Indignado, amigos lectores. Ese es mi estado de ánimo: indignado. Pero, además, esa es  mi mejor bandera, la misma bajo la cual se agrupan los millones de personas que hoy se sienten desamparadas.

Terminado el proceso electoral, cambiados unos cuantos nombres para que todo siga igual, se ha procedido a desalojar a los manifestantes de la Plaza de Catalunya. La excusa ha sido: por motivos de higiene. Paradójicamente, los mismos por los que las gentes decidieron levantar, protestas y campamentos en un montón de ciudades españolas; por higiene moral.

Esta vez han sido los Mossos d’Esquadra, mañana la Policía Nacional y pasado mañana la Guardia Civil, golpeando y arrinconando a los que tienen que proteger. Pero no nos equivoquemos, las fuerzas de seguridad no tienen la culpa, salvo en sus excesos. Los verdaderos culpables campan por sus despachos higiénicamente pulcros; pero, como ciertos papeles después de ser usados, manchados de mierda.

Ahora, y hasta dentro de unos meses ya no necesitan al pueblo. Según palabras del partido que gobierna en Catalunya: Hemos ganado el Ayuntamiento de Barcelona.  Y uno no puede dejar de pensar, “¡ah!, ¿en realidad se trataba de eso, de ganar?”.
Dice  el diccionario de la Lengua Española, respecto a ganar:”Adquirir caudal o aumentarlo con cualquier género de comercio” o si prefieren, y según el Diccionari de la llengua catalana: “Obtenir, adquirir, (un profit, una recompensa)”, que viene a ser lo mismo. Es decir, adquirido el provecho, no gracias al esfuerzo sino merced a la voluntad popular, ahora es el tiempo de “limpiar”. Sin embargo, y siguiendo con acepciones del verbo ganar, hay una que también han pretendido, que es la de “captar la voluntad de una persona”, en este caso la de muchas; y ahí es donde han perdido. Porque los votos que han aumentado el patrimonio – con perdón – de CIU,  han tenido como inmediata respuesta el vaciado de la plaza por higiene. Han corrido la misma suerte que el papel del perrito.

Como ven, amigas y amigos lectores, este es un artículo escrito por un indignado y, siguiendo las nuevas reglas de la Academia, no acentúo si ha sido ese o aquel el culpable final del desaguisado. En el fondo nos han hecho un favor porque se han quitado la careta de inmediato y como decía Salvador Allende en sus últimas palabras públicas, precisamente un 11 de septiembre: Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

La orden de desalojo de la Plaza de Catalunya no ha hecho más que abrir enormes alamedas hasta la Puerta del Sol y, radialmente, a todos los lugares en donde la gente piensa que la lucha debe continuar. De nuevo se va a repoblar la plaza de indignados, cada vez de más, hasta que entiendan los elegidos en las urnas y en los congresos cerrados de sus partidos, que están ahí para defender los intereses de la gente.