condorEl cóndor (Vultur gryphus) palabra procedente del vocablo quechua cúntur, es una especie de la familia Cathartidae del orden de aves accipitriformes. Esta especie es monotípica, es decir, no tiene subespecies.

Es el ave no marina de mayor envergadura del Planeta ya que su longitud alcanza los 1,30 metros desde la cabeza a la cola y la envergadura alar (distancia entre las puntas de las alas, cuando están extendidas) de 3 a 3,30 metros. Los machos llegan a pesar hasta 15 kilogramos; las hembras alcanzan los 11 kg. El macho se distingue de la hembra por tener una cresta sobre la cabeza.

El cóndor es un ave capaz de vivir a altitudes a nivel del mar o en las altas cumbres andinas. En algunas regiones de Perú, se le  avista en colinas costeras y balnearios.En la Patagonia también habita en las llanuras y baja hasta elevaciones a nivel del mar. En los Andes, por el contrario, se le documenta sobrepasar los 5.000 m. de elevación.

El Cóndor Andino es un ave social. Es común ver más de uno volando y en los riscos de las altas montañas en los Andes, en ocasiones se les ven descansando a varios de ellos juntos. Usualmente, al menos en algunos lugares, no se hace al vuelo hasta ya entrada la mañana en días de sol, porque es precisamente en esos días cuando se producen corrientes térmicas, que le facilita el vuelo pero, según nos dice Rodrigo Patricio Valenzuela: “Esto no implica que se quede sin moverse durante los días nublados o lluviosos”. El cóndor es un excelente planeador, se puede mantener horas planeando en las corrientes ascendentes de aire cálido (termales) y los vientos que suben al chocar contra las montañas. De esta manera puede planear durante horas, con pocos aleteos y un ahorro de energía considerable. Su fuerza y poderío son formidables ya que es capaz de recorrer hasta 200 leguas (unos 350 km) en un solo día a unos 55 Km/hora.

Desde el punto de vista de su morfología, el Cóndor de los Andes pertenece a los catártidos de cabeza y cuello desnudos, plumaje negro azulado, collar y espalda blancos, cola pequeña y pies negros. Su plumaje es negro como el hollín, con visos azulados como el acero y una gran zona blanca en las alas localizada en la cara superior. En el cóndor se aprecia un claro dimorfismo sexual (diferencias físicas notorias entre macho y hembra) ya que el macho presenta una cresta (carúpula) carnosa prominente en su cabeza y tiene el iris de color marrón, mientras que la hembra no posee cresta y su iris es rojo. El cuello y las patas poseen plumas para que no se les impregnen de sangre cuando come.

Un rasgo característico es su calvicie,que la obtiene al meter la cabeza dentro del cuerpo de los animales. Presenta un collar de plumas blancas o gorguera majestuosa en el cuello. No puede emitir ningún canto porque no dispone de siringe (aparato de fonación propio de las aves que correspondería a la laringe de los seres humanos). Otro dato interesante es su fuerte y afilado pico capaz, con él, de abrir los cueros más duros de guanacos o bóvidos que otros carroñeros no pueden romper. Sus patas poseen cuatro dedos, tres dedos delanteros grandes, con uñas romas y poco curvadas, y un cuarto dedo opuesto poco desarrollado. Al no poseer garras no puede llevar su alimento en las patas como lo haría un ave rapaz, por lo que transporta, en el buque situado en la base del cuello, hasta 4 kg. de alimento.

Los cóndores jóvenes de ambos sexos son de coloración general pardo-grisácea y la cabeza y cuello de piel  negruzca, con collar café. Paulatinamente, en un lapso de seis años, adquieren el plumaje negro típico de los adultos.

La fase de reproducción se inicia con la temporada de celo, que varía dependiendo del país ya que, en Colombia aparea de abril a diciembre, mientras que en Perú dura de febrero a junio y en Chile en los meses de agosto y septiembre. Según Daniel González:“El apareamiento se inicia con una danza en tierra por parte del cóndor macho alrededor de la hembra lanzando fuertes soplidos o bufidos. La madurez sexual se manifiesta entre los 8 y 10 años. Es ovíparo (se reproduce por huevos). Coloca un huevo cada dos años en el nido construido en grietas o cuevas de acantilados depositando un huevo, blanco, sin manchas, sobre la roca o arenisca del lugar. El huevo es ovalado, con medidas de 11,4 x 7,0 cm. El tiempo de incubación oscila entre 54 y 65 días”.

