El primero en hacerlo, en la época moderna, fue Thomas Robert Malthus quien en su famoso libro titulado “Ensayo sobre el principio de la población” (1798) señalaba que el crecimiento de la población era el causante de la miseria y pobreza de la gente pues la población, según Malthus, crecía de forma geométrica y los recursos productivos de forma aritmética, en el mejor de los casos.

A esta teoría de Robert Malthus se le fueron uniendo demógrafos y geógrafos, pero inmediatamente surgió otra teoría opuesta a ésta hasta formarse dos escuelas irreconciliables hasta hoy en día. Los que piensan de modo similar al erudito británico (denominados neo-malthusianos) y los que, por el contrario, opinan que hay recursos económicos para todo el mundo; el problema no está en el crecimiento de la población sino en el mal reparto de los bienes de nuestro planeta (planteamiento próximo a la iglesia católica).

Estas discusiones sobre el estancamiento o crecimiento de la población en un determinado país o a nivel mundial sigue vivo en nuestros días y máxime en el caso de España. ¿Es negativo para nuestro país el constante descenso de la natalidad? ¿No lo es?. Si sigue aumentando la población mundial habrá sitio y alimentos para todos?.

Intentaré, en este artículo, dar mi modesta opinión sobre este tema que lleva en el candelero de nuestro país bastantes meses e incluso años.

En primer lugar, partimos de tres factores importantes para evaluar la población en los que no podemos entrar. El primero sería de índole familiar. Es la familia la que decide tener más o menos hijos y a qué edad. En segundo lugar, el saldo migratorio es cambiante, casi a diario, y distinto dependiendo de regiones o países del mundo. Y en tercer lugar, la mortalidad puede variar sustancialmente debido a las guerras o desastres naturales que periódicamente se suceden en el mundo.

Partiendo de estos tres escollos importantes que hemos de tener en cuenta, ¿cuál sería el crecimiento poblacional ideal de un país?. La respuesta teórica no es muy complicada. El crecimiento de la población de un país debería de tener un equilibrio constante en su natalidad entre el 25-30% y su mortalidad, entre el 7-8%, de tal forma que así se podría asegurar el reemplazo generacional (en torno a 2,1 hijos por mujer). Es decir, cada familia tendría que tener entre dos y tres hijos.

Evidentemente, una cosa es la teoría y otra la realidad. En España apenas se supera un hijo por mujer (1,3 como media) y en Asturias la fecundidad es la más baja del país (1,01 hijos por mujer).

Existe un grupo de países desarrollados (los de la UE y alguno más) en donde la natalidad es muy baja (por debajo del 12%0) y la mortalidad muy elevada (entre el 9 y el 15%0), lo que da lugar a una elevada esperanza de vida superior a los 80 años. Dentro de este grupo de países España se lleva la palma. Estos datos demográficos constatan un fuerte incremento del grupo de ancianos, lo que conlleva fuertes y constantes gastos para pagar las pensiones de los jubilados, asistencia médica, hospitalaria, etc.; y un escaso número de jóvenes en edad de trabajar. No obstante, algunos sociólogos no ven con malos ojos esta tendencia a la baja en nuestro país y en otros del ámbito de la UE pues piensan que el descenso del número de jóvenes en edad de trabajar se puede paliar con la acogida de migrantes africanos o con una mayor automatización de los procesos productivos y, además, muchas personas ancianas, según estos sociólogos, podrían desempeñar algún tipo de trabajo productivo para la sociedad (especialmente en el ámbito de la cultura e investigación).

En el polo opuesto, nos encontramos con un numeroso grupo de países subdesarrollados (casi todos los países africanos y asiáticos) en los que sus tasas de natalidad son muy elevadas ya que superan el 25-30%0, en bastantes de ellos y su mortalidad es muy baja (menos del 7%0) lo que provoca la denominada “explosión demográfica” con países capaces de duplicar su población cada 20 ó 25 años como es el caso de Níger (4% de crecimiento anual) o Nigeria (3%).

En Estos países, a pesar de su alta tasa de mortalidad infantil que puede llegar a superar el 100%0, el grupo de niños y jóvenes es el predominante y muchos de ellos se ven obligados a emigrar hacia países más ricos (de Europa o Norteamérica) si no quieren morirse de hambre en sus países de origen. Este exceso de jóvenes tercermundistas provoca el grave problema que estamos viviendo en nuestros días. Decenas de miles de niños y jóvenes africanos quieren asentarse en suelo europeo a toda costa incluso arriesgando sus propias vidas.

¿Existe algún país en el mundo que cumpla con las tasas demográficas adecuadas para este crecimiento ideal de la población? La verdad es que ninguno aunque algunos países más o menos se aproximan a ellas como es el caso de Canadá (en 1990 y 2021 previsiblemente), Sudáfrica o algunos países latino- americanos (Venezuela, R. Dominicana, México o Perú). En 2016, el índice de fecundidad de México fue de 2,18 hijos por mujer, casi el mismo del reemplazo generacional.

Para saber la evolución de la población de un determinado país, los demógrafos y geógrafos utilizan las denominadas pirámides de edades y así, podemos apreciar a simple vista la evolución de la natalidad, la mortalidad y esperanza de vida de ese determinado país.

Veamos en estas tres pirámides lo comentado anteriormente. La primera pirámide de población representa globalmente a los 28 países de la UE. Se puede apreciar su base muy recortada lo que indica un escaso número de niños y jóvenes mientras que en la cúspide los tramos de edad son alargados lo que indica un grupo muy numeroso de ancianos.

PIRÁMIDE DE POBLACIÓN DE LA UE, 2016-2080. (Fuente: Eurostat)

 

Esta segunda pirámide de población de México sería la ideal ya que sus distintos tramos de edades están equilibrados como se puede observar.

PIRÁMIDE DE POBLACIÓN DE MÉXICO, 2016. Fuente: Consejo Estatal de Población (México)

 

Por último, esta tercera pirámide de población es la de Níger en la que se aprecia, con claridad, su amplia base lo que constata su alta tasa de natalidad y su reducido número de ancianos ya que la cúspide está muy afilada. La esperanza de vida, es pues, muy baja típica de los países pobres.

PIRÁMIDE DE POBLACIÓN DE NÍGER, 2013. Fuente: ONU