El elevado precio de los servicios fúnebres es uno de los motivos de intranquilidad cuando alguien perece. Las familias más pobres son quienes rezan para que ese día no llegue.

El costo de la vida se ha hecho cuesta arriba para la mayoría de los venezolanos. Una realidad determinada por la ausencia de productos básicos, hiperinflación y un pírrico salario básico (el más bajo de Latinoamérica).

Estos factores colocan en estado de carencia a la mayoría de los habitantes, débiles en su poder adquisitivo. A su vez, la escasez de medicamentos en las droguerías alarma a aquellas personas que requieren antibióticos, antirretrovirales, antihipertensivo o analgésicos. Una panorama complicado para vivir, pero también cuando la muerte visita. Los precios por servicios funerarios parecen alcanzar las nubes.

Ligia Ferrer administradora encargada de la funeraria Virgen del Valle del Municipio Anaco, -en el oriente venezolano-, comentó que actualmente están  incrementando el precio de los servicios cada mes ya que las empresas productoras de ataúdes sufren la falta de materiales, y por ende tienen que obtenerlos a precio de mercado negro, que en su opinión es exagerado.

El servicio básico para el mes de Febrero era de Bs 30 millones, con la nueva actualización pasó a ser de Bs 45 millones, en el mes de Marzo del año en curso. Una suma que a duras penas puede pagar una familia cuyos ingresos dependan del salario mínimo que consta  de Bs. 392.646 al mes.

Aunque la demanda de estos servicios se mantiene, en lo que va de año la disposición de ataúdes por parte de las funerarias ha mermado en comparación con años anteriores.  Hasta hace un año el proveedor  enviaba un camión con 40 féretros, ahora  10 y sin fecha fija. En caso de no poder adquirirlos con dicha compañía, acuden a fábricas locales, y así reducen costes de transporte.

Hoy día estas funerarias ofrecen exclusivamente el servicio básico, ya que se está fabricando solo un tipo de urna. No hay primera, segunda o tercera clase, es la misma para todos.

El servicio incluye el ataúd de latouche, velación en la capilla, refrigerio, logística (ya sea en el domicilio del difunto, o en las instalaciones de la funeraria),  y traslado al cementerio.  El pago al sepulturero y albañiles más la opción de cremación tiene otro monto, este último se logra a través de una tercerización.

En el caso de que una familia no pueda pagar, estas acuden a la alcaldía de su jurisdicción quien a través de una ayuda social les dona el ataúd. También se da el caso de que reúnen entre varios allegados, para poder dar un digno adiós al difunto. Lo que supone un duro momento y un gran esfuerzo en horas de emergencia.

‘’Ya no estamos trabajando con créditos  ya que una urna tiene un costo hoy y dentro de varias semanas tiene otro’’, agregó Ferrer.

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (ENCOVI) la pobreza en Venezuela alcanzó el 87 % en 2017. Un deterioro social significativo que se manifiesta hasta el momento final de la vida del ciudadano común.