El poder de negociación real de Alemania frente a los países del sur es limitado. Tiene mucho que perder. Sin la absorción de sus exportaciones en un mundo con demanda escasa morirá de austeridad. Los países del sur, aunque por la salida del euro incurrirán en costes tremendos (puntuales), se librarían de un modelo de crecimiento enfermizo (condenados al déficit exterior, al desempleo, desindustrializados, culpabilizados). Por ello,  no se comprende la arrogancia-ceguera con que Alemania está actuando frente a ellos en esta crisis y la aquiescencia y desunión de éstos. Pero quizá no debería sorprendernos. ¿No es lo característico de su historia que Alemania sobreestime sus poderes, que quiera pesar más de lo que pesa?

Cuando se habla de la incompetencia alemana, por ejemplo, de la que padece la señora Merkel, nadie pone en duda que su Q.I. sea superior a 150. La incompetencia deriva de no poseer el aparato intelectual apropiado para el análisis del problema. Es como si alguien con una gran agudeza visual quisiera estudiar astronomía con una lupa. En el caso de la señora Merkel esa carencia es obvia porque un doctorado en física no sirve para entender la realidad económica. ¡Qué gran pérdida para la física que la señora Merkel haya desertado!, pero, sobre todo ¡qué gran pérdida para Europa!

Naturalmente está en manos de sus asesores, pero ¿se puede elegir bien a asesores de economía sin saber economía? Por desgracia, los asesores de la señora Merkel también están desasistidos desde el punto de vista intelectual. Manejan una teoría económica primitiva y provinciana. No son keynesianos porque no han leído a Keynes. Podríamos decir que son economistas precopernicanos.

Cabe plausiblemente temer que la continuidad de la eurozona suponga un peligro para la democracia real. El Gran Hermano  de Europa, el BCE, envía una carta al Presidente del Gobierno de España  –carta cuya existencia se niega y cuyo contenido se desconoce- y en dos semanas se modifica la Constitución Española adaptándola presuntamente a las exigencias de la carta. ¿No es un indicador suficiente de lo que nos espera?

Si el colapso del euro se produjese por un evento financiero deberíamos concluir que han sido los mercados los restauradores de la vitalidad de la democracia, y hasta que éste se produzca debemos encomendarnos todas las noches al dios de los mercados. Son estas ideas incomodas, sin  duda, para muchos pero….  Dios muestra su espíritu juguetón creando una realidad paradójica.

La aceptación de la austeridad fiscal se está basando en el miedo al profetizado desastre alternativo. El miedo sojuzga y paraliza –también envilece–, pero a partir de un cierto momento se transmuta en agresión ¿hacia quiénes? Posiblemente hacia los emigrantes, grupos étnicos diferentes, extranjeros.

Y también hacia quienes lo han provocado. ¡Cuidado!

 

econonuestra.org