Los residuos sólidos nos han acompañado desde siempre. Subproductos de nuestra actividad “material”, han aumentado en cantidad y se han complejizado en su composición, conforme nuestra sociedad crece y nuestra cotidianeidad se complejiza.

En las últimas décadas, con el crecimiento y concentración de las ciudades y el aumento del consumo, la gestión de los residuos sólidos empieza a ser un asunto crítico. Una ciudad como Santiago genera 8.211 ton/día de residuos sólidos. Antofagasta, 357 ton/día; Temuco, 269 ton/día.

Tradicionalmente hemos gestionado los residuos con enfoque de disposición final, es decir,

residuos = basura → disposición final

Dentro de este enfoque, se ha avanzado notablemente mejorando la normativa y los sistemas de disposición en origen (la bolsita fuera de casa), recolección y disposición final de residuos: son avances concretos que efectivamente mejoran la calidad de vida de las ciudades.

El desafío siguiente es apoyar fuertemente el cambio del paradigma de la disposición final. Si bien la Política de Gestión Integral de Residuos Sólidos (2005) plantea la estrategia jerarquizada (reducción, minimización, tratamiento y disposición final) este último tiempo, las acciones han estado orientadas a “la necesidad impostergable” de disponer, de manera ambiental y sanitariamente adecuada.

Pero recuperar residuos, es una costumbre tan antigua como generarlos. Probablemente largas décadas de cultura del consumo, ha desmotivado o invisibilizado las prácticas de recuperación. Pero no ha terminado con ellas, en lo absoluto. La tasa de generación de residuos per cápita en la Región Metropolitana, ha crecido un 40% entre 1992 y el 2006. Pero también ha crecido la tasa de reciclaje. En Chile hoy reciclamos un 10% de los residuos a nivel nacional y un 14% en la Región Metropolitana.

Si no hay contexto de política pública favorable a la minimización, estamos desprovistos de incentivos gubernamentales, inversión pública o incluso normativa específica orientada a minimización ¿cómo se recicla el 14% de los residuos? Cerca de un 90% de la respuesta a esta pregunta, surge desde los márgenes de la gestión de RSD. Siempre ha estado ahí, ha crecido y se ha diversificado, acorde a la generación de residuos. Moviliza una economía importante y da sustento a miles de personas. A esta actividad le llamamos Reciclaje Informal y se basa en un paradigma distinto:

residuo = recursos → recuperación

Gestión de Residuos Sólidos Domiciliarios en Chile

Los residuos sólidos se clasifican, según generador, en residuos sólidos domiciliarios (RSD) y residuos industriales. Para efectos de este artículo nos referiremos a los RSD, que son aquellos residuos provenientes de viviendas, locales comerciales y de expendio de alimentos, hoteles, colegios y oficinas.

Es una opinión ampliamente compartida que en Chile existe una gran dispersión de responsabilidades y grandes vacíos normativos y de información en el ámbito de la gestión de RSD.

Marco Normativo Residuos en Chile

En virtud de la Ley Orgánica de Municipalidades, son los municipios los encargados de velar por el retiro y disposición de los residuos sólidos domiciliarios. Para cumplir con esto, un municipio paga alrededor de 60 millones de pesos (USD 120.000) mensuales por concepto de recolección y disposición final de RSD. Si bien este alto costo pudiera generar un contexto que incentive la minimización (reciclaje, compostaje), los municipios –salvo excepciones- hasta ahora no han impulsado este tipo de soluciones, buscando más bien el camino conocido de la disposición final.

En Chile, un 60% de los residuos son dispuestos en rellenos sanitarios, es decir en lugares que fueron construidos según la norma sanitaria y ambiental vigente. Poco menos de un 30% es dispuesto en vertederos, sitios de disposición abiertos, donde la basura se entierra o simplemente se apila. Producto de la fuerte inversión pública de los últimos años, la mayoría de estos vertederos tiene planes de cierre y existen proyectos de rellenos sanitarios para su reemplazo, pero esta situación aún durará unos años más.

Instituciones Vinculadas a la GRS

Residuos Reciclables

Para efectos de este documento, el atributo “reciclable” de un determinado residuo, es relativo a la existencia de una tecnología de procesamiento y una cadena de recuperación y comercialización que permita recuperarlo, generando ingresos a lo largo de su cadena. En el actual contexto, aquellos residuos que tienen un mercado estable vinculado a la cadena de reciclaje son: papeles, cartón, PET, metales y vidrio. También podemos considerar el tetrapack o la madera como residuos reciclables emergentes, pero el mercado de estos residuos aún no se encuentra consolidado.

En la Región Metropolitana se recicla, antes de llegar a relleno, un 28.3% de los papeles y cartones desechados, un 5.8% de los plásticos, un 56% de los metales y un 13% de los vidrios. Adicionalmente, casi un 20% de los RSD que llegan a relleno corresponde a alguno de estos materiales, sumando anualmente más de 300.000 ton de residuos reciclables no recuperados.

En términos normativos, el ámbito del reciclaje prácticamente no existe. Uno de los grandes desafíos para el impulso de la minimización es la generación de un cuerpo de normas aplicables a estos residuos, de manera tal de facilitar su recolección, transporte y procesamiento para su recuperación. Hoy en día, los residuos reciclables no se distinguen de otros residuos, lo que genera una fuerte carga restrictiva sobre su manipulación, desincentivando su recuperación y alimentando la informalidad.

Según datos de CONAMA, en la Región Metropolitana se recicla un 14% del total de RSD y a nivel país un 10%.

Evolución de la composición de los residuos y reciclaje en la RM. Fuente CONAMA

En el ámbito de los RSD, las estrategias de reciclaje han sido básicamente tres:

  • Programas llevados adelante por Municipios, que incluyen en las licitaciones de recolección y disposición de RSD el componente de reciclaje. Estos programas facilitan, a través de distintos mecanismos, la disposición diferenciada voluntaria, por parte de los vecinos. Ejemplo: Vitacura, Ñuñoa.
  • Campañas de beneficencia, llevadas adelante por alianzas entre empresas recuperadoras y organizaciones sin fines de lucro, como mecanismo de captación de fondos. Estas campañas instalan recipientes para determinados tipos de residuos reciclables, en espacios de alto tráfico, como supermercados, centros comerciales o vía pública.
  • Reciclaje Informal: recicladores de base recorriendo la ciudad o trabajando en vertederos.

