A las oficinas de APROTEC en Cali llegaron los representantes de una comunidad que está a más de 1,000 kms de distancia, en la frontera entre Colombia y Brasil. Este grupo perteneciente a la etnia Wanano “salieron por primera vez a buscar contacto con otra institución para que se les respaldara”, dice Jesús Gómez, director de APROTEC.

APROTEC es una empresa colombiana que en el último año ha venido adaptando el Aquacharger, una turbina de río tipo Garman*, a las características de los ríos caudalosos de Colombia. El bautizado en América Latina como el Aquavatio es un “maquina robusta que es capaz de producir 350 vatios de electricidad”, suficiente para iluminar un poblado de 10 a 15 familias, un centro comunitario, una posta médica o un colegio.

El Aquavatio es un generador eólico sumergido en agua. “El eje principal de la turbina es un eje inclinado de tal forma que el rotor con tres aspas de 0.85cms de largo, está sumergido bajo el agua, expuesto a la corriente del río”, comienza explicando Gómez y continúa: “El eje sobresale de la superficie del agua y va sobre una barcaza plana, tipo catamarán construida con cilindros de plástico y tablas de madera, que lo sostiene. Sobre la barcaza se ha instalado un generador y un sistema de multiplicación. La barcaza es amarrada a un árbol con un cable de acero o ‘guaya’ que ayuda a que se mantenga en su lugar aguas arriba y tiene un puente que permite el acceso”.  

APROTEC, es la organización que desarrolla el proyecto “Turbinas de río mejoradas para ríos caudalosos” y que fue uno de los ganadores del Concurso de Innovación Energética IDEAS donde además de GVEP International participan como auspiciadores el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la GTZ de Alemania y el gobierno de Corea del Sur.

Lo que este proyecto plantea es “ofrecer una alternativa tecnológica limpia y apropiada para que las poblaciones rurales de las llanuras de las Orinoquía, la Amazonía y la costa pacífica colombiana puedan mejorar su calidad de vida, accediendo a servicios básicos y disponiendo de energía para uso doméstico y productivo”.

De manera directa “el proyecto beneficiará a aproximadamente 120 pobladores rurales en situación de pobreza” y de manera indirecta “a las localidades vecinas que podrán acceder, por ejemplo, al cargador de baterías en lugares más cercanos”.

Así mismo, este proyecto también será bueno para “las diferentes organizaciones que trabajan por el desarrollo de las estas regiones, tales como los gobiernos nacionales, regionales y locales, las organizaciones indígenas y campesinas, las instituciones educativas y de salud, las organizaciones no gubernamentales de desarrollo. Todas estas entidades podrán disponer de una alternativa confiable, limpia y de bajo costo para promover el bienestar social y el desarrollo productivo en estas comunidades rurales aisladas”.

Marcelo Tokman, trustee de GVEP International, agrega: “Son ejemplos como este los que prueban que existen soluciones de electrificación simples, limpias y competitivas para mejorar sustancialmente la calidad de vida de la gente en comunidades aisladas y desconectadas. Nuestra obligación es encontrarlas e implementarlas.”   

La dimensión de sostenibilidad del proyecto de APROTEC está enfocada en la tecnología y su utilización. El proyecto del Aquavatio busca la adaptación y validación de una tecnología que sea accesible y cuyo sea sostenible en el tiempo. Para ello, las tres fases del proyecto apuntan a lograr la sostenibilidad de la tecnología y su uso.

En la primera fase se está trabajando en la fiabilidad de la tecnología, lo cual disminuirá los riesgos que los equipos salgan de operación por problemas técnicos. En la segunda fase se escogerán las comunidades donde se instalarán las turbinas que tendrán como fin ayudar a resolver los problemas sociales, ambientales o económicos. Una tercera se enfoca en garantizar el uso racional de la energía disponible y la operación, mantenimiento y gestión adecuada de los sistemas a implementarse.

Integrantes de la etnia Wanano se dieron el trote hasta Cali, en casi la costa colombiana, con la intención de postular para que su comunidad sea uno de los tres lugares donde APROTEC instale una turbina. El uso que esta comunidad, a las orillas del río Vuapés en la Amazonía colombiana, le daría sería para alimentar un centro de cómputo en la escuela local.

“Actualmente, la escuela tiene una planta eléctrica con diesel que por lo general no funciona ya que no hay diesel disponible”, explica Diana Gasca, Gestora de Proyectos de APROTEC. “Esto es una pesadilla porque tienen que andar suplicando por el diesel a la Municipalidad. Así que tener su propio equipo les daría de alguna manera cierta autonomía”.

Los Wanano, es una de las 18 comunidades rurales colombianas que han respondido a la convocatoria hecha por APROTEC. Después de varios meses de trabajar en la adaptación del Aquacharger, que está cerca de aprobarlo, la organización mientras está en el proceso de encontrar las comunidades ribereñas de Colombia donde instalarlo.

“Nosotros tenemos muchísimas esperanzas en el Aquavatio”, dice Gómez “Es una solución a la electrificación rural que tiene competencia con otras energías renovables”.  En lugares como la Amazonia o la Orinoquía colombiana donde hay densidad forestal es difícil que funcionen paneles solares o energía eólica.

Para instalar un equipo, APROTEC señala que es indispensable que, por un lado el río en la zona “sea constante pero no rápido” y además que exista otra organización, vinculada a la comunidad que puede hacerse responsable del cuidado del equipo y apoye a los pobladores a aprovechar de manera productiva la electricidad.

La comunidad de los Wanano es una de las que ha postulado a la convocatoria de APROTEC pero también están: la de Timbiquí Cauca, a orillas del río Saija en la costa pacífica colombiana donde hay un programa del gobierno para extender las conexiones de Internet. En la misma costa, más cerca a Panamá, en la selva de Urrao en Antioquia, están Puntas de Ocaido y Mandé que son comunidades de pescadores y que están en riesgo de desplazamiento por violencia.  También han postulado una comunidad de unas 40 familias de mineros en la zona de Urrao Nariño y un resguardo indígena de Caño Mochuelos en la Orinoquía colombiana.

Últimamente, también han llenado la solicitud de la convocatoria una comunidad de Barrancominas en el departamento de Guainía en la Amazonía colombiana donde hay 150 familias campesinas que planean darle al Aquavatio un uso comunitario y la Comunidad de Coquí en el Chocó donde 280 afro descendientes tiene la necesidad de refrigerar pescado.

Con las primeras instalaciones APROTEC señala que lo mejor sería que sea en una la localidad no tan remota. “Lo ideal es que sea un lugar que quede a máximo una hora de vuelo con media hora de lanchita”, advierte Gómez. “Esto en caso que haya complicaciones con la máquina y haya que ir a arreglarla”.

Paralelamente a escoger cuáles serían esas tres comunidades, APROTEC está comenzando a examinar la posibilidad para que el Aquavatio sea introducido al mercado y se convierta en un producto económicamente viable. De ser exitoso, este esquema podría ser replicado por toda la Amazonía dando una solución viable para que todas las comunidades ribereñas logren superar la persistente pobreza energética.

 (*) El Aquacharger fue diseñado por el inglés Peter Garman de Thropton Energy Services. Inicialmente se utilizó para el suministro de agua a las comunidades para uso agrícola en África del Norte. Posteriormente se adaptó para generar también electricidad y puede ser utilizado como una máquina para un propósito doble: bombeo de agua y/o generación de electricidad.

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