Dos amigas se encontraron en el huerto de la escuela,  ¿Hola amiga Frutilla, porque estas triste, cuéntame?, ella muy triste le contestó Hola amiga Ciruela, los niños y niñas me insultan porque vivo en el hogar y ellos tienen sus padres -Yo te voy ayudar, para que nadie te puede lastimar-.

Ciruela, empezó a conversar con todos niños y niñas en la escuela, mostrándoles lo importante que era Frutilla, porque le daba color y alegría a la escuela, su aroma, invitaba a respirar profundamente, todos empezaron apreciar sus virtudes de Frutilla, reconocieron que ella era huérfana, pero sus padres dejaron en ella virtudes importantes, los halagos recibidos y la aceptación de todos los niños, abrió ese corazón de triste y lo volvió alegre, empezó a contagiar de alegría y amistad a todos los niños y niñas en la escuela.

Pero la alegría que llevaba Frutilla, llegó hasta el hogar de niños, desde los más pequeños jugaban, reían y compartían sin pelear, como una gran familia unida.

Las maestras muy felices, se unieron a la fiesta de la buena amistad, donde todos empezaron a reconocer que cada uno también tiene muchas virtudes, que nos ayudan aceptar al otro por ser diferente, es importante ser feliz con lo que eres y te llena el corazón de mucho amor.

 

Autora: Delia Zambrana Pérez

Edad: 10 años

Colegio: Unidad Educativa 23 de Marzo, Departamento de Cochabamba – Bolivia