Esta última estrategia tiene varias décadas de existencia, a diferencia de las dos primeras, que apenas aparecen de manera más sistemática los últimos años.

¿Qué hace que el reciclaje informal funcione?

Tres factores claves producen que el reciclaje informal surja como actividad y trascienda épocas, países y contextos:

  • Pobreza y desempleo: la necesidad de generar recursos de subsistencia y/o económicos de un amplio sector sin acceso a empleo formal.
  • Ausencia de barreras de entrada al negocio: la facilidad de acceso a los residuos, su recolección y venta.
  • Mercado estable: la existencia de un mercado estable de materiales presentes en los residuos.

Cuando esta ecuación se estabiliza, se desarrollan verdaderas economías que, en nuestro país, movilizan más de 300 millones de dólares al año.

1. Pobreza y desempleo

En el marco de procesos de industrialización y urbanización, se produjeron durante todo el S.XX, intensos procesos migratorios campo-ciudad. La mayoría de las personas y familias migrantes buscaban en la ciudad nuevas oportunidades para mejorar sus condiciones económicas. Sin embargo, la oferta de empleo ha sido históricamente inferior a la demanda, generando fuertes cordones de desempleo y pobreza.

Como respuesta a esta situación, una de las alternativas fue buscar fuentes de trabajo informales, en espacios marginales urbanos. Uno de los ámbitos más simbólicos de la marginalidad en nuestras ciudades ha sido la basura: una zona gris, desprestigiada, que nadie ha valorado hasta ahora. En este espacio, la recolección de materiales reciclables y reutilizables surge como una estrategia de sobrevivencia, una actividad popular y espontánea, fuertemente relacionada a la ausencia de oportunidades dentro del sistema formal, que tiene la ventaja de generar ingresos – en ocasiones mayores que el que estas personas generarían en empleos formales- con las ventajas del empleo independiente.

Sin embargo, este “espacio de oportunidad” ha sufrido históricamente una fuerte estigmatización e invisibilización por parte de la sociedad en su conjunto. Las personas dedicadas a la recolección de residuos reciclables, se han caracterizado por pertenecer a un estrato social bajo, un segmento social excluido y vulnerable, con bajos niveles de educación, que han estado expuestos a diversos riesgos sociales, como violencia, alcoholismo y delincuencia. Esto, sumado al estigma sobre los residuos en general, ha contribuido a la invisibilización de la actividad, su historia, registros y también ha dificultado la valoración y reconocimiento público del aporte que este trabajo genera para la sociedad.

2. Ausencia de barreras de entrada

Entre los recicladores de base, existe un rango de nivel de estudios bastante amplio. En general podemos decir que sobre el 50% ha cursado educación básica incompleta o nunca ha cursado estudios, aunque existen variables como la edad y la localización que hacen variar bastante esta cifra: en el vertedero La Chimba de Antofagasta, el 81% de los recicladores no terminó la básica o nunca estudió formalmente; en Temuco esta cifra desciende al 75% y en Maipú, un 45%. De cualquier manera, estas cifras demuestran claramente que los conocimientos en este trabajo se ganan en la experiencia, no siendo la educación formal un requisito. Sí vemos que el manejo de ciertas conocimientos, como las matemáticas básicas o conocimientos aplicados -como los diferentes tipos de materiales reciclables- hacen la diferencia entre un reciclador que tiene mejores posibilidades de interactuar con el mercado comprador y uno que no.

Otro atributo valorado es el de la flexibilidad, lo que permite –por ejemplo- que un número importante de mujeres accedan a este trabajo porque permite compatibilizar con labores domésticas o de crianza de hijos.

3. Mercado

La recuperación de materiales reciclables no existiría como actividad económica desde hace más de 100 años, si no fuera porque existe un mercado. Los recicladores de base son el primer eslabón de la cadena de comercialización y recuperación de material reciclable: generan sus ingresos en la medida en que venden el material que recuperan.

Un ejemplo de esta historia es la empresa Cristal Chile, que tiene una existencia de más de 100 años, y que debido a sus prácticas de reutilización de envases de vidrio promovió cadenas de abastecimiento basadas en recolectores de botellas e intermediarios. Además del vidrio, los primeros elementos recuperados consistían en huesos, trapos y metales en general, los que eran comprados por comerciantes que reutilizaban o reprocesaban estos materiales.

Una de las actividades que ocupa grandes cantidades de material reciclable es la fabricación de papel y cartón. En Chile la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) compraba el material en su planta procesadora ubicada en la comuna de Puente Alto, hasta donde llegaban recicladores de base e intermediarios. El crecimiento de volúmenes comercializados promovió que CMPC creara en 1972, la Sociedad Recuperadora de Papeles y Cartones (SOREPA). Actualmente SOREPA, es la empresa recicladora de papel y cartón más grande del país, que cuenta entre sus proveedores, a miles de recicladores de base quienes comercializan directamente o a través de intermediarios.

Los precios de los materiales reciclables han sido históricamente muy fluctuantes, llegando incluso a cerrar ciertos mercados en épocas de crisis.

Pero si consideramos la tendencia de la última década y el inminente aumento en el consumo de estos materiales -como alternativa a los recursos naturales- es previsible que la tendencia al alza en los precios persista.

Cada material tiene su precio, dependiendo de una serie de factores como los precios de las materias primas vírgenes o el stock de material en el mercado.

Precios actualess de los materiales más comunes
Recicladores de Base

Desgraciadamente no existen datos fidedignos, producto de trabajos detallados y sistemáticos, acerca de la actividad de los recicladores de base en Chile: esto se explica fundamentalmente por el grado de informalidad e invisibilidad del trabajo y la escasa valoración del tema.

En nuestro país las primeras referencias a personas dedicadas a la recolección de residuos para su posterior venta, datan de las primeras décadas del siglo XX: el “huesero” y el comprador de botellas eran personajes populares de las ciudades. Se han recogido testimonios orales que también incluyen, a principios del siglo pasado, la recuperación de metales para fundiciones y telas para la fabricación de huaipe.

