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ASPECTOS TAXONÓMICOS.

La vaquita es la más pequeña de las marsopas y de todos los cetáceos. Las hembras adultas miden de 135 a 150 cm de longitud, mientras que los machos son ligeramente más pequeños, de entre 128 y 145 cm. Al nacer miden de 67 a 75 cm. Con respecto al peso, pesan una media de 55 kg, mientras que al nacer pesan entre 7,5 y 10 kg.

Su cabeza es redondeada y su hocico corto con dientes en forma de espátula (de 17 a 21 en la mandíbula superior y de 17 a 20 en la inferior). Su dorso es de color gris oscuro, con zonas laterales gris claro y vientre blanco. Tiene el rostro cubierto de un color más claro que el resto de su cuerpo y su aleta dorsal, a diferencia de los delfines, es rectangular. Una característica en esta especie es la apariencia sobresaliente de los labios, así como manchas de color negro en la piel alrededor de los ojos y los labios.

Las aletas pectorales son más largas y la aleta dorsal más alta proporcionalmente a la longitud del cuerpo si lo comparamos a otras especies de marsopas. Se piensa que estas adaptaciones y su tamaño pequeño pueden tener como fin soportar las altas temperaturas que alcanza el agua durante el verano.

Es difícil verlas ya que son muy tímidas y no se aproximan a las embarcaciones; además salen a respirar a la superficie por muy corto tiempo cada tres a cuatro minutos. Se calcula que viven hasta unos 22 años.

HÁBITAT Y ALIMENTACIÓN.

Es una especie muy tímida, rara vez salta fuera de la superficie del mar, más bien emerge unos segundos para tomar aire y vuelve a sumergirse.

Los científicos creen que la vaquita es parte de una fauna originalmente de agua templada que se piensa quedó atrapada en el Alto Golfo cuando la zona tropical al sur se expandió hacia el norte durante un período de calentamiento global. Se piensa que quedó atrapada ahí por una barrera de temperatura alta, pues el grupo de las marsopas son de aguas templadas frías, pero no tropicales. Son las únicas marsopas que se encuentran en aguas cálidas, tolerando fluctuaciones de temperatura que van desde 14 ºC en enero a 36ºC en agosto, mientras que el resto de marsopas viven en aguas de unos 20ºC de media.

La vaquita marina es una especie marina que vive en aguas relativamente someras, en aguas turbias y con un ambiente dinámico. La gran mayoría de avistamientos de la especie se han dado entre los 21 y 35 m de profundidad, en zonas entre 3 y 33 km alejadas de la costa, con aguas turbias, por lo que se piensa que las señales acústicas pueden ser de gran utilidad para detectar a las presas del fondo marino.

Ya que en esta región la detección visual tanto de predadores como de presas se dificulta por la turbidez, los científicos piensan que las señales acústicas producidas por la vaquita, le ayudan a detectar presas cerca del fondo marino en aguas turbias.

Avistamientos recientes de vaquitas en el mar en otoño y reportes de avistamientos en primavera, sugieren que ocupan el Alto Golfo durante todo el año. Se piensa que la aleta dorsal relativamente alta de la vaquita y su tamaño pequeño sean adaptaciones para soportar las altas temperaturas que alcanza el agua durante el verano.

Esta especie de marsopa se encuentra distribuida principalmente en el lado oeste del Alto Golfo de California, concentrándose cerca de San Felipe y Rocas Consag, así como cerca de El Golfo de Santa Clara, siguiendo la presencia de fondos del tipo areno-arcillo-limosos y arcillo-limosos, ubicados a profundidades de entre 20, 50 y hasta los 100 m. Esta zona también se caracteriza por ser la de mayor dinámica de corrientes de mareas (con velocidades de 50 hasta 135 cm/s (Thomson et al., 1969) sobre la línea de dispersión de los sedimentos aportados por el río Colorado, por lo que sus aguas tienen una mayor turbidez. En esta zona aparecen registros constantes de vaquitas que posiblemente acuden a dicha área para alimentarse.

La vaquita se alimenta, básicamente, de pequeños peces óseos, calamares, roncachos, corvinetas y crustáceos como camarones y cangrejos, según los datos obtenidos de estudios de contenidos estomacales de animales varados muertos.

Las vaquitas viajan solas o en grupos pequeños, la mayoría conformados por 2-3 animales, con un promedio de 1,9 y un rango de 1-7 animales (Silber, 1990). Grandes agregaciones de la especie se han visto dispersados como individuos solitarios o en subgrupos pequeños de entre 2 y 4 miembros, hasta 8 y 10 (Silber et al., 1988). Las vaquitas salen a la superficie a respirar inconspicuamente (Jaramillo et al., 1999). Silber et al, (1988) observaron dos parejas de hembras con cría por espacio de 3 horas, en las cuales se concluye que las características y patrones de buceo son similares a las reportadas para la marsopa común, sin embargo el promedio de buceo reportado por Watson y Gaskin (1983) para la marsopa común, así como el tiempo en que permanecen en la superficie es mayor que el de la vaquita (Vidal et al., 1999). De acuerdo a Wells et al. (1981), tienden a evadir a las embarcaciones, sin embargo Silber et al. (1988) notó que no existe una aparente respuesta a embarcaciones menores, a distancias de entre 40 y 200 m, así como a embarcaciones de pescadores.

No se ha observado a las vaquitas asociadas con otras especies formando agregaciones mixtas, sin embargo Silber (1990) reportó a dos rorcuales tropicales (Balaenoptera edeni) junto con tres delfines comunes de rostro corto (Delphinus delphis) a una distancia de 1-1,5 km de grupos de Vaquitas. Varios petreles negros de tormenta (Oceanodroma melania), así como la gaviota de Bonaparte (Larus philadelphia) se han observado bañándose en las olas formadas por las vaquitas (Silber, 1990).

