En 47 de los 54 países de África las niñas tienen un 50% menos de oportunidades que los niños de acceder a la Educación Secundaria. Es una de las conclusiones a las que llega el informe “Hagámoslo bien” (Make it Right), un documento exhaustivo que analiza la situación educativa de las niñas y las mujeres y que acaba de hacer público la Campaña Mundial por la Educación (CME).

Este informe revela que en el mundo las niñas siguen estando discriminadas negativamente en todos los niveles educativos. Desde la perspectiva de las 4As*, un marco teórico diseñado y adoptado en 1999 por el Comité de la ONU para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la CME ha examinado el grado de Disponibilidad, Accesibilidad, Aceptabilidad y Adaptabilidad (en inglés, Available, Accesible, Acceptable, Adaptable) de las políticas educativas implementadas en 80 países en vías de desarrollo. Con el uso de este enfoque, la CME ha querido huir de los enfoques reduccionistas que, para medir el estado de salud de la equidad de género en educación, sólo hacen un balance del número de inscripciones que hay en las escuelas.

Así, por ejemplo, clasifica a algunos países como “Grandes participantes”, es decir, con una situación educativa positiva, como son Tanzania, Ecuador y Bangladesh; y, por otro lado, los países denominados “fallos”, con peor situación educativa, tales como Costa de Marfil, Nigeria, República Democrática del Congo y República de África Central.

El informe recuerda que el 53% de los 67 millones de menores aún sin escolarizar son niñas. Y que, en 2011, 1 de cada 4 mujeres no es capaz de leer ni escribir. “Una tragedia y una negación de los derechos a gran escala”, señala el documento. “La violación continuada por parte de los gobiernos de su obligación de garantizar la igualdad de género en la educación debe finalizar, y es responsabilidad de toda la comunidad mundial dar apoyo a este objetivo”.

El papel de las instituciones financieras internacionales

El informe aterriza muy especialmente en la repercusión que tendrían instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial en la puesta en marcha efectiva de estrategias transversales para la consecución de una educación global, para todos y todas.

En este sentido, la CME exige “que se reconcilien con las leyes internacionales en materia de derechos fundamentales, con inclusión de aquellas que custodian los derechos de la infancia, el derecho a la educación y los derechos de la mujer” para que sus políticas económicas no impidan o dificulten la inversión de los países en educación. En definitiva, pide que la eterna declaración de intenciones de dichas instituciones financieras acabe traduciéndose en verdaderas políticas orientadas a conseguir la equidad en materia educativa.

Asimismo, considera “vital que los Ministerios de Economía nacionales trabajen con el FMI y el BM para adoptar políticas macroeconómicas que permitan la máxima flexibilidad de gasto a los países”, lo que les permitiría invertir de modo suficiente en la educación de las niñas.

La Iniciativa de Vía Rápida (Fast Track Initiative) y algunas propuestas de mejora

Finalmente, el informe “Hagámoslo bien” señala a la Iniciativa de Vía Rápida (FTI, por sus siglas en inglés) como uno de los mecanismos más influyentes para el desarrollo del sector educativo a nivel mundial.

La FTI está impulsada por gobiernos de países en vías de desarrollo, donantes y sociedad civil para aunar esfuerzos en torno a la educación para todos y todas. Sin embargo, y a pesar de que ha logrado posicionarse como un mecanismo para mejorar la efectividad de las ayudas en educación básica y de que cuenta con un claro enfoque de género, todavía falta un gran camino por recorrer, no tanto en lo que a tasas de inscripción de las niñas en las escuelas se refiere como por impedir su abandono antes de finalizar los ciclos educativos.

Para la CME la educación es un derecho universal y una de las herramientas más importantes para mejorar la autoestima de los niños y niñas y la estabilidad de toda la familia, así como para ayudar a la participación política de todos los miembros de la comunidad y reducir la vulnerabilidad de la sociedad.

Acceso al resumen ejecutivo del informe "Hagámoslo bien"

Por todo ello, el informe recoge algunas recomendaciones y pasos a seguir para que los gobiernos de cada país y las instituciones internacionales haga –y lo hagan bien- todo el esfuerzo por lograr que la educación sea no sólo adquirible, sino también accesible, aceptable y adaptable. Una buena estrategia, ligada a la voluntad y a la inversión en recursos, es la piedra angular de la consecución de la igualdad de género en educación”, apunta la CME.

¿Qué es la Campaña Mundial por la Educación?

La Campaña Mundial por la Educación (Global Campaing for Education) es una coalición internacional formada por ONG, sindicatos del entorno educativo, centros escolares y movimientos sociales de muy diverso signo. Todos coincidimos en reclamar el cumplimiento íntegro de los compromisos de la “Cumbre de Dakar” del año 2000, donde la comunidad internacional se comprometió a garantizar el acceso a una educación de calidad para todos y todas antes del año 2015.

Actualmente, pese a que la educación es un derecho fundamental, y es imprescindible para romper el círculo de la pobreza, hay 67 millones de niños y niñas sin escolarizar y 759 millones de personas adultas que no tienen competencias básicas de lectura.

La Campaña Mundial por la Educación nació para que el compromiso de lograr una Educación para todos y todas no pasara desapercibido. Por eso, su objetivo es movilizar a la ciudadanía para que exijan a sus gobiernos y a la comunidad internacional que cumplan sus promesas y se responsabilicen del destino de millones de personas a los que se excluye del derecho a la educación.

La Coalición Española de la Campaña Mundial por la Educación está formada por Ayuda en Acción, Educación Sin Fronteras y Entreculturas, quien asume la coordinación de la misma.

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