La cantidad exacta de recicladores de base existente en el país resulta difícil precisar. Se estiman en decenas de miles en el país, pero sólo existen datos confiables en muy pocas comunas, en las que se han realizado estudios específicos.

Los recicladores de base obtienen sus ingresos a partir de la venta de materiales reciclables y reutilizables a empresas recuperadoras, intermediarios, en ferias o directo al público. Para obtener el material recorren las calles de las ciudades, mayoritariamente en vehículos a tracción humana (aunque algunos acceden a motorizados), seleccionando desde el lugar de disposición primaria y transportando hacia el lugar donde se realiza la selección fina y enfardado, para su posterior venta. Es importante señalar que el trabajo de selección fina permite separar distintas calidades de materiales, permitiendo acceder a mejores rangos de precio, optimizando así los ingresos.

Pueden recorrer largas distancias en sus rutas de trabajo, en horarios que generalmente están adecuados a la recolección de basura u otros horarios adecuados para el generador del residuo.

También existe un número muy importante de recicladores que realiza su labor en los vertederos. La escasa regulación y control de estos sitios de disposición final, facilita el acceso de personas en busca de residuos comercializables. Conocemos el caso de vertedero La Chimba en Antofagasta, vertedero de Villa Alemana y vertedero de Boyeco en Temuco. En estos casos se trabaja en el lugar de disposición final, directo del camión de basura, recuperando el material reciclable y agrupándolo por tipo, para su posterior venta, la que suele ocurrir directo desde el vertedero, por parte de intermediarios. A pesar de las pésimas condiciones de trabajo, en un vertedero como el de Antofagasta, 200 recicladores de base recuperan 20 ton/día de materiales reciclables, generando un ingreso promedio por reciclador de 220.000 pesos.

Catastros levantados en 3 comunas (Antofagasta, Maipú y Temuco) por ONG Cuidad Saludable, en coordinación con el MNRCH y AVINA, muestran que dependiendo de las capacidades y habilidades, sistema de trabajo y el equipamiento con que se cuente, la mayoría de los recicladores de base estudiados recuperan mensualmente desde 2 hasta 10 ton de residuos. Los ingresos promedio van entre 0.5 y 3 ingresos mínimos mensuales por reciclador. En la mayoría de los casos estos ingresos se consiguen trabajando en colaboración con otros miembros de la familia, por lo que debe considerarse un ingreso familiar.

Es una actividad que por sus características, se presta para ser una actividad familiar. Por un lado el proceso de recolección puede hacerse acompañado, lo que reduce la intensidad del esfuerzo y mejora el rendimiento de la ruta; luego el material es descargado (generalmente en su propia casa) y se realiza una separación más fina, entre residuos de distinto tipo, lo que agrega valor aumentando las ganancias; posteriormente se enfarda o empaca los residuos del mismo tipo, para su entrega a la empresa compradora.

Las mujeres tienen una alta participación en esta actividad, tanto en labores de recolección, como de separación fina. Por ejemplo, en Temuco un 57% de las personas dedicadas a esta actividad son mujeres; en Maipú un 40%; y en el Vertedero la Chimba en Antofagasta, un 44%.

Organización de los recicladores en Chile

Desde los años 80 a la actualidad, los recicladores han llevado adelante procesos organizativos de distinto tipo y alcance. Agrupaciones de carácter social y económico, tales como sindicatos, organizaciones comunitarias funcionales y cooperativas, van plasmando las visiones de superación de este sector.

En distintas localidades, grupos de recicladores participan en algún tipo de organización ligada a su trabajo, normalmente de alcance local. El año 1997, se formó la primera organización de segundo nivel, la Asociación Metropolitana de Recolectores Independientes de Materiales Reciclables (ASRI A.G.). El año 2007, un grupo de líderes recicladores de las regiones IV, VIII, y Región Metropolitana lanza el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile (MNRCH), una agrupación de líderes que impulsa una visión proactiva de la inclusión de los recicladores en la gestión de los RSD. Este movimiento se ha ido ampliando y hoy suma 22 grupos de recicladores en 14 comunas del país, desde Iquique hasta Temuco.

A nivel de las organizaciones locales, la aspiración predominante es contar con centros de reciclaje comunales, de manera de mejorar sus condiciones de trabajo e ingresos, para potenciar su rol de agentes de minimización de residuos, obteniendo un espacio de equidad, dignidad y reconocimiento social largamente anhelado.

Por su parte, el MNRCH busca:

  • La reivindicación del rol del reciclador de base en la GRSU en Chile
  • La promoción, a nivel nacional, de su inclusión en sistemas formales de reciclaje local
  • La generación de vínculos de cooperación con empresas, instituciones, organizaciones, en el país y Latinoamérica.

Propone que consideremos el negocio del reciclaje como una gran oportunidad de inclusión social y económica, para potenciarlo a través de sistemas integrados de cobertura amplia (comunales, inter-comunales), que tomen como base a los miles de recicladores que diariamente desarrollan esta actividad.

Desde el año 2005, producto de una alianza de nivel continental entre AVINA y organizaciones de recicladores, movimientos nacionales y organizaciones locales de 12 países latinoamericanos, surge la Red Latinoamericana de Recicladores, cuya misión es:

  • Conseguir que se reconozca política y socialmente la labor de los recicladores como una actividad sostenible
  • Cambiar opinión publica y de funcionarios en favor de los recicladores y abogar por regulaciones y políticas que los favorezcan
  • Fortalecer las organizaciones de recicladores
  • Hacer circular la información entre los recicladores y las comunidades

Esta alianza de carácter continental, ha conseguido vincularse con recicladores informales de India, Asia y África y múltiples ongs, organismos multilaterales, fundaciones internacionales y gobiernos, perfilando desde el 2008 una red global. Entre los puntos destacados de esta agenda global está el posicionamiento del reciclaje en el marco de las conversaciones sobre cambio climático: esta agenda busca validar al reciclaje como una actividad factible de capturar bonos de carbono.

Impactos positivos del reciclaje. Perspectivas futuras y algunas tesis

1. Empleo: Desde una perspectiva macro, el impacto -actual y potencial- que nos parece más relevante e interesante de explorar es el potencial de generación de empleo, asociado a la minimización de residuos.

El actual sistema de funcionamiento informal -en torno al reciclaje de RSD- ha maximizado el empleo: una variable positiva deseable de sostener. Pero con un alto riesgo sanitario, social y económico, para las decenas de miles de personas dedicadas a esta actividad.

