La distribución del guanaco abarca desde el norte del Perú, hasta el Sur de Chile y Argentina, a altitudes que van de los 1.000 a 3.800 m. Posee un galope más veloz que el del caballo, especialmente cuando trepa cerros; además son hábiles nadadores. Junto con el choique o ñandú, fue la base de la subsistencia de los antiguos tehuelches, cuyas tiendas y vestimentas se fabricaban con su piel.

El guanaco habita en estepas y áreas montañosas a lo largo de la Cordillera de los Andes, desde el extremo norte al extremo sur del continente. Habitual habitante de las estepas, rara vez se lo ve bajo los bosques, salvo en Tierra del Fuego, donde es común que en invierno busque la protección de los bosques. Es una animal esbelto, de patas largas, muy ágil y rápido, con capacidad de desplazarse en terrenos accidentados.

Desde el punto de vista morfológico, es un animal silvestre, el más alto de los mamíferos salvajes de Sudamérica, con una altura aproximada de 1,60 m.; la distancia entre su hocico y la base de la cola es de 1,85 m. llegando a superar los 120 kg. de peso.Tiene aspecto de llama, con el cuello y las patas más largas y la coloración ocrácea. Pelo largo y grueso, de color rojo claro, ligeramente anaranjado, con ojos grandes de largas pestañas. Los pies tienen dos almohadillas y pezuñas bien diferenciadas, lo cual facilita su desplazamiento en terrenos pedregosos, también evita efectos erosivos en el suelo. El guanaco es de elegante pelaje marrón rojizo y rostro de color negro.

Es de destacar que sus dientes incisivos están cincelados y recubiertos en su parte labial con una gran capa de esmalte que les otorga especial fuerza y dureza. Los dos incisivos superiores tienen apariencia de caninos y los seis incisivos inferiores tienen forma de pala y están muy inclinados hacia adelante, de manera que cuando se cierra la boca pasan entre los dientes de arriba y quedan contra una parte hueca, sin dientes. Esta estructura de la boca resulta peculiarmente útil para cortar los pastos duros y hojas con que se alimenta el guanaco (CEAL, 1984). Su pelaje es más largo que el de la vicuña pero más corto respecto del de la alpaca. El guanaco puede correr a unos 50 km/h. El promedio de vida del animal es de 20 a 25 años.

En relación a la alimentación, se debe señalar que ésta es exclusivamente herbívora e incluye una gran variedad de especies de vegetales con pastos de altura, también es capaz de alimentarse con las hojas de los árboles y líquenes, especialmente en invierno, en zonas no  cubiertas por la nieve.

Según señala Daniel V. Sarasqueta: “Estudios realizados en la región de la Payunia – provincia de Mendoza- mostraron que consume treinta y dos géneros diferentes (57% de los existentes) de vegetales, con una preponderancia de gramíneas (81%) y arbustos bajos (17%), y una menor participación de arbustos altos y hierbas (1% cada uno), aunque las últimas -muy escasas- son seleccionadas por los guanacos (Parera, 2002)”. Cuando el agua escasea, la vegetación le permite obtenerla.

La reproducción del guanaco se inicia con la disputa por las hembras que trae aparejada violentas luchas entre los machos. Cuando el rival es puesto fuera de combate, el macho se dedica al cortejo de la hembra, a la que persigue y muerde hasta agotarla. Se realiza entonces el apareamiento, bastante violento, con la hembra echada sobre el vientre y el macho forzándola.

El periodo de gestación del guanaco dura 11 meses.Tienen una cría por año en primavera-verano. Los partos son estacionales y se realizan entre diciembre y marzo, durante la temporada de lluvias, no obstante también pueden darse a lo largo del año.El nacimiento de las crías de guanaco se producen principalmente en las primeras horas de la mañana para evitar las bajas temperaturas nocturnas y lograr que la cría tenga unas cuantas horas de adaptación al difícil medio andino. Al nacer pesa entre 8 y 15 kilos formando rebaños constituidos por 1 macho y unas 7 hembras y sus crías.La lactancia dura unos tres meses. El recién nacido es muy friolero, su madre, con ayuda muchas veces del macho, hace una excavación cóncava donde cobija a su hijo y luego se hecha sobre él para darle calor. Es de destacar que, contrariamente a la mayoría de las especies, la madre no lame a su cría. Los chulengos nacen cubiertos de un pelo canela claro mucho más sedoso y blando que de los padres, el cual cambian hacia a las tres semanas de edad (Cabrera,1940). Hacia los seis meses o algo más, los guanacos manifiestan los cambios más importantes de su crecimiento, que se completa a los tres años.

