Elefantes, leones, osos, tigres, monos y otros animales salvajes que durante décadas han formado parte de los espectáculos circenses tendrán que abandonar las carpas en Colombia después de que el Congreso aprobara un proyecto de ley que prohíbe que sean utilizados en esta actividad.

La iniciativa afecta a los animales “nativos o exóticos”, que representan un porcentaje menor de las funciones presentadas en los circos, pero los empresarios del sector ya han manifestado su disconformidad con esta norma que consideran “injusta”.

“En Colombia hay unos 25 circos y existen porque a la gente le gusta el circo tradicional, el de los payasos, el de los animales, el de los algodones (dulces), el de las fotos”, manifestó a Efe Raúl Gasca, miembro de una dinastía circense nacida en México hace más de 70 años.

El empresario, que se ha paseado por el mundo con el Circo de los Hermanos Gasca, y a quien llaman “el hombre que habla con los animales” por su trabajo como domador de tigres, califica la ley aprobada como “injusta” y “desigual”, porque en su opinión afecta solo al circo.

Otra cosa piensa el presidente de la Cámara de Representantes, Augusto Posada, quien dijo a Efe que el proyecto aprobado la semana pasada, que en breve pasará a sanción presidencial, es “de vital importancia” para defender los derechos de los animales.

Posada, autor del proyecto, señala que la iniciativa le da a los empresarios un plazo de dos años, hasta 2015, para que se adecúen a la legislación.

De los 25 grandes circos que hay en Colombia, 18 tienen animales en su programa, mientras que en los otros siete los dueños han cambiado esos espectáculos por otros que no involucran fauna, según fuentes del sector.

Lo que no prohíbe la ley es que en los circos haya espectáculos con perros, gatos, caballos y otros animales domésticos.

Sobre las críticas a la ley, que se centra en los circos y excluye otros espectáculos con animales, como las corridas de toros, las “corralejas” (encierros de toros muy populares en la costa atlántica), o las peleas de gallos, Posada se defiende diciendo que la Corte Constitucional considera que “están fundamentados en la cultura de los pueblos”.

La iniciativa aprobada ha sido aplaudida por los integrantes de la ONG Animal Defenders International, que por medio de su representante para Latinoamérica, Eduardo Peña Garzón, señaló que pone a Colombia a la vanguardia.

Según Peña, en otros países suramericanos como Bolivia, Perú y Paraguay ya se tomaron decisiones similares y se avanza en el mismo sentido en Ecuador, Chile, Argentina, Brasil y posiblemente en Venezuela.

Al representante de esta ONG, como a todos los defensores de los derechos de los animales, le indigna “el maltrato comprobado” y refuta la tesis de que con la norma aprobada en el Congreso se reducirá el número de empleos que ofrecen los circos.

Al contrario, dice, lo que se logrará es un aumento en esas plazas pues actualmente los circos denominados “grandes”, tienen un promedio de 20 personas.

“Los circos que no usan animales, está comprobado, tienden a contratar más personas”, manifestó.

Raúl Gasca insiste en que el circo tradicional, con animales, es aquel al que “el pueblo puede ingresar” porque a otros como el Circo del Sol, “son pocos los que se pueden dar el lujo de pagar 200 dólares” por entrada.

Gasca evalúa si se va de Colombia porque no le ve sentido a un circo sin animales.

“Quedan dos años y veremos qué pasa”, señala con voz triste el empresario que prefiere concentrar sus esfuerzos en preparar los últimos espectáculos circenses con animales.

Con la nueva ley, los animales “exóticos” serán cosa del pasado en los circos de Colombia, aunque seguirán en el recuerdo de muchos.

Uno de ellos seguramente será el exalcalde de Bogotá y excandidato presidencial Antanas Mockus, quien en los años 90 se casó en un circo, montado sobre un elefante y en compañía de seis tigres de bengala, ceremonia legalizada por un notario que se atrevió a entrar en la jaula de las fieras.

 

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