Nos atrevemos a formular la siguiente hipótesis: en una estimación basada en datos parciales, podemos decir que 5 ton/mes de material reciclable generan un ingreso aproximado de 200.000 pesos. Las mismas 5 ton, ahorran mensualmente $60.000 del presupuesto municipal y 10 mts3 de relleno sanitario.

Estas cifras, llevadas a escala comunal

Siguiendo esta tesis, si consideráramos sólo las tres regiones con mayor generación de residuos, tendríamos un total de 275.000 ton/mes. Aplicando el porcentaje de residuos reciclables de la RM (25,7%), tenemos un total de 75.625 ton/mes. Dividiendo esto por el factor de empleo, tenemos un potencial estimado de 15.125 empleos vinculados al reciclaje de RSD.

Imaginando un futuro sistema formal, que se siga basando en los recicladores, la pregunta entonces es: ¿cómo continuar maximizando la variable empleo al mismo tiempo que reducimos el riesgo sanitario, social y económico y mejoramos la calidad del servicio?.

  • La apuesta de los recicladores organizados es autogestionar modelos asociativos formales.
  • Otros modelos se basan en el emprendimiento de algunos recicladores, que finalmente administran el negocio, manteniendo algunos beneficios para los socios.
  • Algunos empresarios han desarrollado modelos donde contratan a recicladores como trabajadores.

Ninguno de los tres modelos ha logrado escalar más allá de iniciativas puntuales. Tampoco una iniciativa netamente empresarial, hasta ahora ha logrado desarrollar un negocio de reciclaje con la logística -orientada a pequeños y medianos generadores- que realizan los recicladores de base. Esto nos muestra que el reciclaje informal tiene ventajas comparativas logísticas que vale la pena mirar a la hora de diseñar nuevos sistemas.

En las nuevas políticas de fomento a la minimización que están por venir, podemos escoger como país la opción de aprovechar este negocio desde el punto de vista de la generación de trabajo decente y el fomento al emprendimiento asociativo, o podemos optar por modelos empresariales más tradicionales e importación de tecnologías.

Fuente: Global Anti-Incinerator Alliance (GAIA)

2. Medio Ambiente:

Respecto a las externalidades ambientales positivas, podemos decir que éstas se dan por dos tipos de asuntos diferentes:

  • El primero es a propósito del residuo reciclable como materia prima alternativa a materia prima virgen. Es de conocimiento amplio que el reciclaje evita la explotación indiscriminada de recursos naturales, disminuyendo además la energía (por lo tanto las emisiones de CO2) y el consumo de agua necesarios en los procesos.
  • El segundo es debido al reciclaje como alternativa a la disposición final de residuos. Las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) en la gestión de residuos sólidos son:
    • CH4 de procesos aeróbicos, especialmente en rellenos sanitarios (fuente principal de GEI )
    • CO2 de la incineración de residuos y de procesos de descomposición
    • CO2 del consumo de energía en transporte y tratamiento de residuos
    • N2O de incineración de residuos.

Desde el año 2009, los recicladores organizados participan en una alianza global a favor del reciclaje, en el marco de las conversaciones y acuerdo sobre cambio climático. Buscan alimentar esta conversación con su perspectiva, que mezcla lo ambiental, lo social y lo económico con un énfasis en la generación de empleos dignos.

Fuente: Global Anti-Incinerator Alliance (GAIA)

Conclusión

La gestión de residuos sólidos en Chile es un ámbito de desarrollo incipiente, con avances importantes en la recolección y disposición final, pero con un gran componente que desarrollar, en relación a la minimización.

Por otro lado, el mercado de los materiales reciclables se ha desarrollado fuertemente los últimos 10 años, llevándonos a tasas de recuperación promedio nacional del 10%. Parte importantísima de este reciclaje (se estima cerca de un 90% de los RSD reciclados) proviene de la actividad de recolección, separación, enfardado y venta de residuos reciclables por parte de recicladores de base, que realizan su trabajo en un contexto de casi total informalidad.

A pesar de su informalidad, esta actividad genera empleos a decenas de miles de personas en nuestro país. Un porcentaje importante de estos trabajadores ha logrado superarse en el negocio, alcanzando ingresos superiores al sueldo mínimo y tasas de recuperación entre 2 y 10 ton/mes.

Esta realidad del reciclaje informal, nos muestra un sistema de gestión de residuos reciclables que maximiza el empleo y genera ingresos basados en el mercado, pero que –producto de su informalidad y de la ausencia de normativas específicas- se da en un contexto de riesgo sanitario, social y económico.

En consecuencia, tenemos una gran oportunidad de promover modelos inclusivos de recuperación de residuos reciclables, en el marco de nuevos enfoques de gestión de residuos sólidos domiciliarios, que no sólo se plantean la minimización de residuos a disposición final, sino también la inclusión real de los recicladores de base, trabajadores históricos del reciclaje en nuestro país.

Bibliografía

  • Vasconi, Paola. “Residuos Sólidos Domiciliarios en Chile: Análisis y Propuestas.” Terram , 2004, Chile.
  • Alaniz, Alvaro y otros. Recolectores Independientes y el Reciclaje en Chile. Ecología Desarrollo, 1998 Chile.
  • Florisbela, Anna y otros. “La Integración del Sector Informal en la Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos con un Enfoque al Sector de la Chatarra”.2006, Chile
  • Florisbela, Anna. “Propuesta para una estrategia de inclusión del sector informal en la gestión de residuos sólidos, Chile”, GTZ, 2008, Chile.
  • Miranda, Marcela. ”Estudio Recuperación de Residuos Madereros con Inclusión de los Recicladores.” AVINA, 2007, Chile
  • Miranda, Marcela. “Diagnóstico sobre las Condiciones de Trabajo de los Recicladores, Comuna de Maipú Región Metropolitana, Chile.” ONG Ciudad Saludable, 2009,Chile
  • Miranda, Marcela. “Diagnóstico sobre las Condiciones de Trabajo de los Recicladores, Comuna de Temuco, Región De Araucanía.”. ONG Ciudad Saludable, 2009, Chile
  • Miranda, Marcela “Diagnóstico sobre las Condiciones de Trabajo de los Recicladores del Vertedero La Chimba, Comuna de Antogafasta, Región de Antofagasta.” ONG Ciudad Saludable, 2009, Chile
  • Fernández, Lucía Rechazando a Ser Excluidos: La Organización de los Recicladores en el Mundo, 2009.USA.
  • CONAMA Región Metropolitana. Área Gestión de Residuos y Materiales Peligrosos. “Estrategia de Reciclaje de Residuos Sólidos Domiciliarios en la Región Metropolitana”. 2005, Chile.
  • CONAMA. Unidad de Economía Ambiental, “Tarificación Diferenciada para la Basura Domiciliaria el Manejo de Residuos Sólidos Domiciliarios en Base a la Cantidad Generada.” Serie Economía Ambiental,1997, Chile
  • CONAMA RM, Intendencia Metropolitana de Santiago y Fundación Casa de la Paz. “Plan de Acción Mesa Intersectorial Santiago Recicla, Región Metropolitana. Versión 3.0. 2009, Chile
  • Grupo de Residuos Sólidos, Escuela de Ingeniería en Construcción, UC Valparaíso. “Caracterización de los Residuos Sólidos Domiciliarios en la Región Metropolitana”. 2006, Chile

