes acogedores y fría para entornos de trabajo) o la cantidad de lúmenes (100 vatios equivaldrían a 1300-1400 lúmenes).
  • Electrodomésticos: El etiquetado es de una importancia enorme, las nuevas clases A+++, A++, A+ consiguen que los consumos sean muy bajos, otras como A, B y C tienen bajos consumos, y el resto tiene de consumos medios (D y E) a altos (F y G). En el caso de las lavadoras y lavavajillas, ambos se deben utilizar a plena carga con programas de baja temperatura. Y en frigoríficos y congeladores conviene regular la temperatura, según la capacidad a la que estén y según la época del año.
  • Stand by en pantallas, aparatos de audio y vídeo, ordenadores, aparatos de cocina, etc: Puede parecer poco, pero suma mucho. Si tenemos encendidos varios aparatos en modo stand by, como dos televisiones, una pantalla de ordenador, un router, un teléfono inalámbrico y un radiodespertador, podríamos ahorrar 38 euros al año apagándolos, es lo que desprende la calculadora de la Organización de Consumidores y Usuarios. Hay que tener además en cuenta que cada año son mayores los requisitos en eficiencia para estos aparatos y que los consumos en stand by se reducen progresivamente, hace unos años su consumo era de 3 a 5 W, mientras en la actualidad no sobrepasan 1 W.