Un mal día la petrolera francesa TotalFinaElf puso sus pies en Birmania y sus manos en Myanmar, lo que es lo mismo, puesto que éste es el nombre local de Burma o Birmania. Desde el primer día la compañía francesa se convirtió en el soporte principal del caduco régimen militar que controla el país desde hace más de 40 años.

Precisamente ese mismo guarismo fue el número de organizaciones no gubernamentales que encabezadas por la llamada Campaña Birmania UK (Burma Campaign UK), exigieron hace más de dos años a la petrolera TotalFinaElf que suspendiera sus operaciones en aquel país asiático.

La Campaña lanzó un informe titulado ‘Petróleo Totalitario’ en apoyo al llamamiento de dieciocho países que denunciaban la complicidad de la petrolera con la dictadura militar birmana. La cuarta petrolera mundial era – y sigue siendo – el “hada madrina” del régimen, su proyecto de gas de Yadana aporta a las corruptas arcas del Estado birmano entre 200 y 350 millones de euros anuales. A cambio, los dictadores militares protegen con sus tropas las infraestructuras y a los directivos de Total.

Con sus primeros ingresos los totalitaristas birmanos adquirieron diez cazas MIG a Rusia. La empresa gala fue acusada de consentir que las tropas de protección birmanas violaran las leyes internacionales y los Derechos Humanos; la multinacional, por su parte, lo hacía en materia de derechos laborales. Se acusaba a la petrolera de recurrir a trabajos forzados, sin embargo existía el precedente de que Francia, para proteger a Total, había vetado en 2004 las sanciones europeas contra la compañía. Un informe de Bernard Kouchner, Ministro de Asuntos Exteriores de Francia, después de un viaje por el país asiático, respaldaba la gestión de la petrolera y sus desmentidos versus las acusaciones de permitir trabajos forzados.

[“La Revolución Azafrán” fue contestada brutalmente por las tropas del régimen]

De nada sirvieron las llamadas que desde su arresto domiciliario realizó la líder opositora y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, a Total para que dejaran el país. Otras multinacionales presionadas por la opinión pública como PepsiCo, Heineken, British American Tobacco o Triumph International & Premier Oil, cancelaron sus negocios en Myanmar.

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Pero los últimos enfrentamientos en Rangún entre los manifestantes y la Junta Militar birmana, abren de nuevo la polémica de la presencia de la petrolera gala Total en Birmania y su apoyo a los dictadores.

Los pasados días 26 y 27 de septiembre, amanecíamos con las sorprendentes imágenes de decenas de miles de monjes budistas movilizándose por las calles de Rangún contra la dictadura militar. Las prendas monacales de color azafrán cubrieron el horizonte frente a la casa de la Premio Nobel Aung San Suu Kyi. La líder birmana siguió desde su forzado arresto la marea de manifestantes y lloró por su país. “La Revolución Azafrán” fue contestada brutalmente por las tropas del régimen, miles de monjes fueron encarcelados, el informe oficial de 10 muertos es un insulto para la inteligencia. Ejecuciones, detenidos quemados vivos y un sin fin de atrocidades fueron cometidas en los siguientes días hasta un total de cerca de 2.700 detenidos, entre ellos 573 monjes, de los cuales asegura el gobierno que ha liberado a 1.600.

Mientras tanto, Total emitía un comunicado en el que no condenaba la represión y por supuesto no criticaba a sus amigos del régimen, en el colmo de la hipocresía pedía y cito textualmente, “el respeto de las poblaciones y de los derechos humanos, que las tensiones que conoce el país se apacigüen rápidamente y que se encuentren soluciones”.

A petición de sus miembros socialistas, el gobierno belga se planteó anular el contrato con Total, su proveedor principal de energía, el tema está en manos de los tribunales belgas.

El Presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, se apresuró a declarar que no se realizaran más inversiones por parte de las empresas galas en Birmania, en particular a Total, a la que citó expresamente. Sin embargo, Jean-François Lassalle, director de relaciones exteriores de Total Exploración y Producción, declaraba su convencimiento de que la presencia de la multinacional contribuía positivamente a la vida diaria de decenas de miles de personas y añadía que “una salida forzada del país sólo tendría cómo efecto nuestra sustitución por otros operadores probablemente menos respetuosos de la ética presente en todas nuestras acciones” (sic). Lasalle amenazó con que la salida de Total del país solo serviría para agravar de la situación de las poblaciones. Pero no aclaró a que poblaciones se refería.

[La diplomacia internacional se muestra escéptica sobre la bondad de los militares de la Junta]

El pasado 2 de octubre el gobierno norteamericano dirigía duros ataques al régimen birmano. El presidente Bush proponía ante la Asamblea General de la ONU sanciones más duras. La Secretaria de Estado Condoleezza Rice mantenía en la reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que los Estados Unidos estaban decididos “a dirigir la atención internacional hacia la farsa que está sucediendo”.

