Las organizaciones animalistas –y cualquiera que sienta un mínimo respeto hacia los animales– están de enhorabuena. La OMC, reguladora del comercio internacional, ha desestimado la petición que hicieron Noruega y Canadá para que la UE diera marcha atrás en la prohibición de los productos de focas. El motivo de la decisión, que las normas de los 28 son necesarias para proteger la moral pública, según explica Europa Press.

Después que muchos grupos de defensa de los derechos de los animales hayan criticado la crueldad de la caza de focas –a lo que Canadá respondía que esta postura se debe a “mitos y desinformación”–, la decisión de la OMC ha sido muy celebrada por estos colectivos: “Este es un día maravilloso para las focas”, ha asegurado la canadiense Sherryl Fink, directora de programas de vida salvaje en el Fondo Internacional para el Bienestar Animal.

Al otro lado está Jenni Byrne, una asesora del primer ministro de Canadá, que en la red social Twitter ha tachado de “política” la decisión de la UE, “que no se basa en los hechos ni en la ciencia”.

Puede sentar un precedente

La Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) ha asegurado que sin la intervención de la UE, el libre comercio “significa libertad para matar de forma cruel a los animales silvestres”. Alberto Díaz, portavoz de la organización, se ha mostrado esperanzado de que los dos países involucrados acepten la decisión.

ANDA también ha asegurado que el hecho que un producto pueda ser prohibido por motivos morales en relación con la forma en que son tratados los animales sienta un “precedente muy positivo”. Así esperan que se actúe con la misma contundencia en otros casos, como los productos procedentes de animales clonados o los cosméticos experimentados en animales.

Además de la UE, Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, EEUU, Taiwán y México ya prohibieron anteriormente la importación de productos procedentes de foca, un dato que indica que un mundo mejor todavía es posible.

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