El periodista Antonio Martínez desgrana en lainformacion.com las diez peores prácticas de la industria farmacéutica que el El divulgador británico denuncia en su libro “Bad Pharma”.

Ensayos clínicos patrocinados por la industria farmacéutica

Nueve de cada diez ensayos clínicos publicados están financiados por la industria farmacéutica, un hecho que según Goldacre provoca que el sistema esté alterado.

Ocultación de los resultados negativos

Según Goldacre las farmacéuticas se reservan el derecho de interrumpir un ensayo y si ven que no da el resultado esperado, lo detienen. Asimismo, obligan a los científicos que participan en estos estudios a mantener en secreto los resultados. Y esta práctica tiene de vez en cuando consecuencias dramáticas.

Manipulación o maquillaje de los resultados

A consecuencia de un mal diseño de los estudios clínicos, el escritor británico, Ben Goldacre, enumera multitud de pequeñas trampas que se realizan de forma cotidiana para poner un medicamento en el mercado, como elegir los efectos de la sustancia en un subgrupo cuando no se han obtenido los resultados esperados en el grupo que se buscaba al comienzo.

El papel de las autoridades sanitarias

Según Goldacre, la inoperancia de las autoridades sanitarias a menudo convierten sus medidas en “falsas soluciones”. Además Goldacre considera que los reguladores se niegan a dar información a la sociedad con la excusa de que la gente fuera de la agencia podría hacer un mal uso o malinterpretar los datos.

Los medicamentos se ensayan con los más pobres

El autor de “Bad Pharma” explicaque a menudo la realización de ensayos clínicos utiliza a los los grupos más desfavorecidos de la sociedad y se ha descubierto a las farmacéuticas usando a vagabundos o inmigrantes ilegales para sus ensayos.

Conflictos de intereses

Muchos de los representantes de los pacientes pertenecen a organizaciones financiadas por las farmacéuticas.

El papel del marketing y la publicidad

Las farmacéuticas, denuncia Goldacre, se gastan cada año miles de millones para cambiar las decisiones que toman los médicos a la hora de recetar un tratamiento. Las empresas gastan el doble en marketing y publicidad que en investigación y desarrollo.

 

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