www.avina.net

Los residuos sólidos nos han acompañado desde siempre. Subproductos de nuestra actividad “material”, han aumentado en cantidad y se han complejizado en su composición, conforme nuestra sociedad crece y nuestra cotidianeidad se complejiza.

En las últimas décadas, con el crecimiento y concentración de las ciudades y el aumento del consumo, la gestión de los residuos sólidos empieza a ser un asunto crítico. Una ciudad como Santiago genera 8.211 ton/día de residuos sólidos. Antofagasta, 357 ton/día; Temuco, 269 ton/día.

Tradicionalmente hemos gestionado los residuos con enfoque de disposición final, es decir,

residuos = basura → disposición final

Dentro de este enfoque, se ha avanzado notablemente mejorando la normativa y los sistemas de disposición en origen (la bolsita fuera de casa), recolección y disposición final de residuos: son avances concretos que efectivamente mejoran la calidad de vida de las ciudades.

El desafío siguiente es apoyar fuertemente el cambio del paradigma de la disposición final. Si bien la Política de Gestión Integral de Residuos Sólidos (2005) plantea la estrategia jerarquizada (reducción, minimización, tratamiento y disposición final) este último tiempo, las acciones han estado orientadas a “la necesidad impostergable” de disponer, de manera ambiental y sanitariamente adecuada.

Pero recuperar residuos, es una costumbre tan antigua como generarlos. Probablemente largas décadas de cultura del consumo, ha desmotivado o invisibilizado las prácticas de recuperación. Pero no ha terminado con ellas, en lo absoluto. La tasa de generación de residuos per cápita en la Región Metropolitana, ha crecido un 40% entre 1992 y el 2006. Pero también ha crecido la tasa de reciclaje. En Chile hoy reciclamos un 10% de los residuos a nivel nacional y un 14% en la Región Metropolitana.

Si no hay contexto de política pública favorable a la minimización, estamos desprovistos de incentivos gubernamentales, inversión pública o incluso normativa específica orientada a minimización ¿cómo se recicla el 14% de los residuos? Cerca de un 90% de la respuesta a esta pregunta, surge desde los márgenes de la gestión de RSD. Siempre ha estado ahí, ha crecido y se ha diversificado, acorde a la generación de residuos. Moviliza una economía importante y da sustento a miles de personas. A esta actividad le llamamos Reciclaje Informal y se basa en un paradigma distinto:

residuo = recursos → recuperación

Gestión de Residuos Sólidos Domiciliarios en Chile

Los residuos sólidos se clasifican, según generador, en residuos sólidos domiciliarios (RSD) y residuos industriales. Para efectos de este artículo nos referiremos a los RSD, que son aquellos residuos provenientes de viviendas, locales comerciales y de expendio de alimentos, hoteles, colegios y oficinas.

Es una opinión ampliamente compartida que en Chile existe una gran dispersión de responsabilidades y grandes vacíos normativos y de información en el ámbito de la gestión de RSD.  

Marco Normativo Residuos en Chile

En virtud de la Ley Orgánica de Municipalidades, son los municipios los encargados de velar por el retiro y disposición de los residuos sólidos domiciliarios. Para cumplir con esto, un municipio paga alrededor de 60 millones de pesos (USD 120.000) mensuales por concepto de recolección y disposición final de RSD. Si bien este alto costo pudiera generar un contexto que incentive la minimización (reciclaje, compostaje), los municipios –salvo excepciones- hasta ahora no han impulsado este tipo de soluciones, buscando más bien el camino conocido de la disposición final.

En Chile, un 60% de los residuos son dispuestos en rellenos sanitarios, es decir en lugares que fueron construidos según la norma sanitaria y ambiental vigente. Poco menos de un 30% es dispuesto en vertederos, sitios de disposición abiertos, donde la basura se entierra o simplemente se apila. Producto de la fuerte inversión pública de los últimos años, la mayoría de estos vertederos tiene planes de cierre y existen proyectos de rellenos sanitarios para su reemplazo, pero esta situación aún durará unos años más.

Instituciones Vinculadas a la GRS

Residuos Reciclables

Para efectos de este documento, el atributo “reciclable” de un determinado residuo, es relativo a la existencia de una tecnología de procesamiento y una cadena de recuperación y comercialización que permita recuperarlo, generando ingresos a lo largo de su cadena. En el actual contexto, aquellos residuos que tienen un mercado estable vinculado a la cadena de reciclaje son: papeles, cartón, PET, metales y vidrio. También podemos considerar el tetrapack o la madera como residuos reciclables emergentes, pero el mercado de estos residuos aún no se encuentra consolidado.

En la Región Metropolitana se recicla, antes de llegar a relleno, un 28.3% de los papeles y cartones desechados, un 5.8% de los plásticos, un 56% de los metales y un 13% de los vidrios. Adicionalmente, casi un 20% de los RSD que llegan a relleno corresponde a alguno de estos materiales, sumando anualmente más de 300.000 ton de residuos reciclables no recuperados.

