Este ecocidio podría convertirse en el mayor cataclismo ecológico de este siglo, en tanto bosques y selvas que conforman el segundo pulmón continental, cinco veces más pequeño que la cuenca del Amazonas, quedarían arrasadas.

En el Gran Chaco viven unos siete millones de personas y conforma el hábitat superviviente de más de 250 especies de aves, además de jaguares, monos aulladores y tapires, entre un sinfín de animales que han entrado definitivamente en la lista de los denunciados “en peligro de extinción”.

La deforestación aumenta a ritmo vertiginoso

El Proyecto de Monitoreo de la Deforestación en la Amazonia, que alcanza satelitalmente también al territorio del Gran Chaco Americano para su control, ha verificado que la velocidad de la deforestación se ha incrementado sensiblemente en pocos años.

Inclusive la velocidad de deforestación es ya mayor que en la misma Amazonia brasileña: en 2012, se desmontaron 4.800 Kilómetros cuadrados del Gran Chaco, mientras que en el mismo año lo fueron 4.600 Km2 en la Amazonia.

Los territorios que se extienden por más de un millón y medio de kilómetros cuadrados, además de ser saqueados para la explotación de maderas duras principalmente, se dedican a la ganadería y la agricultura posterior están “arrinconando” los montes nativos de Argentina, Bolivia y Paraguay, que estarán diezmados a lo sumo para el año 2020 según los cálculos más optimistas.

Asimismo hay denuncias constantes de enfrentamientos con los pueblos originarios que aún subsisten en la región. Ayoreos, wichis, weenhayeks, chiquitanos y algunos grupos tobas, han perdido la mayor parte de sus tierras y las reivindicaciones ante las autoridades no han llegado al mejor puerto.

 

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