El debate abierto en esta sesión sobre las fórmulas más adecuadas para garantizar que la concesión de microcréditos sirva realmente para combatir la pobreza ha contado con la asistencia del economista bangladeshí Mohamed Yunus, artífice de la revolución de las microfinanzas y Premio Nobel de la Paz.

Como moderador de este panel, el presidente de la Fundación Microfinanzas BBVA, Manuel Méndez del Río, ha advertido de que el 90 por ciento de las entidades microfinancieras poseen unas estructuras débiles de gobierno corporativo o incluso carecen de ellas, por lo que es preciso abordar ya medidas concretas para asegurar el compromiso ético de estas entidades.

En ese sentido, Méndez ha instado a reconocer y alentar en estas instituciones la transparencia, el buen gobierno, las medidas que eviten la concentración de poder y los modelos de negocio que favorezcan un desarrollo económico y social sostenible.

La presidenta del Foro Latinoamericano y del Caribe de Finanzas Rurales (FOROLACFR), la mexicana Isabel Cruz, ha denunciado el exceso de enfoque comercial que se observa en el mundo de las microcréditos en América Latina, con “prácticas anti-éticas” tanto en sueldo como en tipos de interés y mecanismos de garantías.

“Tenemos una crisis de credibilidad”, ha lamentado Cruz, quien, tras exponer el sistema de certificación puesto en marcha por su Foro en América Latina, se ha mostrado a favor de que las entidades microfinancieras de todo el mundo asuman herramientas comunes de evaluación sobre la eficacia social de su actividad.

En este contexto, la presidenta de FOROLACFR ha propuesto que el sello de excelencia promovido en la reunión internacional de Valladolid por la Campaña de la Cumbre del Microcrédito se vincule a políticas públicas como la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.

La india Frances Sinha, directora de EDA Rural Systems y autora del informe para la creación de este sello, ha subrayado que esta iniciativa debe servir para facilitar un mayor acceso de la población excluida a estos servicios financieros, identificar prácticas eficaces, reconocer los logros y vigilar el cumplimiento de los programas.

También han manifestado su apoyo a la creación del sello como forma de garantizar la eficacia real de los microcréditos frente a la pobreza la directora ejecutiva de Fonkoze Financial Services (Haití), Anne Hastings, el estadounidense Christopher Dunford (Freedom from Hunger) y el sudafricano John de Wit, director general de The Small Enterprise Foundation (SEF).

Según argumentaba De Wit, el sello de excelencia permitirá reconocer a las instituciones que trabajan realmente para reducir la pobreza, frente a “muchas” entidades que practican microfinanzas “muy preocupantes”, como los préstamos que exigen el aval de un sueldo.

Tras asistir a la primera sesión plenaria, doña Sofía ha estado también presente en uno de los talleres de esta primera jornada de la cumbre, dedicado a “los programas que trabajan con la pobreza extrema”, en el que ha intervenido Yunus junto a la arquitecta sueca Ingrid Munro, fundadora de la organización keniana Jamii Bora.

En abril del año pasado, la reina tuvo oportunidad de comprobar sobre el terreno con Yunus y Munro cómo Jamii Bora trabaja para mejorar la vida de casi medio millón de personas en el poblado chabolista de Mathare, en las afueras de Nairobi, y para garantizar un futuro digno a miles de antiguos habitantes de este suburbio en la nueva Kaputei Town, fundada por la ONG en territorio masai.

 

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