En términos normativos, el ámbito del reciclaje prácticamente no existe. Uno de los grandes desafíos para el impulso de la minimización es la generación de un cuerpo de normas aplicables a estos residuos, de manera tal de facilitar su recolección, transporte y procesamiento para su recuperación. Hoy en día, los residuos reciclables no se distinguen de otros residuos, lo que genera una fuerte carga restrictiva sobre su manipulación, desincentivando su recuperación y alimentando la informalidad.

Según datos de CONAMA, en la Región Metropolitana se recicla un 14% del total de RSD y a nivel país un 10%.

Evolución de la composición de los residuos y reciclaje en la RM. Fuente CONAMA

En el ámbito de los RSD, las estrategias de reciclaje han sido básicamente tres:

  • Programas llevados adelante por Municipios, que incluyen en las licitaciones de recolección y disposición de RSD el componente de reciclaje. Estos programas facilitan, a través de distintos mecanismos, la disposición diferenciada voluntaria, por parte de los vecinos. Ejemplo: Vitacura, Ñuñoa.
  • Campañas de beneficencia, llevadas adelante por alianzas entre empresas recuperadoras y organizaciones sin fines de lucro, como mecanismo de captación de fondos. Estas campañas instalan recipientes para determinados tipos de residuos reciclables, en espacios de alto tráfico, como supermercados, centros comerciales o vía pública.
  • Reciclaje Informal: recicladores de base recorriendo la ciudad o trabajando en vertederos.

Esta última estrategia tiene varias décadas de existencia, a diferencia de las dos primeras, que apenas aparecen de manera más sistemática los últimos años.

¿Qué hace que el reciclaje informal funcione?

Tres factores claves producen que el reciclaje informal surja como actividad y trascienda épocas, países y contextos:

  • Pobreza y desempleo: la necesidad de generar recursos de subsistencia y/o económicos de un amplio sector sin acceso a empleo formal.
  • Ausencia de barreras de entrada al negocio: la facilidad de acceso a los residuos, su recolección y venta.
  • Mercado estable: la existencia de un mercado estable de materiales presentes en los residuos.

Cuando esta ecuación se estabiliza, se desarrollan verdaderas economías que, en nuestro país, movilizan más de 300 millones de dólares al año.

1. Pobreza y desempleo

En el marco de procesos de industrialización y urbanización, se produjeron durante todo el S.XX, intensos procesos migratorios campo-ciudad. La mayoría de las personas y familias migrantes buscaban en la ciudad nuevas oportunidades para mejorar sus condiciones económicas. Sin embargo, la oferta de empleo ha sido históricamente inferior a la demanda, generando fuertes cordones de desempleo y pobreza.

Como respuesta a esta situación, una de las alternativas fue buscar fuentes de trabajo informales, en espacios marginales urbanos. Uno de los ámbitos más simbólicos de la marginalidad en nuestras ciudades ha sido la basura: una zona gris, desprestigiada, que nadie ha valorado hasta ahora. En este espacio, la recolección de materiales reciclables y reutilizables surge como una estrategia de sobrevivencia, una actividad popular y espontánea, fuertemente relacionada a la ausencia de oportunidades dentro del sistema formal, que tiene la ventaja de generar ingresos – en ocasiones mayores que el que estas personas generarían en empleos formales- con las ventajas del empleo independiente.

Sin embargo, este “espacio de oportunidad” ha sufrido históricamente una fuerte estigmatización e invisibilización por parte de la sociedad en su conjunto. Las personas dedicadas a la recolección de residuos reciclables, se han caracterizado por pertenecer a un estrato social bajo, un segmento social excluido y vulnerable, con bajos niveles de educación, que han estado expuestos a diversos riesgos sociales, como violencia, alcoholismo y delincuencia. Esto, sumado al estigma sobre los residuos en general, ha contribuido a la invisibilización de la actividad, su historia, registros y también ha dificultado la valoración y reconocimiento público del aporte que este trabajo genera para la sociedad.

2. Ausencia de barreras de entrada

Entre los recicladores de base, existe un rango de nivel de estudios bastante amplio. En general podemos decir que sobre el 50% ha cursado educación básica incompleta o nunca ha cursado estudios, aunque existen variables como la edad y la localización que hacen variar bastante esta cifra: en el vertedero La Chimba de Antofagasta, el 81% de los recicladores no terminó la básica o nunca estudió formalmente; en Temuco esta cifra desciende al 75% y en Maipú, un 45%. De cualquier manera, estas cifras demuestran claramente que los conocimientos en este trabajo se ganan en la experiencia, no siendo la educación formal un requisito. Sí vemos que el manejo de ciertas conocimientos, como las matemáticas básicas o conocimientos aplicados -como los diferentes tipos de materiales reciclables- hacen la diferencia entre un reciclador que tiene mejores posibilidades de interactuar con el mercado comprador y uno que no.

Otro atributo valorado es el de la flexibilidad, lo que permite –por ejemplo- que un número importante de mujeres accedan a este trabajo porque permite compatibilizar con labores domésticas o de crianza de hijos.

3. Mercado

La recuperación de materiales reciclables no existiría como actividad económica desde hace más de 100 años, si no fuera porque existe un mercado. Los recicladores de base son el primer eslabón de la cadena de comercialización y recuperación de material reciclable: generan sus ingresos en la medida en que venden el material que recuperan.

Un ejemplo de esta historia es la empresa Cristal Chile, que tiene una existencia de más de 100 años, y que debido a sus prácticas de reutilización de envases de vidrio promovió cadenas de abastecimiento basadas en recolectores de botellas e intermediarios. Además del vidrio, los primeros elementos recuperados consistían en huesos, trapos y metales en general, los que eran comprados por comerciantes que reutilizaban o reprocesaban estos materiales.

Una de las actividades que ocupa grandes cantidades de material reciclable es la fabricación de papel y cartón. En Chile la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) compraba el material en su planta procesadora ubicada en la comuna de Puente Alto, hasta donde llegaban recicladores de base e intermediarios. El crecimiento de volúmenes comercializados promovió que CMPC creara en 1972, la Sociedad Recuperadora de Papeles y Cartones (SOREPA). Actualmente SOREPA, es la empresa recicladora de papel y cartón más grande del país, que cuenta entre sus proveedores, a miles de recicladores de base quienes comercializan directamente o a través de intermediarios.

