Así pues, en este artículo no les voy a enumerar la infinidad de joyas urbanísticas que esta gran urbe es capaz de mostrar al viajero, eso lo dejaré para otro artículo, pues en este mi intención es transmitirles que París es tan especial que incluso los tópicos se suelen cumplir, ya que sin lugar a dudas es la ciudad de la luz, del amor y de la fantasía.

Una luz que encontrarán reflejada en muchos de sus majestuosos edificios durante las veinticuatro horas del día, puesto que a la luz en forma de sabiduría que nos transmite el Museo del Louvre o la Universidad de la Sorbona, con el ocaso solar se produce una espectacular explosión de colores representada en los millones de focos y bombillas que adornan la noche parisina.

Y precisamente es esa luz nocturna la que crea el marco incomparable para despertar el romanticismo y, con él, a ese loco de cuatro letras llamado amor. Sí, aprovechen su estancia en París dándole vía libre a sus sentidos mientras pasean cogidos de la mano por el encantador y bohemio barrio de Montmartre, por el Latino o el de Montparnasse, entre muchos otros, pues sin ir más lejos allí encontrarán los increíbles Jardines de Luxemburgo que les transmitirán, de alguna forma, todo ese romanticismo que otras gentes han derramado en sus dominios a lo largo de los siglos.

Y no, no se me olvidaba, pues también en París descubrirán toda la fantasía del mundo en sus dos grandes parques temáticos. En el más pequeño, el de Astérix, recordarán entre sonrisas las peripecias de aquel poblado galo que, gracias a la prodigiosa poción mágica, resistió los envites conquistadores del mismísimo César de la antigua Roma. Pero aun así, y si quieren que esa magia se intensifique, entonces dirijan sus pasos, acompañados de sus niños, a ese lugar en donde la fantasía se convierte en una forma de vida. Cuando lleguen a Euro Disney mézclense con ellos, con esos personajes como Donald, Mickey, Aladino o el Rey León, pues ellos no sólo despertarán los sueños de sus hijos, sino que también les harán recordar a ustedes que, si se lo propone, el ser humano es capaz de crear belleza y magia cuando escucha más a su corazón y, por lo tanto, se olvida por unos momentos de esa avaricia sin límites que significa basarlo todo en el puro dinero.

Así es, París es una de esas mágicas ciudades en donde encontrarán luz, amor y, por supuesto, muchísima fantasía con la que empezar a soñar. Por lo tanto, no se la pierdan y, evidentemente, escuchen a su corazón para disfrutar de cada uno de sus incomparables rincones.

Victor J. Maicas es escritor y autor del blog victorjmaicas.blogspot.com. Acaba de publicar su último libro“Mario y el reflejo de la luz sobre la oscuridad”