Era su voz la que explicaba los privaciones comerciales, económicas y financieras derivadas de éste. El exaltado funcionario exponía lo que muchos conocemos al dedillo: las múltiples afectaciones que acarrean estas limitaciones –desde 1962– a la industria, al desarrollo tecnológico y a la propia salud pública. Pero nada decía el entonces ministro de Relaciones Exteriores sobre el cerco interno que padecemos, sobre ese otro muro de censura y castigo que poco tiempo después se abatiría también sobre él.

El simple hecho de elegir la palabra “embargo” o preferir la más tremebunda de “bloqueo” ya marca una posición cuasi ideológica. Tan manipulado ha sido el asunto en la prensa nacional que el gobierno no reconoce siquiera que entre quienes disienten del sistema muchos se oponen además a las restricciones comerciales de Estados Unidos hacia la Isla. En Granma se da por sentado que aquellos que exigimos una apertura política aplaudimos ipso facto la existencia del embargo. De ahí tantas caras de extrañeza cuando se escuchan nuestros propios argumentos para que éste sea levantado cuanto antes; esas razones que Felipe Pérez Roque nunca dijo en la ONU y que sólo conoció cuando pasó a ser un canciller defenestrado.

La prolongación por cinco décadas del “bloqueo” ha permitido que cada descalabro que hemos padecido sea explicado a partir de él, justificado con sus efectos. No obstante, su existencia no impide que en las lujosas mansiones de la nomenclatura abunde el whisky, los congeladores estén abarrotados y los autos modernos descansen en los garajes. Para colmo, el cerco económico ha contribuido a alimentar la idea de plaza sitiada, donde discrepar viene a equipararse a un acto de traición. El bloqueo exterior ha robustecido así el bloqueo interior.

Desearía que la votación de  Naciones Unidas sirviera para que tal absurdo termine, y para que el fin del embargo fuese un golpe definitivo al autoritarismo bajo el que vivimos. La delegación oficial, por su parte, lo interpretará de otra manera: aplaudirá satisfecha, declarará que esta constituye “otra victoria de la Revolución”. En La Habana mientras tanto –lejos de las miradas- ciertos jerarcas celebrarán con Johnny Walker y engullirán algún delicado aperitivo “Made in USA”.

 

generacionY.com

 

(Nota: si bien la isla del Caribe consiguió el pasado 25 de Octubre otro contundente respaldo en la ONU al lograr una masiva votación contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos desde 1962, el bloqueo persistirá. En contra de la medida y a favor del proyecto de Cuba se manifestaron 186 votos, 2 fueron en contra y 3 se abstuvieron.

Los dos votos contrarios, Estados Unidos e Israel, y las tres abstenciones, Islas Marshall, Micronesia y Palau, son las mismas del año pasado. Aunque la ONU tiene ahora un país más (193 en vez de 192), en la sesión de hoy no participaron ni Suecia ni Libia.

La medida votada, que significa dos décadas consecutivas de condenas, llama a los miembros del organismo internacional a cumplir con sus obligaciones bajo la Carta de la ONU y la ley internacional, que reafirman la libertad de comercio y navegación.

El texto votado, titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, reclama el respeto estricto de los principios de la Carta de la ONU, entre ellos la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales.

La primera votación de condena al bloqueo tuvo lugar el 24 noviembre de 1992 cuando la 47 sesión ordinaria de la Asamblea General aprobó por 59 votos a favor, tres en contra y 71 abstenciones el primer pronunciamiento en ese sentido.)