O sea que Jesús,  el del Evangelio y anunciado en el Antiguo Testamento, el de sus palabras de “ vete y no peques más  “ y “ ama a tu prójimo – miembro del género humano objeto de caridad y solidaridad – como a ti mismo “, el que calificó de  “ sepulcros blanqueados “ , metáfora referida a los Fariseos, relucientes por fuera pero llenos de podredumbre por dentro, sinónimo de ocultamiento de la corrupción, el que fustigó el pecado de la hipocresía, también de los Publicanos que cobraban los impuestos como abusadores, de los banqueros de las mesas de cambio y préstamos de dinero, usureros absolutos, a quienes con Santa Violencia – era Cristo – los echó como alimañas del Templo no obstante que se “ rasgaran las vestiduras “ .

Ese Cristo, no quiere saber más nada conmigo, de acuerdo a la letra del Derecho Canónico y a la decisión de la Autoridad Eclesiástica .

La marginación y apartamiento canónico, por parte de la Autoridad Eclesiástica a un miembro rebelde, de la comunión de los fieles y del uso de los Sacramentos, es la condena a alguien basándose en motivos religiosos .

Me he quedado analizando por qué motivo se me excomulga.

Sí, he dado en el clavo; es por mi no aceptación, que nadie sabía hasta ahora, en mi conciencia, del Proyecto de la Ley del Aborto .

El análisis es muy procedente .

Hace un tiempo, corto pero intenso al respecto, un Funcionario de turno del Gobierno de turno, siempre con todos los respetos, presentó una modificación substancial a la Ley del Aborto vigente; la única razón, esencial y única que dio, es preservar la vida de la persona no nacida .

Es impensable no estar de acuerdo con esa razón, genéricamente .

La razón en sí misma, y su respeto, no explica ni justifica, ni en la intención ni en el contenido, las finalidades del Proyecto de la Ley del Aborto presentada .

Las relaciones, conceptos, y doctrina del Derecho Positivo, materia del mismo, suponen un división en planos paralelos: Derecho Canónico o Eclesiástico, y Derecho Laico, según que se regule la Sociedad Religiosa que tiene un fin sobrenatural , o la Sociedad de fines naturales .

El  Proyecto de Ley del Aborto que nos ocupa sería para regular – Derecho Laico – obviamente, las cuestiones del Aborto en la Sociedad de los fines naturales .

Si surgiera una Ley integral – imaginaria , por ahora – en defensa de la vida de las Personas, la razón que aceptamos como esencial, alcanzaría a las declaraciones y ejercicio de las guerras, a las ejecuciones personales o masivas, o a la vergüenza de las muertes de los pobres desgraciados inmigrantes y otras barbaridades que hacen a la Etica Política y a los Políticos que lo consideren. Los derechos humanos deben darse para todos los casos.

El que rechaza la Ley, o la ignora, o no la cumple porque no le conviene a sus intereses, tiene su castigo; para ello hay Códigos.

Pero, seguimos machaconamente con el Proyecto de La Ley del Aborto.

Las leyes de la Política , de los Partidos Políticos , en casos de esta naturaleza , no tendrán  ni tienen injerencia alguna en el ámbito superlativamente privado , íntimo , personal , único , de cada uno de nosotros .

Existe en el Proyecto de Ley del Aborto en cuestión, una profunda equivocación conceptual, con consecuencias muy graves en la Sociedad de las personas .

El Cristo y la civilización cristiana en la que hemos nacido,  aceptado, y razonado, vivimos con la ayuda de  virtudes fundamentales, en la creencia, con la  esperanza, y con la caridad, que no es únicamente limosna – que también lo es – sino amor al otro, con el concepto de intimidad, de profundidad, y hemos comprobado que desarrollamos una Ley Natural, una ética en el comportamiento, instalada en lo más profundo de nuestra individualidad.

Esta Ley igualmente tiene su castigo; frente al pecado voluntario contra la Ley, la penitencia y el consecuente propósito de enmienda de no hacerlo nunca más.

En el Proyecto de la Ley del Aborto, el pecado es también delito, en razón de aquella razón inicial que más arriba expresamos.

Para hacer el Proyecto de la Ley del aborto, al Promotor y/o Promotores, no le quedaba otro remedio que penalizar a la persona que decide el aborto, la Madre, a sus criterios la asesina; pero, por razones evidentes, con motivos de afirmación política, y quiera Dios que no sea por cálculo electoral frente a un sector de la Sociedad civil y/o de convenios desconocidos, o de soberbia personal, encontraron los chivos expiatorios, penalizar a los que efectúen el aborto en todas sus fases. Eso sí, colocando a las Madres en una imposible carrera de obstáculos a los efectos de no dejar ningún resquicio a su más íntima decisión, cargadas con todos los miedos y consecuencias del mundo. Para subsanar y quedar bien, con una componenda final:  que el Estado Español nunca castigará a las Madres por su decisión de abortar, o de no abortar en su caso, es lógico concluir que mientras durara la vigencia de la Ley, y hasta que otros tomen otras decisiones con el delicadísimo tema del Aborto .

El Proyecto de la Ley del aborto, no tiene ningún sentido docente, es acomodaticia, se mete donde no debe, en lo profundo de la naturaleza humana y especialmente en las Madres, cambia de planos, mezcla lo natural con lo sobrenatural, y establece un toma y daca con el Derecho Canónico; no aclara, no explica, no entiende, y la consecuencia lógica será la división de la Sociedad Española en los buenos, que estarán libres de pecado y de delito, y en todos los asesinos, los Herodes, que estaremos esperando la oportunidad de matar a los inocentes.

Por el lado del Derecho Canónico, la palabra la tiene y la ha tenido sin cortapisas la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, quien el día 13 de febrero de 2014, desde Valencia dijo: “ Quienes colaboren en la realización de un aborto tienen la excomunión de inmediato “ y termina , “ porque la Iglesia quiere proteger a los débiles “; además dijo: “ Una mujer que ha sido violada tampoco debe poder abortar, porque ser objeto de una injusticia, no justifica cometer otra “, pero, “ sí, las violadas deben ser ayudadas para que superen el trauma “. Menudo dilema para el poder político de turno, se desmoronan los supuestos fundamentales del Proyecto de Ley del aborto.

Es un callejón sin salida.

Flaco servicio le hacen los Políticos intervinientes a la Evangelización de la Sociedad Española .

De la intransigencia de la inquisición moderna para la represión de la herejía, hasta la excomunión, se dio el paso.

Así las cosas, se concluye que para el Derecho Canónico,  con todos los respetos, pareciera que la coherencia sería prohibir terminantemente el aborto, y pasar todo el delito al Código Penal, con denuncias de todos los intervinientes ante la Fiscalía  o el Juzgado de Guardia, sin Misericordia alguna, sobre todo con las Madres.

En cuanto al flanco de los Partidos Políticos, con el Derecho Laico a su cargo, en este último escenario, a lo suyo, a ganar elecciones como sea, con Portavoces, sin ellos, con votos en las Cámaras, y a dar como toda explicación que, en su caso tienen mayoría absoluta para hacer todo cuanto les de la gana, porque: somos los mejores; los demás  a callar, inclusive los tontos del Pueblo que no nos han votado; y que se arreglen los Dignatarios de la Iglesia Católica Apostólica Romana con su feligresía, no importa del Partido Político que sean, los feligreses, claro .

Como no estoy de acuerdo con el Proyecto de Ley del Aborto en gestión, no por acción  pero sí por omisión, es lógico que estoy excomulgado. El círculo se ha cerrado; la excomunión era lo que faltaba. ” La verdad os hará libres “.  Dios dirá.