Los precios de los materiales reciclables han sido históricamente muy fluctuantes, llegando incluso a cerrar ciertos mercados en épocas de crisis.

Pero si consideramos la tendencia de la última década y el inminente aumento en el consumo de estos materiales -como alternativa a los recursos naturales- es previsible que la tendencia al alza en los precios persista.

Cada material tiene su precio, dependiendo de una serie de factores como los precios de las materias primas vírgenes o el stock de material en el mercado.

Precios actualess de los materiales más comunes

Recicladores de Base

Desgraciadamente no existen datos fidedignos, producto de trabajos detallados y sistemáticos, acerca de la actividad de los recicladores de base en Chile: esto se explica fundamentalmente por el grado de informalidad e invisibilidad del trabajo y la escasa valoración del tema.

En nuestro país las primeras referencias a personas dedicadas a la recolección de residuos para su posterior venta, datan de las primeras décadas del siglo XX: el “huesero” y el comprador de botellas eran personajes populares de las ciudades. Se han recogido testimonios orales que también incluyen, a principios del siglo pasado, la recuperación de metales para fundiciones y telas para la fabricación de huaipe.

La cantidad exacta de recicladores de base existente en el país resulta difícil precisar. Se estiman en decenas de miles en el país, pero sólo existen datos confiables en muy pocas comunas, en las que se han realizado estudios específicos.

Los recicladores de base obtienen sus ingresos a partir de la venta de materiales reciclables y reutilizables a empresas recuperadoras, intermediarios, en ferias o directo al público. Para obtener el material recorren las calles de las ciudades, mayoritariamente en vehículos a tracción humana (aunque algunos acceden a motorizados), seleccionando desde el lugar de disposición primaria y transportando hacia el lugar donde se realiza la selección fina y enfardado, para su posterior venta. Es importante señalar que el trabajo de selección fina permite separar distintas calidades de materiales, permitiendo acceder a mejores rangos de precio, optimizando así los ingresos.

Pueden recorrer largas distancias en sus rutas de trabajo, en horarios que generalmente están adecuados a la recolección de basura u otros horarios adecuados para el generador del residuo.

También existe un número muy importante de recicladores que realiza su labor en los vertederos. La escasa regulación y control de estos sitios de disposición final, facilita el acceso de personas en busca de residuos comercializables. Conocemos el caso de vertedero La Chimba en Antofagasta, vertedero de Villa Alemana y vertedero de Boyeco en Temuco. En estos casos se trabaja en el lugar de disposición final, directo del camión de basura, recuperando el material reciclable y agrupándolo por tipo, para su posterior venta, la que suele ocurrir directo desde el vertedero, por parte de intermediarios. A pesar de las pésimas condiciones de trabajo, en un vertedero como el de Antofagasta, 200 recicladores de base recuperan 20 ton/día de materiales reciclables, generando un ingreso promedio por reciclador de 220.000 pesos.

Catastros levantados en 3 comunas (Antofagasta, Maipú y Temuco) por ONG Cuidad Saludable, en coordinación con el MNRCH y AVINA, muestran que dependiendo de las capacidades y habilidades, sistema de trabajo y el equipamiento con que se cuente, la mayoría de los recicladores de base estudiados recuperan mensualmente desde 2 hasta 10 ton de residuos. Los ingresos promedio van entre 0.5 y 3 ingresos mínimos mensuales por reciclador. En la mayoría de los casos estos ingresos se consiguen trabajando en colaboración con otros miembros de la familia, por lo que debe considerarse un ingreso familiar.

Es una actividad que por sus características, se presta para ser una actividad familiar. Por un lado el proceso de recolección puede hacerse acompañado, lo que reduce la intensidad del esfuerzo y mejora el rendimiento de la ruta; luego el material es descargado (generalmente en su propia casa) y se realiza una separación más fina, entre residuos de distinto tipo, lo que agrega valor aumentando las ganancias; posteriormente se enfarda o empaca los residuos del mismo tipo, para su entrega a la empresa compradora.

Las mujeres tienen una alta participación en esta actividad, tanto en labores de recolección, como de separación fina. Por ejemplo, en Temuco un 57% de las personas dedicadas a esta actividad son mujeres; en Maipú un 40%; y en el Vertedero la Chimba en Antofagasta, un 44%.

Organización de los recicladores en Chile

Desde los años 80 a la actualidad, los recicladores han llevado adelante procesos organizativos de distinto tipo y alcance. Agrupaciones de carácter social y económico, tales como sindicatos, organizaciones comunitarias funcionales y cooperativas, van plasmando las visiones de superación de este sector.

En distintas localidades, grupos de recicladores participan en algún tipo de organización ligada a su trabajo, normalmente de alcance local. El año 1997, se formó la primera organización de segundo nivel, la Asociación Metropolitana de Recolectores Independientes de Materiales Reciclables (ASRI A.G.). El año 2007, un grupo de líderes recicladores de las regiones IV, VIII, y Región Metropolitana lanza el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile (MNRCH), una agrupación de líderes que impulsa una visión proactiva de la inclusión de los recicladores en la gestión de los RSD. Este movimiento se ha ido ampliando y hoy suma 22 grupos de recicladores en 14 comunas del país, desde Iquique hasta Temuco.

A nivel de las organizaciones locales, la aspiración predominante es contar con centros de reciclaje comunales, de manera de mejorar sus condiciones de trabajo e ingresos, para potenciar su rol de agentes de minimización de residuos, obteniendo un espacio de equidad, dignidad y reconocimiento social largamente anhelado.

Por su parte, el MNRCH busca:

  • La reivindicación del rol del reciclador de base en la GRSU en Chile
  • La promoción, a nivel nacional, de su inclusión en sistemas formales de reciclaje local
  • La generación de vínculos de cooperación con empresas, instituciones, organizaciones, en el país y Latinoamérica.

Propone que consideremos el negocio del reciclaje como una gran oportunidad de inclusión social y económica, para potenciarlo a través de sistemas integrados de cobertura amplia (comunales, inter-comunales), que tomen como base a los miles de recicladores que diariamente desarrollan esta actividad.