En 1986 y 1987 se grabaron sonidos de alta frecuencia cerca de vaquitas (Silber, 1991). Los clicks fueron definidos, intensos y señales de banda corta (media: 17.1+/- d.e. 5.38 kHz) en una frecuencia de entre 122.2 y 146.9 kHz. La duración de los sonidos fue de 79-193 msec. Las señales acústicas producidas por la vaquita son similares a las reportadas para otras marsopas y para los delfines pertenecientes al género Cephalorhynchus (Evans et al., 1988).

SU REPRODUCCIÓN.

La vaquita marina es un mamífero y su reproducción es vivípara, que significa que el embrión crece dentro de la madre. Se han hecho investigaciones acerca de la edad en que comienzan su reproducción y al parecer es desde los 3 a 6 años de edad cuando alcanza la madures sexual. Su periodo de gestación es alrededor de once meses, la llegada de las crías es en primavera y solo nace una cría cada dos años. Vidal (1995) reportó posibles neonatos, con longitudes muy pequeñas, estimadas entre 50, 60, 70 y 80 cm, que murieron durante operaciones pesqueras en marzo de 1989 y entre febrero y abril de 1990. De acuerdo a Vidal et al. (1999) los neonatos miden aproximadamente 70-78 cm y pesan por lo menos 7.5 kg.

Así pues, la medida de una cría cuando nace es alrededor del 62% de la talla adulta (de 71 a 78 cm) y su peso está entre los 7,5 y 10 Kg. La lactancia dura de 6 a 8 meses.

Se conoce muy poco de la edad de madurez sexual, la longevidad, el ciclo reproductor y la dinámica poblacional de la vaquita. Se han estimado algunos de estos datos con base en los animales encontrados varados o enmallados y los avistamientos en el mar. También se estiman datos en relación con otras especies de marsopa. Se piensa que la vaquita alcanza la madurez sexual alrededor de los 6 años. Se tiene registro de que la hembra inmadura más grande medía 128,7 cm, mientras que el macho inmaduro más grande tenía una talla de 127 cm. Por otro lado, se ha registrado que la hembra madura más pequeña medía 135 cm, mientras que el macho maduro más pequeño tenía una longitud de 128,3 cm.

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MEDIDAS PARA LA PROTECCIÓN DE LA ESPECIE.

La vaquita hasta hace aproximadamente 50 años era desconocida para la ciencia y actualmente está considerada en peligro crítico por la IUCN. En 1997, la IUCN calculó que quedaban menos de 250 adultos, y según un estudio más reciente no quedan más de 150 ejemplares. En junio de 2015 el número de ejemplares era de tan solo 97 según las informaciones recibidas por los medios de comunicación en estos días.

La pérdida de la especie ha sido dramática en los últimos 20 años. El CIRVA ha encontrado que la pesca de camarón y del pez totoaba han provocado la muerte de la mayoría de las vaquitas marinas. El problema está en las redes de enmalle, explica Silvia Díaz, investigadora sobre océanos de Greenpeace: “Son redes finas y casi transparentes que se dejan en el mar entre cuatro y diez horas. La vaquita no las ve, se enreda, queda atrapada y muere ahogada porque no puede salir a respirar”.

También han afectado a la especie las alteraciones del hábitat por el uso de redes de arrastre en la zona de amortiguamiento (área que rodea el lugar donde se concentra el mayor número de vaquitas), de la Reserva de la Biósfera en Baja California. Estos accidentes suceden porque la vaquita necesita salir a la superficie para respirar pero queda atrapada en estas redes para la pesca y muere ahogada.

El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, prohibió por dos años esta pesca destructiva que amenaza a la vaquita. Pero esto no es suficiente para que la especie se recupere. Se debe controlar de manera estricta que las medidas se cumplan, eliminar la pesca ilegal y prohibir de manera permanente y efectiva toda actividad que pueda dañarla. Solo así esta especie va a estar realmente protegida.

Greenpeace ha pedido al Gobierno de Hong Kong que frene el tráfico ilegal entre México y China de la vaquita marina, una especie protegida que está considerada el cetáceo más pequeño del mundo, del que quedan menos de un centenar de ejemplares.

vaquita 3¿Y qué pidieron los especialistas de WWF al gobierno mexicano para lograr impedir la desaparición de la vaquita marina? Básicamente, la eliminación de los factores de riesgo a través del ordenamiento pesquero y la aplicación firme de la ley, y buscando promover tecnologías pesqueras no dañinas para esta especie; además de la modificación de los actuales límites de la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo a fin de incluir todo hábitat en toda el área de distribución de la especie, ya que a la fecha esta área sólo incluye el 60% quedando desprotegida el 40% del área restante, y por último, con el fomento a otras actividades económicas distintas a la pesca. De lograrse el cumplimiento de todo esto, la buena noticia es que sí sería posible revertir la triste desaparición de este tesoro mexicano.

Según  la revista científica National Geographic: “Para los expertos, solo hay una solución para salvar a las vaquitas: prohibir todo tipo de pesca con red en la región. Reconocen que es una decisión difícil, porque perjudicaría enormemente a los pescadores, pero si no se hace, las vaquitas terminarán por extinguirse”.

Bibliografía. *Rojas Bracho, L, Reeves, R. R. Jaramillo-Legorreta, A y Taylor, B. L. “Phocoena sinus”. Lista Roja de especies amenazadas de la UICN. 2014.