Existen estudios sobre una nueva enfermedad que acaba con ellas, pero la realidad es que todavía no hay alegaciones fidedignas sobre ello y no existen investigaciones científicas que demuestren que ésta enfermedad sea la única causa de mortandad. Tras años de quejas por parte de los apicultores, fue en 2006 cuando se iniciaron estudios de investigación para determinar las causas, pero aún están sin concluir.

Todo apunta a que existen varios factores, como por ejemplo el uso de pesticidas, la pérdida proteínica que ha sufrido el polen por el cambio climático o la acumulación de sustancias tóxicas en las mismas colmenas. Los insectos polinizadores, entre ellos las abejas, mantienen vivos los cultivos yla flora silvestre ahí reside su verdadero valor, la especialización imprescindible que realizan las abejas sostiene la biodiversidad y el equilibrio ecológico del ecosistema. En los cultivos, la polinización de las abejas, constituye entre el 30 y el 50% del aumento de la cosecha doblando por ende el valor económico de los productos derivados de la misma. Siempre relacionamos las abejas con la miel, el polen, la jalea o el propoleo, sustancia usada para curar determinadas infecciones, pero nunca nos paramos a pensar en el valor real que suponen las colmenas de abejas. 

El valor real que suponen sólo en España es de unos cuatro mil millones de euros y en Estados Unidos, estudios realizados demuestran que el valor añadido de la agricultura representa unos 15 billones de dólares, todo este valor se perdería junto con las abejas en caso de su extinción, de hecho ya se están representado económicamente las primeras pérdidas En los últimos años se ha producido una alarmante perdida de colmenas en Francia, Alemania y España, las protestas de los apicultores se sucedían una tras otra y hasta que no se ha producido en Estados Unidos la repercusión fue nula. En Estados Unidos, los agricultores y fruticultores se enfrentan ya agraves problemas de polinización. Las investigaciones realizadas hablan de Trastorno del Colapso de las Colmenas y determinan diversas causas de mortandad como problemas nutricionales y enfermedades del aparato digestivo de la abeja, pesticidas como el imidacloprid (Gaucho) o el thiacloprid (Calypso), virus, varroa y acumulación de restos de pesticidas en las colmenas y cambios en el clima. Otra de las causas más destacadas y dañinas son los pesticidas introducidos en los cultivos transgénicos.

Los investigadores van más allá y consideran que la desaparición de las abejas traería grandes hambrunas a algunas zonas del Planeta. Aunque esto es difícil de predecir en toda su dimensión, lo que sí está más que claro es que el papel que desempeñan en el desarrollo de los cultivos es determinante y su desaparición tendría repercusiones muy graves en la producción de los mismos puesto que el 80% de la polinización entomófila la realizan las abejas. La seguridad en el suministro de alimentos y la calidad de los mismos son las buenas consecuencias de la polinización de las abejas, sin ellas el desastre está servido. 

Las abejas viven en grupos organizados y liderados constituyendo colonias de miles de individuos con funciones determinadas por rangos: la reina, los zánganos y las obreras. Éstas últimas recolectan el polen y néctar de las flores y cultivos, lo depositan en la colmena mezclándolos con encimas, en el lugar apropiado, las celdillas expuestas al aire para que se evapore el agua de la mezcla y se convierta en miel.

La jalea real es secretada en pequeñas cantidades por las obreras para alimentar a las larvas durante tres días. Éstas se desarrollarán y se convertirán en obreras o zánganos y ya pasarán a comer mezcla de polen y miel. Sólo la reina consumirá jalea real durante toda su vida alargándola considerablemente sobreviviendo a las obreras y zánganos.