Mi lista para 2016 es corta, pero densa y ambiciosa, tanto que ni siquiera el trineo de Santa Claus y los camellos de los Reyes Magos podrían acarrear el peso de mis deseos.

En primer lugar, me gustaría que nos replanteáramos nuestra idea de la naturaleza humana. No está mal como primer deseo,  ¿no?. Me explico.

Me gustaría que abandonáramos el cinismo y el individualismo que caracteriza a la sociedad actual como consecuencia del triunfo de la idea neoliberal de ser humano.

Y es que toda la estructura social bajo la que vivimos se sustenta sobre el hecho de que el ser humano es egoísta, y que es necesario explotar dicha condición para obtener los frutos productivos de dicho egoísmo, que, al final, nos beneficiarán en el sentido más económico de beneficio.

No niego que el egoísmo pueda ser uno de los atributos intrínsecos a la propia naturaleza del ser humano, pero, ¿es que acaso no tenemos otros sentimientos que explotar?. ¿No existen dentro de esa naturaleza dual del ser humano virtudes como la empatía y la cooperación?.

Desde mi punto de vista, necesitamos avanzar hacia un cambio de paradigma, una forma más social de cómo vemos al otro, si le queremos ver como un competidor, o bien como un apoyo y soporte para construir. Necesitamos que el sistema bajo el que vivimos traslade su base desde el individualismo y la competitividad salvaje hacia otras esferas de la naturaleza humana. Necesitamos explotar aquello que también está en nosotros, y convertirlo en la nueva base sobre la que crear.

En definitiva, deseo que tengamos más fe en el de al lado, que está tan perdido como lo estamos cada uno de nosotros.

En segundo lugar, me gustaría que, como suele decir el ex presidente uruguayo José Mújica, comenzáramos a “pensar como especie”.

A darnos cuenta de que  los refugiados que llegan a nuestras fronteras escapando del horror de la guerra son nuestra responsabilidad.

Desearía que hiciéramos más por entender los lazos, las relaciones y las similitudes que nos unen como raza, en lugar de buscar continuamente aquello que nos separa y que nos permite justificar nuestra indiferencia.

Anhelo que empecemos a darnos cuenta de que la sangre vertida en Oriente Medio, en Nigeria o en París no debería servirnos como justificación para levantar muros y fomentar miedos, sino como señal de nuestro fracaso como especie y de la valentía necesaria para construir entre todos soluciones que no se escriban con esa misma sangre.

Quiero que rechacemos simplismos y determinismos derrotistas e interesados que tienden a identificar a toda una raza o una religión como el problema de sus propios males, razonamientos interesados y falsos que buscan confundir la opinión pública, fomentar el odio y justificar barbaridades cometidas en pos del crecimiento económico que explican conflictos mayores.

Deseo que busquemos alternativas al sectarismo informativo y los nacionalismos rancios, que busquemos entender el contexto completo para explicar las enormes desigualdades de nuestro mundo y nuestros fracasos COMO ESPECIE.

Por último, desearía con todas mis fuerzas que jalonemos el camino de “utopías”.

Porque todo lo que no vaya en persecución del beneficio económico es hoy calificado de utopía, todo lo que hable de redistribución y de cooperación es calificado de inviable, todo lo que tenga que ver con la justicia social y la empatía es calificado de ingenuidad y ensoñación, todo lo que hable de respeto al otro y al medio que nos rodea es descartado con una media sonrisa condescendiente.

Quiero que nos alimentemos y nos guiemos por las utopías, quiero que reconstruyamos de nuevo nuestro sentido común basándolo menos en objetivos materiales e individualistas, y más en el apoyo mutuo, la tolerancia y el respeto para construir un futuro mejor apoyado en el entendimiento de nuestro pasado y en el aprendizaje a través de él.

Quiero todo esto, y se que no me lo va a traer Santa Claus, así que procuraré, a través de mi trabajo individual, tratar de avanzar en busca de estos objetivos, en busca de estas “utopías”.

Y para ello, seguiré teniendo fe en el de al lado, y construiré con él y ella, con vosotros.

FELIZ 2016.