La actual crisis económica y financiera ha traído de la mano una esperanza: la expectativa de un cambio irrevocable ante las taras ya demasiado evidentes de un sistema que descansa sobre las desigualdades entre países del Norte y del Sur, el poder de empresas multinacionales y el crecimiento basado en el consumo desmedido.

Pero las tímidas noticias de recuperación, la influencia política de las entidades bancarias para mantener el estatus quo y sobre todo la canalización de dinero público, nos hace preguntarnos por qué tenemos qué pagar para que los viejos patrones nos mantengan en la frágil e injusta situación pre-crisis.

¿Quién paga los costes de la “recuperación”?

En poco más de un año estamos asistiendo a diferentes operaciones de “recapitalización”. Es decir, los Gobiernos y Bancos Nacionales inyectan dinero público en las instituciones financieras privadas ante la amenaza de que éstas se declaren en suspensión de pagos. Nunca hemos visto cifras tan astronómicas: 700.000 millones de dólares del gobierno estadounidense [1] , 90.000 millones de euros, recientemente aprobados por el
Congreso de los Diputados de España. Rescates económicos impregnados de buenas intenciones apelando al bien común, pero motivados para proteger a las entidades financieras, a costa del dinero público: nuestro dinero.

Si no conociésemos los antecedentes de la actual crisis y la codicia desmesurada de algunos banqueros, podríamos quedarnos callados y conformarnos con este remedio. Pero un detalle marca la diferencia entre esta crisis y sus predecesoras: ahora estamos más informados y también más indignados. Internet ha posibilitado que muchas voces disonantes nos ofrezcan su punto de vista crítico alejado de las esferas de poder.

La crisis ha puesto en manifiesto las dimensiones de los negocios corporativos, los excesos de los banqueros, la negligencia de los gobiernos y, en definitiva, la necesidad de una reforma profunda de la economía. Sabemos que los paraísos fiscales cuentan con las miradas hacia otro lado de gobiernos e instituciones financieras de carácter internacional. Preocupante, teniendo en cuenta que estos territorios pueden servir para el tránsito de dinero procedente del tráfico de armas y drogas, además de ser el refugio de más de 250 billones de dólares. Mientras tanto, hemos conocido las cifras millonarias que han indemnizado a los ejecutivos de los gigantes financieros de Estados Unidos y Europa.

Recuperarse sin cambios, ¿a quién beneficia?

En palabras de Simon Jonson, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional

“Durante toda la crisis el gobierno estadounidense ha tenido mucho cuidado de no dañar los intereses de las instituciones financieras y no poner en tela de juicio las características generales del sistema que ha provocado ésta situación. En todo momento se han salvaguardado los intereses de las elites que han jugado un papel fundamental, arriesgando siempre un poco más, con el apoyo implícito del gobierno, hasta llegar al inevitable colapso actual”[2].

Hoy esas elites usan su influencia para impedir cualquier reforma estructural. Y una vez más los gobiernos parecen maniatados, cuando no complacidos, por los intereses de las grandes empresas y no por los de los ciudadanos que les han votado.

Las otras crisis que sólo se ven por televisión

No podemos olvidar cuales son las otras caras de la crisis económica y financiera, fruto de esa misma irresponsabilidad que alimenta los intereses a corto plazo de unos pocos. Hablamos aquí de crisis energética y medioambiental, o en otras palabras, agotamiento de recursos naturales, el cambio climático, el aumento del número de personas que viven en extrema pobreza…y vemos cómo sus consecuencias devastadoras sacuden a los países más empobrecidos: las verdaderas víctimas de la crisis actual.

El pasado 16 de octubre, con ocasión del Día Mundial de la Alimentación, el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon habló también de crisis. De crisis alimentaria, de nuestra incapacidad para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Y destacó un hecho alarmante: “Por primera vez en la historia, más de 1.000 millones de personas padecen hambre”.

Los cambios no pueden esperar: ¡exijamos y actuemos!

Como hemos visto la crisis no es fortuita y tampoco lo son las consecuencias que este sistema productivo tiene sobre el medio ambiente y sobre los derechos fundamentales de millones de personas. Es además un sistema que no se sustentaría sin nuestra pasividad o consentimiento. No debemos resignarnos y cruzar los dedos para que todo pase. Tampoco depositar por completo en otros la responsabilidad de un cambio estructural que comprometa a todo el mundo, entre los que debemos incluirnos.

La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la presidencia de la Unión Europea supone una ocasión que no podemos dejar pasar. SETEM y su campaña
“Error104, error en el sistema” nos muestra con un video tan sugerente como claro, cuáles son las consecuencias de las inversiones que hacen los bancos tradicionales con nuestro dinero y cómo las Finanzas Éticas pueden ayudar a revitalizar el mundo.

Pero además desde la Web Error104 se nos ofrece la oportunidad de hacer llegar al presidente una carta en la que se le pide “que los privilegiados no pasen factura a la ciudadanía y al planeta”.Y la petición pasa por cinco ejes claves para el cambio:

  • Exigir total transparencia a las instituciones financieras, productos financieros y multinacionales y hacer publica su gestión.
  • Erradicar los paraísos fiscales, sobre todo, los que comparten frontera con España como Andorra y Gibraltar.
  • Exigir mayor regulación y poner en marcha mecanismos globales de controla los bancos e instituciones financieras.
  • Asegurar la participación de los países empobrecidos en el debate, poniendo a las Naciones Unidas en el seno de la reforma.
  • Invertir en la economía solidaria y apostar por la Banca Ética, creando empresas y empleos sostenibles.

Necesitamos tu firma ya para que estas demandas se escuchen bien alto.

http://www.setem.org/


[1] Trouble Asset Relief Program

[2] Revista “Internazionale” del 9 al 15 de octubre 2009