Representantes de pueblos indígenas y tribales de Brasil, Perú, Colombia, Paraguay y Venezuela asistieron a la gran conferencia organizada por el brasileño Centro de Trabajo Indigenista (CTI) el pasado junio.

Desde la conferencia se recriminó el “incremento exponencial” de la violencia hacia los pueblos indígenas en todo el continente y calificaron de genocidio la falta de una protección adecuada a los territorios de pueblos indígenas aislados.

Brasil ha estado recientemente en el punto de mira debido a los recortes que ha realizado en la financiación de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI). Dichos recortes, especialmente los que afectan a equipos que protegen territorios de indígenas aislados, dejan a los pueblos no contactados peligrosamente expuestos a la violencia de los foráneos y a enfermedades, como la gripe o el sarampión, contra las que no tienen inmunidad.

Aunque es algo insólito, Brasil ya ha tenido dos condenas por genocidio en los tribunales, ambas por crímenes contra pueblos indígenas. La convención sobre genocidio de la ONU se firmó hace 69 años, en diciembre de 1948.

Un senador brasileño está proponiendo un nuevo proyecto de ley, con el fin de proteger a los indígenas aislados, según el cual cualquier entrada no autorizada a territorio de tribus aisladas sería considerada como un incumplimiento de la “ley del genocidio” brasileña. Sin embargo, activistas e investigadores temen que los estrechos lazos del Gobierno actual con el corrupto lobby del agronegocio puedan obstaculizar los esfuerzos por crear protecciones más sólidas.

Este senador, Jorge Viana, es del estado de Acre. Acre es hogar de múltiples pueblos indígenas no contactados y otros pueblos indígenas como los sapanawas, que se vieron obligados a un primer contacto en 2014.

Todos los pueblos indígenas aislados se enfrentan a una catástrofe a menos que su tierra sea protegida. Desde Survival International estamos decididos a garantizar dicha protección para que tengan la oportunidad de decidir su propio futuro.