El Sernanp (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado de Perú) añadió que el gato andino, llamado también gato lince, es uno de los felinos con el menor número de registros a nivel mundial, ya que son pocos los reportes de avistamiento de la especie, que puede hallarse en pequeñas franjas de las regiones montañosas de los Andes, en el Sur de Perú, S.O de Bolivia, Norte de Chile y Argentina y al Sur de Paraguay, estando al borde de la extinción ya que solo se encuentran unos 2500 ejemplares en estado salvaje. Su hábitat llega a alcanzar entre los 3.000 a los 4.800 m. sobre el nivel del mar, en lugares muy recónditos y montañosos, donde las temperaturas medias son muy bajas (entre 0ºC y 4ºC), hay frecuentes heladas, y las precipitaciones son escasas. Ocupa por tanto un hábitat muy frágil.

Alrededor de dos veces el tamaño del gato doméstico es uno de los más atractivos de todos los gatos silvestres y el único gato silvestre pequeño con rayas.

CARACTERÍSTICAS TAXONÓMICAS

El gato andino (Leopardus jacobitus) tiene una piel extremadamente densa, suave y de color gris plateado y muy fina –de hasta cinco centímetros de largo en su espalda-.  Su vientre es de color pálido con manchas oscuras. Tiene franjas de color gris oscuro prominentes a través de su pecho y sus patas delanteras. Las orejas son grandes y redondeadas. La parte trasera de ellas son de color gris oscuro. Su nariz es de color negro y las orejas son grandes y ligeramente redondas y cuenta con un agudo sentido de la audición, lo que puede ayudar en la caza, debido a sus tímpanos bien desarrollados. En la cara posee unas líneas negras semicirculares que bajan desde los ojos hacia las mejillas, así como también coloración blanquecina alrededor de la boca. Las piernas del gato andino son robustas con patas anchas marcada con rayas y manchas negruzcas. La planta de sus patas es de color café gris.

Su característica más sobresaliente es una larga cola esplendorosa de más o menos dos tercios del largo de su cuerpo y por el hecho de que la parte inferior de su cola tiene pelos tan largos y densos como la parte superior, lo que hace que sea perfectamente redonda. Diseñado con seis a nueve anillos anchos oscuros. y el término de su cola es de color negro. La cola la utiliza para su abrigo enroscándola alrededor de su cuerpo cuando duerme y cubriendo su nariz con ella. Además, su larga cola quizás es una adaptación para mantener el equilibrio cuando corre tras los roedores que son presa suya.

Este gato salvaje puede llegar a alcanzar los 60-80 cm, más la cola de unos 35 cm; la altura a los hombros 35 cm; pesa entre 4 y 7 kg, llegando a vivir unos 16 años en cautividad.

HÁBITAT Y ALIMENTACIÓN

La mayoría de las veces, el gato andino, está presente en zonas de vegetación no muy alta o espesa, así como en las estepas y áreas rocosas. Se le puede observar desde los 3.000 a 5.000 m. de altitud, por encima de la línea de árboles aunque hay avistamientos por debajo de los 2.000 m. en la provincia de Mendoza (Argentina). En esa provincia argentina se ha señalado la presencia de la especie en la Reserva Privada Villavicencio y se considera de valor la propuesta de anexar como nueva reserva el ambiente de Paramillos de Uspallata por ser zona donde se puede ver algún gato andino entre los 2.500 y 3.000 m.

Aunque vive solo en la alta montaña, en lugares muy remotos y que en cierta forma han estado durante mucho tiempo alejados de perturbaciones humanas, en los valles habitados por humanos actúan como barreras, fragmentando la población y dando lugar a la caza furtiva con efectos devastadores.

En Argentina, Bolivia, Chile y Perú se ha encontrado que las poblaciones de origen Aymara y en algunos casos Quechua tienen creencias similares con respecto al gato andino. Una tradición común es el uso de la piel o el animal taxidermizado durante las ceremonias de marcado del ganado doméstico, principalmente llamas o alpacas. Es importante indicar que el gato andino es parte de estas tradiciones y creencias y, en general, son usados de manera indistinta. Existen variaciones locales tanto dentro de cada país como entre los países y en algunos casos tienen ya la influencia de la cultura occidental, con la consecuente pérdida parcial o total de los valores que tenían las culturas andinas y la tergiversación de las costumbres ancestrales respecto al gato andino

Muestra un comportamiento tranquilo y, al parecer, no se siente perturbado por la presencia humana ya que tolera la cercanía de observadores sin mostrar mayor temor. Sin embargo, reacciona agresivamente frente al zorro y chilla, erizando los pelos del lomo, probablemente porque es un competidor trófico.