El pichón es cuidado por ambos padres y aunque a los seis meses ya es del tamaño de los adultos, sigue siendo atendido hasta casi los dos años. Lo cual parece mucho tiempo, pero el Cóndor de los Andes goza de una longevidad de hasta 80 años.

La alimentación básica del Cóndor Andino lo encuentra en el ecosistema  cordillerano de los Andes, en el que son frecuentes los suelos rocosos o arenosos y la vegetación es extremadamente pobre, se desarrolla una vida animal rica en aves y mamíferos: alpacas, llamas, vicuñas y guanacos, cuya carroña sirve de alimento al cóndor. También suele frecuentar los basureros de los campamentos mineros cordilleranos, y periferia de algunas ciudades en busca de desechos. Cuando excepcionalmente se acerca a la costa, se come los huevos de las otras aves marinas y algún que otro pichón. Si no encuentra alimento, es capaz de matar animales grandes, como ovejas y llamas jóvenes; esto sucede cuando tiene ventaja sobre la presa.

El cóndor poseen un comportamiento social complejo, lo que le permite aumentar las probabilidades de hallar su alimento, la carroña. Generalmente se le observa planeando solo o en pequeños grupos. Son gregarios (se agrupan) en sus dormideros habituales y en torno a la comida se pueden congregar numerosos individuos.

El mayor asentamiento del cóndor está en la Cordillera de los Andes, caracterizada por montañas desoladas, cañones profundos y acantilados altos. Debido a su gran tamaño y peso, acostumbra alzar el vuelo desde lugares altos y le resulta más difícil despegar desde el suelo. También desciende a los valles precordilleranos, estepas y praderas abiertas e incluso en algunas zonas puede vérsele próximo a la costa en busca de alimento.

La conducta básicamente carroñera del cóndor, lo convierte en un importante eslabón en el equilibrio de los ecosistemas, pues acelera la eliminación de desechos que pudiesen constituir un foco de infecciones.

Los cóndores pasan la noche en grietas o cavernas entre las montañas compartidos por ejemplares adultos y jóvenes de ambos sexos, usando varios sitios de descanso diferentes, dependiendo de la disponibilidad de alimento en el área. Estos lugares se conocen como dormideros o condoreras y generalmente están localizados en riscos altos, protegidos de la lluvia, el viento y potenciales depredadores.

En la mayoría de los casos observados, los dormideros y posaderos preferidos y más disputados son los que reciben más temprano los rayos solares. Como la carroña está distribuida al azar, los cóndores usan recurrentemente varios sitios de descanso o pernocta dependiendo de la disponibilidad de alimento en el área. Se adapta al clima frío y seco, de temperaturas inferiores a 8° C y precipitaciones de nieve y granizo.

Según cuenta Mitra Taj, en enero de 2013 en la agencia Roiters: “Los cóndores han sido criaturas exaltadas a lo largo de los Andes desde antes del imperio incaico. Una figura de 135 metros de un cóndor es una de las famosas Líneas de Nazca, gigantescos jeroglíficos de misterioso origen ubicados en el desierto peruano desde hace más de 1.500 años. Asimismo, las ruinas de Machu Picchu contienen un petroglifo de un cóndor en vuelo, considerado por algunos como el antiguo altar de un templo de sacrificios”.

Los incas, civilización precolombina anterior al s. XVI, cuyo desarrollo se localiza en esta región andina creían que el cóndor o Apu Kuntur era inmortal y lo consideraban como “un mensajero de los dioses”. Juan Noziglia señala en su blog que: “Según cuenta el mito, cuando el ave siente que comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. Esta muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un ave respetado por todos aquellos que vivían en los Andes, ya que no sólo traía buenos y malos presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital”.

Todavía hoy muchas comunidades quechuahablantes que consideran al cóndor como un animal sagrado. Según Zevallos: “El cóndor es el Dios de los Andes (…) antes de cazarlo, no es simplemente ir y matar a un caballo y ya viene el cóndor, sino que hay que hacer pagos a la tierra y tienes que comunicarte espiritualmente con el Apu, con el cóndor, explicarle lo que deseas”.

