Es un regalo poderoso, un regalo que no puede pagarse con dinero, un obsequio  que nunca podrá agradecer a la persona que se lo haga…o tal vez sí.

Tres días a la semana, durante varias horas, vuela con su imaginación conectado a una maquina. Sueña con barcos llenos de piratas, islas con tesoros y olas gigantes.

José ha cambiado sus costumbres, pero su madre no ha variado la intensidad de la sonrisa. Los dos saben que el regalo llegará por sorpresa, tal vez cuando estén leyendo un libro, tal vez cuando provoquen una pelea de cosquillas;  el regalo llegará.

También saben que si tarda, mama hará brotar de nuevo la vida del pequeño.

Hoy podría sonar el teléfono. Ellos cogerían la maleta y en 20 minutos estarían dispuestos a recibir un regalo llamado VIDA.

José necesita un trasplante. Necesita un riñón para reanudar la normalidad, para que su cuerpo funcione por sí mismo.

Tal vez nosotros podemos ser ese regalo. La donación de donantes vivos cada vez es más necesaria.

Solo cuando en un día cualquiera como hoy, conoces a niños tan especiales como él, sientes que lo verdaderamente importante está en la fuerza de una sonrisa, en la potencia de un corazón, en la generosidad.

En estas horas remiro mi carnet de donante y le recuerdo a mi familia que no lo olviden.