Un desfile impresionante, con miles de soldados desfilando, cientos de carros de combate, ciento cinco aviones (para conmemorar el ciento cinco aniversario del abuelo del actual líder norcoreano) y cincuenta y seis misiles, algunos con capacidad nuclear, desfilaron, el 15 de abril de 2017, por las calles de la capital de Korea del Norte, Pyongyang.

El presidente de Korea del Norte, Kim Jong-un, ante sus tropas, escuchó un discurso muy apasionado y preocupante de su número dos, Choi Ryoung Hae, por el ciento cinco aniversario del fundador del sistema comunista estalinista, Kim Il-Sung. Choi Ryoung dijo que: “ Si el presidente norteamericano Donald Trump fuerza una provocación temeraria contra nosotros, nuestro poderío militar será capaz de contraatacar con un golpe aniquilador. Responderemos a la guerra total con la guerra total, y contestaremos a la guerra nuclear con nuestro propio estilo de ataque nuclear”.

Por su parte Donald Trump mandó, hace siete días, que el portaaviones nuclear Carl Vinson y sus buques militares complementarios (al menos seis más), situados en aguas del océano Pacífico se dirigiesen a la península de Korea. Las últimas informaciones de que se disponen señalan que a la flota militar norteamericana se unirán varios buques de guerra japoneses y de Korea del Sur con lo que el conflicto se puede internacionalizar.

Korea del Norte no es el ISIS o un grupo reducido de terroristas árabes diseminados en pequeños grupos a lo largo y ancho de algunas regiones de países islámicos, sino un país altamente militarizado ya que cuenta con más de 1,2 millones de soldados (el cuarto ejército mayor del mundo) con 7,5 millones de personas más, entre paramilitares y reservistas, de una población total que ronda los 25 millones de habitantes. Es decir que aunque Korea del Norte es uno de los diez países más pobres del mundo, muriendo de hambre miles de ancianos y niños anualmente, el gobierno comunista gasta más del 30% de su PIB para gastos militares, estando un 40% del total de su población en el ejército o en la reserva esperando su pronta incorporación.

No será fácil, ni mucho menos, que Trump doblegue a su antojo a los norcoreanos ya que a su fanatismo nacional-comunista se une su ponente ejército que, además, ya en enero de 2013, contaba con unas 8 cabezas nucleares (según el Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo) y que hoy en día pudieran superar la docena al igual que misiles de corto y medio alcance que pueden ir cargados de sustancias químicas. Estos misiles, tanto de cabeza nuclear como químicos, podrían matar a cientos de miles de surcoreanos en tan solo cuestión de minutos (podrían alcanzar la ciudad de Seúl, capital de Korea del Sur).

Esta tensión ha de reducirse lo antes posible, para evitar males mayores,  entre los líderes destacados de la zona y, muy especialmente, el presidente chino, Xi Jinping, que se está mostrando muy prudente en esta grave crisis al no haber asistido al desfile militar de Korea del Norte, su tradicional aliado, y Donald Trump que espero se dé cuenta que Korea no es un simple grupo terrorista al que se pueda aniquilar con facilidad.