Un estudio publicado por Usaid, en 2007, constató que la población de esta mitológica ave sólo llega a 6.200 ejemplares en toda Sudamérica encontrándose distribuido desigualmente a lo largo de la Cordillera de los Andes desde el occidente de Venezuela hasta Bolivia, Argentina y Chile (Del Hoyo, 1994; Murphy, 1936). En Venezuela fue declarado extinto, desde 1965, siendo reintroducido, recientemente, con 12 ejemplares (McGahan,1971), en Colombia existen alrededor de 35 cóndores, en Perú menos de 500, y en Ecuador unos 27, (Wallace, 1987; McGahan, 1973), por ello la IUCN, desde 2004, considera al cóndor como especie cerca de estar amenazada y en Bolivia y Venezuela, en peligro de extinción. Los países que cuentan con un mayor número de cóndores son Chile y Argentina, con el 90% del total, lo que equivaldría a unos 5.000 ejemplares distribuidos a lo largo de 5.000 km. de la cordillera andina.

La drástica disminución del Cóndor de los Andes se debe, según informa en su página web Ecologistas en Acción al: “ Uso de venenos en cebos o carroña para eliminar zorros y pumas, así como también la modificación de hábitats para las industrias agrícolas y ganaderas son sin duda los principales factores que afectan a los cóndores. Otros efectos potenciales podrían derivarse de los tendidos eléctricos, sin que existan estudios de impacto previos o medidas de protección para las aves, y el uso de municiones de plomo en actividades cinegéticas, así como la caza que realizan contra ellos algunos campesinos de los Andes por considerar al cóndor como un depredador de su ganado o simplemente se le caza como trofeo. También las plumas del cóndor se utilizan para adornar algunos trajes típicos utilizados en fiestas y celebraciones. Por último, una actividad potencialmente peligrosa para los cóndores, y que cada día está más en auge, son los deportes de riesgo, entre los que se incluyen la escalada, el parapente y los vuelos de ultraigeros, que provocan molestias a las poblaciones de estas aves”.

El Congreso peruano pretende, mediante la propulgación de una ley, acabar con una tradición bastante arraigada en algunos pueblos andinos del sur de Perú. Según Mitra Taj, esta tradición consiste en: “Atar un cóndor al lomo de un toro bravo mientras que las personas se acercan al toro para intentar desatarlo y liberarlo e impedir que el toro lo mate. Si el toro acaba con el cóndor sería una mala señal para todo el pueblo. Además de acabar con esta bárbara tradición, el Programa de Conservación del cóndor peruano, declara al cóndor como Patrimonio Nacional y sentencia, con entre 3 y 5 años de cárcel, a todo aquel que capture o mate a estas aves”.

El SAG (Servicio Agrícola y Ganadero) de Chile clasifica al cóndor como una especie beneficiosa para la actividad agropecuaria y clave en el mantenimeinto del equilibrio de los ecosistemas. Por eso hay que evitar su desaparición por todos los medios posibles. El Ministerio de Educación chileno dispone de una página web, bastante interesante, sobre el cóndor, en la que analiza no solamente aspectos morfológicos, de reproducción, alimentación y hábitat del cóndor, sino también pretende concienciar a las personas de ser un ave vulnerable de extinción, incluso en Chile.

Según expone Ribera Arismedi: “Para conservar esta especie de ave debemos realizar campañas de sensibilización en el área rural, con niños y jóvenes, para recordarles el respeto que se debe tener al cóndor, porque creo que se fue perdiendo el respeto a su especie”.

La organización Ecologistas en Acción opina que:“Sería conveniente disponer de comederos controlados, como sucede en España para otras aves carroñeras, en donde se arrojan los animales muertos y se evitan de ésta manera vuelos peligrosos en busca de alimento. Dichos comederos servirían para el estudio de las distintas especies (control de marcas, estudios de comportamiento, etc.) necesarios para la protección de estos animales. Por otra parte, deberían desarrollarse campañas informativas entre los habitantes de las zonas de influencia de las poblaciones de carroñeros sobre los beneficios de estas especies así como también acerca de las sanciones que se pueden llegar a imponer a quienes atenten contra ellos”.

Se están haciendo serios esfuerzos por recuperar al cóndor andino, criándolo en cautiverio para luego liberarlo en su hábitat natural, labor costosa y complicada ya que difícilmente se reproducen en cautividad. Chile es el país que más esfuerzos está realizando en este sentido. Algunos países súdamericanos llevan en su escudo nacional al cóndor como símbolo emblemático. Esperemos que no se convierta únicamente en un bonito símbolo de su escudo nacional porque el cóndor real haya desaparecido, por completo, del paisaje andino.