Fuera de la época de cría, se forman grupos mucho mayores de varios cientos de ejemplares. Es un animal gregario que forma grupos de un macho con varias hembras, a las que defiende del acercamiento de otros machos. Este macho-jefe se muestra constantemente vigilante de su harén, emitiendo una especie de relincho ante la mínima situación de peligro e indicando al resto el camino de huída. Son notables saltadores y Darwin les vio nadar de una isla a otra. Muchos autores han descrito “cementerios” de guanacos, extensas zonas de las riberas de los ríos sembradas con sus esqueletos.

El depredador natural del guanaco es el puma, aunque también las crías o chulengos son muy perseguidas por el hombre a causa de su fina piel, que cambian a los dos meses de edad. El zorro colorado puede ser también un ocasional depredador, sobre todo de los chulengos, al igual que el cóndor.

Los países en los que se encuentra una mayor población de guanacos son: Argentina, unos 580.000, Chile, 25.000 y Perú con unos 2.500 individuos, mientras que en Ecuador, en cambio, se le considera extinguido.

En la actualidad la especie no se encuentra amenazada de extinción a nivel continental. Sin embargo,las últimas evaluaciones por región efectuadas por el GECS, para las Listas Rojas de UICN, detectan una serie de poblaciones que ha disminuido drásticamente su tamaño y corren riesgo de desaparecer. Algunas de ellas habitan terrenos muy degradados, que sufrieron un uso ganadero extensivo por más de cien años.

La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), a través de su Grupo Especialista en Camélidos Sudamericanos(GECS), brinda una base internacional de apoyo científico-técnico a través de documentos, asesorando a los países en sus acciones de manejo del guanaco y su hábitat, y a CITES en su toma de decisiones.

Grandes esfuerzos se realizan para reemplazar la cacería comercial de crías (chulengos), desaconsejada por quitar sustentación a la población dado que tiende a provocar fuertes disminuciones poblacionales y a deformar la pirámide de edades.

Existen actualmente dos opciones para el manejo sostenido del guanaco.

Los planteles en semicautiverio son más apropiados para sitios con buena disponibilidad económica y operativa, mientras que el aprovechamiento en libertad ofrece mayores beneficios en ambientes con poblaciones abundantes en guanacos.

Entre parques nacionales, reservas provinciales y privadas, son 27 las áreas protegidas de Argentina habitadas por guanacos, y 8 las de Chile. Están localizadas en distintos ambientes, desde la puna a Tierra del Fuego, y de la Cordillera de los Andes a ambos océanos en Patagonia.

Algunas presentan abundancia de guanacos, mientras otras incluyen sólo marginalmente sitios habitados por guanacos. Entre las que mayor relevancia han tenido pueden mencionarse el Parque Torres del Paine (XII región, Chile) y la Reserva La Payunia (Mendoza, Argentina).

Mientras la simple eliminación de la cacería furtiva del guanaco puede en algunos casos ser suficiente para desencadenar un proceso de recuperación poblacional, hasta recuperar su nivel óptimo, no es raro el caso de poblaciones diezmadas que habitan ambientes fuertemente deteriorados donde la protección del hábitat juega un rol importante para la recuperación del guanaco.

Las áreas de conservación que protegen la especie necesitan ser fortalecidas, dado que muchas de ellas no disponen de plan de manejo, infraestructura apropiada, ni presupuesto específico. A los inconvenientes señalados habría que añadir el que hábitats importantes dentro del área de ocupación del guanaco podrían perderse, al no estar representados en los sistemas de áreas protegidas.