“Cuando el jet stream se debilita -lo que ha sucedido en las dos últimas décadas-, los fenómenos meteorológicos tienden a durar más”, señala Jennifer Francis, autora principal de esta investigación. “Esto parece sugerir que las características del tiempo cambian”, precisó la científica, para quien esta situación “se producirá cada vez con más frecuencia”.

Es por esta razón que Estados Unidos vive este año un invierno particularmente frío y con sucesivas tormentas de nieve desde el centro hasta el sur, algo poco habitual. Por el contrario, zonas nórdicas como Alaska disfrutan de una estación invernal inusualmente clemente.

Este fenómeno puede derivar del calentamiento que ha sufrido en las últimas décadas el Ártico, donde las temperaturas han aumentado entre dos y tres veces más rápido que en el resto de la Tierra, reveló James Overland, científico de la Agencia Estadounidense Oceánica y Atmósfera (NOAA, en inglés), que participó en la presentación del estudio.

El cambio de la corriente en chorro se produce en parte por la diferencia entre la temperatura del Ártico y las latitudes medias, explicó. Si esta diferencia es importante, la velocidad de la corriente se acelera; si sucede lo contrario, se debilita.

Teniendo en cuenta los fenómenos meteorológicos extremos registrados en los últimos años en Estados Unidos -récord de temperaturas altas o sequía- y en otras partes del mundo -como la canícula que azota actualmente Australia, o las inundaciones en Europa-, los científicos tratan ahora de descubrir si se trata de una simple variación natural del clima o de un recalentamiento del planeta relacionado con las actividades de los humanos.

Francis considera que esta conclusión es prematura ya que “los datos sobre este fenómeno y sus efectos abarcan un periodo muy corto que hace que sea difícil hacer una interpretación clara”.

“Cuando tengamos más índices creo que podremos empezar a distinguir la influencia del cambio climático”, afirmó.

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