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Sin embargo, nada dijo referente a la presencia estadounidense a través de su multinacional petrolera estadounidense Chevron, socia en un proyecto con Total y una empresa petrolera tailandesa, en la explotación de las plataformas de gas natural que desde alta mar exportan gas de Yadana, en el mar Andaman a 60 Km. de la costa birmana, a Tailandia; el yacimiento produjo, en el 2006, 17,4 millones de metros cúbicos de gas. El tal oleoducto fue construido con mano de obra esclava, forzada por el régimen militar birmano.

Chevron compró su parte a una empresa nacional, Unocal, que fue demandada por EarthRights International por utilizar mano de obra esclava. Y no obstante, en el colmo del cinismo el gobierno de EE.UU. aplica sanciones contra Birmania desde 1997 y ahora pide que se agraven estas sanciones. La misma Condoleezza Rice fue miembro destacado de la junta directiva de Chevron durante una década, cabe recordar que un petrolero de Chevron fue bautizado, en su honor, con su nombre.

El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió enviar a su relator especial, el brasileño Paulo Sérgio Pinheiro, para investigar la situación del país y considerar una posible transición democrática, pero Pinheiro tenía prohibida la entrada a Birmania desde el 2003. El pasado 5 de octubre el enviado especial para Birmania, Ibrahim Gambari, consiguió que Than Shew, líder de la Junta Militar, le recibiera después de una espera de cuatro días. No se conoce el resultado de la entrevista, pero la diplomacia internacional se muestra escéptica sobre la bondad de los militares de la Junta que siguen atenazando al país. Lo único positivo del viaje de Gambari fueron sus visitas a la demócrata Aung San Suu Kyi. Humillado por la Junta, Gambari anuló la rueda de prensa prevista y salió pitando de Birmania rumbo a Singapur. El mismo día, el presidente francés requería de nuevo a Total para que dejara de proteger al régimen totalitario birmano. Sin embargo la multinacional, a través de su director general Christophe de Margerie, declaraba en una entrevista a “Le Monde” que Total no se retirará de Birmania y que no son las ONG las que deciden la política de su compañía. “Les afairs son les afairs”, le faltó decir. De Margerie rechaza de pleno en la entrevista que su empresa utilice el trabajo forzado en sus explotaciones en Birmania y objetó la acusación de estar financiando de forma indirecta a la cúpula militar. Precisó que el yacimiento gasístico de Yadana, reportó al Estado birmano 350 millones de euros el pasado año, pero Total, añadió, no puede pedir al gobierno explicaciones de lo qué hace con ese dinero.

[Siguen contando con un aliado poderoso y tremendamente testarudo, la TotalFinaElf]

Al día siguiente los activistas de Rangún volvieron a la carga, grupos de derechos humanos de todo el mundo habían convocado a un día de acción global en solidaridad con el pueblo birmano. En las peticiones de los manifestantes se efectuaron llamadas para que las empresas extranjeras dejen de colaborar con el brutal régimen militar birmano. Se repitieron las detenciones y la represión.


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En decenas de países ha habido manifestaciones a favor de las movilizaciones de los opositores birmanos. Amnistía Internacional pide que cesen las represiones y exige la liberación inmediata de los presos de conciencia, incluida la premio Nobel de la Paz e informaba sobre el arresto de los opositores Htay Kywe, Aung Htoo y Thin Thin Aye, también conocido como Mie Mie.

Ahora la junta militar pretende dar ejemplo castigando a cinco generales y a más de 400 soldados por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de Rangún. El periódico indonesio ‘The Jakarta Post’, entrevistó a un alto cargo militar birmano que se mantuvo en el anonimato y que informó de que cinco generales decidieron no acatar las órdenes que les exigían abrir fuego contra los monjes. Generales, oficiales y soldados fueron rápidamente arrestados.

El pasado 12 de octubre fallecía el primer ministro del régimen birmano, Soe Win. Precisamente este general, uno de los miembros más despiadados de la Junta Militar, fue el responsable del ataque y arresto de Aung San Suu Kyi en el año 2003.

El Consejo de Seguridad de la ONU reclamó a los responsables militares la excarcelación de los presos políticos y de las personas detenidas en la Revolución del Azafrán e iniciar conversaciones con la oposición democrática. Como respuesta los dictadores sacaron a la calle el día 13 a miles de personas en su apoyo. La marcha transcurrió por las calles de Rangún bajo una persistente lluvia y las imágenes ofrecidas por las cadenas tailandesas ofrecían la estampa de gran número de monjes. Mientras, el rotativo propagandístico de la Junta, La Nueva Luz de Myanmar, trataba de explicar que la situación en el país “no representa una amenaza para la paz y seguridad nacional”.

Todo demuestra que el régimen birmano está seriamente tocado tanto desde la presión exterior como desde la oposición interior y no obstante, siguen contando con un aliado poderoso y tremendamente testarudo, la TotalFinaElf, multinacional del país de la libertad, la igualdad y la fraternidad. ¡Dios nos ampare!