En Bolivia no solamente la empresa privada explota a sus funcionarios y funcionarias, el gobierno lo hace mucho más y si alguien intenta reclamar sus derechos laborales, es expulsado de su fuente de trabajo, porque primero debe cumplir con el partido, en aportes “voluntarios” y en trabajo extra sin mayor pago que la amenaza de perder el cargo.

No hay sindicato que funcione, la Central Obrera Boliviana se está convirtiendo en apenas un símbolo sin fuerza y se está recomponiendo con gremios de economía informal, lo cual no es malo, pero es un significativo reflejo de cómo es la economía dominante ahora, inestable, cambiante, dinámica, independiente del gobierno, clandestina, improvisadora, desafiante, insolente, soberbia, capaz de legalizar lo ilegal. No se puede negar que en la economía informal se trabaja muchísimo, más allá de las fuerzas, pero también hay que destacar que las mujeres, niñas y niños desde corta edad mueven la economía nacional sin justicia social. Así que antes de celebrar, debemos preguntarnos sobre las condiciones de incertidumbre en las que trabajamos, nadie sabe si mañana tendrá un trabajo por más que haya firmado un contrato, hasta las mujeres embarazadas temen dar la noticia en su institución.

Luego también preguntémonos si debemos seguir pensando que los medios de vida más básicos como el alimento, la casa y la ropa, deben seguir dependiendo de un ingreso económico, o podemos reformular esos esquemas rígidos y proyectar una vida con comodidades y bien estar, pero relacionándonos directametne con la tierra para obtener de ella la vida y reformular también los sistemas de intercambio que tenemos ahora que nos hacen extremadamente dependientes. Pensemos en esto, nos hará mucho bien y ojalá pronto, nos haga libres.