En la década de los 60 del pasado siglo XX surge la base de lo que hoy en día se conoce como SRI. En Estados Unidos comienza una campaña de desinversión por parte de particulares y corporaciones con conciencia en mercados y empresas que no respetan el medio ambiente, los derechos civiles (especialmente el racismo y la igualdad de la mujer) o que sufragan o apoyan la guerra de Vietnam. Posteriormente, en las décadas de los 70 y 80, surge la piedra angular del SRI actual: la campaña en contra del Apartheid surafricano. En esta época también destaca el castigo de los inversores a la actividad de las centrales nucleares con hitos como la ucraniana catástrofe de Chernobil.

El Social Investment Forum (Foro de Inversión Social), tal vez el principal promotor de la SRI en EE.UU., define la misma como “la integración de valores personales y preocupaciones sociales en las decisiones de inversión”.

La SRI es un concepto que se aplica casi exclusivamente a valores cotizados en Bolsa, pero también sería de válida aplicación en inversiones de otro tipo, por ejemplo, las de capital riesgo a la hora de valorar una empresa no sólo por su cuenta de resultados. Tanto los índices como los fondos SRI (algunos de los más importantes globalmente están adscritos a religiones) actualmente basan sus criterios de selección de carteras en una discriminación positiva a la hora de seleccionar empresas. Es decir, se escogen las empresas más por su práctica de gestión económica (solidez financiera, códigos de conducta, buen gobierno, balanced scorecard), social (informe RSC, actividades de filantropía, indicadores de buenas prácticas laborales) y medioambiental (triple bottom line) que por sus resultados contables. Tal vez el más reputado índice a nivel mundial es el Dow Jones Sustainability Index World (Índice Mundial de Sostenibilidad Dow Jones).

El Mercado SRI abarca muchos productos, principalmente Inversiones Minoristas e Institucionales, Fondos Éticos y Fondos Solidarios

Con el paso del tiempo y el desarrollo de la SRI, se han puesto de manifiesto tres áreas o estrategias de inversión. En primer lugar, el Social Screening que se podría traducir como proceso de “criba o selección social” en el que los inversores escogen una serie de fondos o índices que comprenden una serie de empresas con un adecuado balance de gestión económica, social y medioambiental.

En segundo lugar, el denominado Shareholder Advocacy o Activismo Accionarial (Engagement); una estrategia colaborativa en la que los inversores, esta vez como accionistas, favorecen o exigen para que la empresa determine lo que, a su criterio, son acciones favorecedoras del desarrollo sostenible.

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En tercer lugar, el Community Investing que implica la Inversión en fondos o empresas que favorecen el Desarrollo de Comunidades tradicionalmente abandonadas por las entidades financieras (Banca Ética). El producto estrella actualmente son los Bancos de Microcréditos y el líder absoluto en este sector es el reciente premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus y su Grameen Bank de Bangladesh. Importante en este sentido es también la labor de la Obra Social de las Cajas de Ahorros.

El Mercado SRI abarca muchos productos, principalmente Inversiones Minoristas e Institucionales, Fondos Éticos y Fondos Solidarios. La SRI ofrece la misma Rentabilidad que la inversión convencional. Diversos estudios europeos y americanos demuestran que, en términos nominales la rentabilidad SRI es superior a la convencional, pero esta tendencia se compensa al realizar los cálculos ajustando el nivel de riesgo ya que la SRI tiene mayores índices de volatilidad.

Un dólar de cada 10 se invierte en SRI

En el informe del Social Investment Forum sobre SRI en EE.UU. la principal conclusión es su impresionante crecimiento. Los recursos de los fondos SRI en EE.UU. se han incrementado un 258% desde 1995, pasando de 639 billones de dólares a 2,29 trillones en 2005. Actualmente, un dólar de cada 10 se invierten en SRI. El EUROSIF, Foro Europeo de la Inversión Social, promueve la práctica y el desarrollo de la inversión sostenible y responsable. Entre sus miembros se incluyen fondos de pensiones, entidades financieras, instituciones académicas, asociaciones de investigación y ONG. En su último estudio, actualizado a 2006, sobre 9 países de la Unión Europea se crean dos grupos: Core SRI o SRI Central, con los mejores y más estrictos fondos e índices europeos que suman 105.000 millones de euros; y el Broad SRI o SRI de Amplio Espectro que asciende a 1,033 billones de euros. Los inversores institucionales siguen siendo el principal motor de la SRI europea, y es en España y Austria donde se ha registrado el mayor crecimiento de la misma. Asimismo, destaca la diversificación de la inversión en fondos con patrimonio inmobiliario.

España, con un volumen en SRI de 1.500 millones de euros, tiene el 43% de su mercado de fondos para particulares vinculado a índices SRI. Los principales inversores españoles son los fondos de pensiones, sobre todo de Cajas de Ahorro.