El gato andino se alimenta de roedores de pequeño y mediano tamaño como la vizcacha (Lagostomus maximus) -que constituye el 94% de su dieta alimenticia- y la chinchilla (Chinchilla chinchilla), entre otros roedores, además de aves acuáticas y terrestres, huevos y reptiles.

Según comenta María Alejandra Saavedra: “ estos animales carnívoros ocupan grandes extensiones de terreno buscando alimento y tampoco suelen quedarse ni reproducirse en un sólo lugar”.

Apenas hay datos en cuanto a su comportamiento sobre territorialidad, sin embargo, como ocurre con la mayoría de los felinos, es posible que los territorios masculinos sean más grandes que los de las hembras y se podía dar un cierto grado de solapamiento del territorio entre los sexos. Debido a que las condiciones del hábitat del gato andino son difíciles y actualmente fragmentadas, es probable que los rangos de territorio sean muy grandes; de hecho, los resultados de los seguimientos por radio efectuados a un ejemplar femenino en 2004, dieron un rango de territorio de unos 65 km cuadrados.

SU REPRODUCCIÓN

No disponemos de excesivas referencias sobre la reproducción del gato andino ya que no se reproduce en cautividad aunque es posible, según las referencias de la población indígena de Bolivia, que las hembras, luego del período de gestación, den a luz a sus crías en grietas o huecos entre las rocas o aprovechando galerías construidas por mamíferos cavadores entre los meses de julio y agosto e incluso este periodo se extienda hasta noviembre puesto que se ven avistamientos de crías pequeñas entre los meses de octubre y abril. Se sabe también que son las hembras las que están al cuidado de sus cachorros (2 ó 3 por parto) hasta que se valen por sí mismos.

Gato andino con su cría

Gato andino con su cría

AL BORDE DE LA EXTINCIÓN

 Las comunidades del norte de Chile solían cazar al gato andino debido a una superstición y disecarlo ya que, según decía la tradición, atraía buena suerte a la siembra y cosecha. La cacería indiscriminada de la chinchilla fue otra causa de la disminución de su población ya que este roedor era uno de los preferidos para su dieta. En tanto, la pérdida y degradación de su hábitat, por la desecación de bofedales (humedales de altura) por parte de explotaciones mineras, también se incluye entre sus amenazas más fuertes.

En un clásico ejemplo de interrelación de factores ecológicos, las actividades mineras en la región habitada por los gatos andinos están disminuyendo los glaciares. Éstos son la fuente de la vegetación de la que se alimentan las  vizcachas de la sierra, el principal alimento de los gatos andinos. Si se adicionan otros factores, como los animales exóticos introducidos en la región, el riesgo de extinción —en vez de disminuir, como sería deseable— se hace cada vez mayor.

En la década del 2000 la Alianza Gato Andino — una organización de unas 50 personas que trabajan en Argentina, Bolivia, Chile y Perú-, hizo un acuerdo con la Small Wild Cat Conservation Foundation (SWCCF) para crear un centro de preservación del gato andino en el Salar de Surire (Chile). La tarea incluye la educación y concientización de la población local, que caza estos animales para apoderarse de sus supuestos poderes sobrenaturales, incluyendo a los más chicos. En la región andina argentina los criaderos de cabras erróneamente consideran a los gatos como un peligro para sus animales, problema que está siendo atacado por investigadores del  CONICET.

agaSegún Nicolás Lagos, uno de los miembros más sobresaliente de la Alianza Gato Andino: “hoy existe una fuerte presión en diversos sectores de los Andes a causa de actividades mineras que podrían estar modificando y afectando de manera negativa el hábitat donde vive el gato andino”. A continuación Lagos señala que: “La especie se encuentra a densidades muy bajas y con una distribución a modo de parches, debido a que se especializa en ambientes de roquedales, lo que hace que sea un animal muy escaso y a la vez muy sensible a la modificación y pérdida de su hábitat”.

Para evitar la extinción de este felino andino la Alianza Gato Andino trabaja en tres líneas de acción: Educación y mentalización (como señalé anteriormente), Investigación y Conservación. La idea es generar conocimiento acerca de la biología y ecología de la especie y a la vez trabajar en conjunto con comunidades locales, realizando campañas de concientización y educación en escuelas rurales; apoyar a las agencias gubernamentales que están a cargo de hacer conservación en el área. Así es posible trabajar con las distintas aristas que influyen en la conservación de la especie; no sólo es necesario proteger y conservar áreas naturales, sino ayudar a crear conciencia en la gente, que vive al lado del gato andino.

Actualmente se ha optado por una serie de medidas de conservación del gato andino y su hábitat para procurar mejorar la situación de esta especie. Las leyes territoriales han situado al gato andino como un animal totalmente protegido en todos sus territorios (Bolivia, Perú, Chile, Paraguay y Argentina).