Desde el año 2005, producto de una alianza de nivel continental entre AVINA y organizaciones de recicladores, movimientos nacionales y organizaciones locales de 12 países latinoamericanos, surge la Red Latinoamericana de Recicladores, cuya misión es:

  • Conseguir que se reconozca política y socialmente la labor de los recicladores como una actividad sostenible
  • Cambiar opinión publica y de funcionarios en favor de los recicladores y abogar por regulaciones y políticas que los favorezcan
  • Fortalecer las organizaciones de recicladores
  • Hacer circular la información entre los recicladores y las comunidades

Esta alianza de carácter continental, ha conseguido vincularse con recicladores informales de India, Asia y África y múltiples ongs, organismos multilaterales, fundaciones internacionales y gobiernos, perfilando desde el 2008 una red global. Entre los puntos destacados de esta agenda global está el posicionamiento del reciclaje en el marco de las conversaciones sobre cambio climático: esta agenda busca validar al reciclaje como una actividad factible de capturar bonos de carbono.

Impactos positivos del reciclaje. Perspectivas futuras y algunas tesis

1. Empleo: Desde una perspectiva macro, el impacto -actual y potencial- que nos parece más relevante e interesante de explorar es el potencial de generación de empleo, asociado a la minimización de residuos.

El actual sistema de funcionamiento informal -en torno al reciclaje de RSD- ha maximizado el empleo: una variable positiva deseable de sostener. Pero con un alto riesgo sanitario, social y económico, para las decenas de miles de personas dedicadas a esta actividad.

Nos atrevemos a formular la siguiente hipótesis: en una estimación basada en datos parciales, podemos decir que 5 ton/mes de material reciclable generan un ingreso aproximado de 200.000 pesos. Las mismas 5 ton, ahorran mensualmente $60.000 del presupuesto municipal y 10 mts3 de relleno sanitario.

Estas cifras, llevadas a escala comunal

Siguiendo esta tesis, si consideráramos sólo las tres regiones con mayor generación de residuos, tendríamos un total de 275.000 ton/mes. Aplicando el porcentaje de residuos reciclables de la RM (25,7%), tenemos un total de 75.625 ton/mes. Dividiendo esto por el factor de empleo, tenemos un potencial estimado de 15.125 empleos vinculados al reciclaje de RSD.

Imaginando un futuro sistema formal, que se siga basando en los recicladores, la pregunta entonces es: ¿cómo continuar maximizando la variable empleo al mismo tiempo que reducimos el riesgo sanitario, social y económico y mejoramos la calidad del servicio?.

  • La apuesta de los recicladores organizados es autogestionar modelos asociativos formales.
  • Otros modelos se basan en el emprendimiento de algunos recicladores, que finalmente administran el negocio, manteniendo algunos beneficios para los socios.
  • Algunos empresarios han desarrollado modelos donde contratan a recicladores como trabajadores.

Ninguno de los tres modelos ha logrado escalar más allá de iniciativas puntuales. Tampoco una iniciativa netamente empresarial, hasta ahora ha logrado desarrollar un negocio de reciclaje con la logística -orientada a pequeños y medianos generadores- que realizan los recicladores de base. Esto nos muestra que el reciclaje informal tiene ventajas comparativas logísticas que vale la pena mirar a la hora de diseñar nuevos sistemas.

En las nuevas políticas de fomento a la minimización que están por venir, podemos escoger como país la opción de aprovechar este negocio desde el punto de vista de la generación de trabajo decente y el fomento al emprendimiento asociativo, o podemos optar por modelos empresariales más tradicionales e importación de tecnologías.

Fuente: Global Anti-Incinerator Alliance (GAIA)

2. Medio Ambiente:

Respecto a las externalidades ambientales positivas, podemos decir que éstas se dan por dos tipos de asuntos diferentes:

  • El primero es a propósito del residuo reciclable como materia prima alternativa a materia prima virgen. Es de conocimiento amplio que el reciclaje evita la explotación indiscriminada de recursos naturales, disminuyendo además la energía (por lo tanto las emisiones de CO2) y el consumo de agua necesarios en los procesos.
  • El segundo es debido al reciclaje como alternativa a la disposición final de residuos. Las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) en la gestión de residuos sólidos son:
    • CH4 de procesos aeróbicos, especialmente en rellenos sanitarios (fuente principal de GEI )
    • CO2 de la incineración de residuos y de procesos de descomposición
    • CO2 del consumo de energía en transporte y tratamiento de residuos
    • N2O de incineración de residuos.

Desde el año 2009, los recicladores organizados participan en una alianza global a favor del reciclaje, en el marco de las conversaciones y acuerdo sobre cambio climático. Buscan alimentar esta conversación con su perspectiva, que mezcla lo ambiental, lo social y lo económico con un énfasis en la generación de empleos dignos.

Fuente: Global Anti-Incinerator Alliance (GAIA)

Conclusión

La gestión de residuos sólidos en Chile es un ámbito de desarrollo incipiente, con avances importantes en la recolección y disposición final, pero con un gran componente que desarrollar, en relación a la minimización.  

Por otro lado, el mercado de los materiales reciclables se ha desarrollado fuertemente los últimos 10 años, llevándonos a tasas de recuperación promedio nacional del 10%. Parte importantísima de este reciclaje (se estima cerca de un 90% de los RSD reciclados) proviene de la actividad de recolección, separación, enfardado y venta de residuos reciclables por parte de recicladores de base, que realizan su trabajo en un contexto de casi total informalidad.

A pesar de su informalidad, esta actividad genera empleos a decenas de miles de personas en nuestro país. Un porcentaje importante de estos trabajadores ha logrado superarse en el negocio, alcanzando ingresos superiores al sueldo mínimo y tasas de recuperación entre 2 y 10 ton/mes.

Esta realidad del reciclaje informal, nos muestra un sistema de gestión de residuos reciclables que maximiza el empleo y genera ingresos basados en el mercado, pero que –producto de su informalidad y de la ausencia de normativas específicas- se da en un contexto de riesgo sanitario, social y económico.

En consecuencia, tenemos una gran oportunidad de promover modelos inclusivos de recuperación de residuos reciclables, en el marco de nuevos enfoques de gestión de residuos sólidos domiciliarios, que no sólo se plantean la minimización de residuos a disposición final, sino también la inclusión real de los recicladores de base, trabajadores históricos del reciclaje en nuestro país.

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www.avina.net