¿Por qué te implicas en la lucha contra la explotación laboral en la industria textil?

El compromiso político y social lo he tenido siempre a nivel personal. He trabajado en agencias de viaje durante treinta años. Y cuando llegó la crisis en 2008, después de 28 años en una empresa, me echaron. Había conocido muchos países y decidí embarcarme en un viaje solidario organizado por una ONG. Durante un mes de verano estuve colaborando y participando en un proyecto solidario y eso cambio algo en mi vida e hizo que me involucrase en el mundo de las asociaciones y organizaciones de una manera más activa. El siguiente verano conocí SETEM por temas de banca ética y viajé con ellos. SETEM organiza desde hace muchos años viajes solidarios y fue así como me implique definitivamente con ellos. Dio la casualidad de que había empezado a trabajar en una tienda de comercio justo de media jornada y tenía tiempo libre, por primera. Hasta entonces me había pasado toda la vida trabajando de 9 a 9 y los fines de semana. Dentro de SETEM he hecho de todo. Hasta que hace tres años me impliqué en la campaña de ropa limpia, donde no tenemos muchos medios ni suficiente financiación. Eva Kreisler, coordinadora estatal de la ONG, fue la persona que me pidió ayuda y no me lo pensé dos veces. Cuando te involucras en temas como estos te das cuenta de que no puedes mirar hacia otro lado y es necesario luchar porque hay soluciones.

Y un día comienzas a preguntarte quién ha hecho tu ropa, en qué condiciones y de que está hecho el textil con el que fabrican las prendas que llevamos ¿Te lo habías preguntado antes?

Es una realidad que muchas veces ignoramos. Cuando trabajaba en turismo tenía que ir vestido con traje y corbata, y no me ponía a pensar quién y como se había fabricado la ropa, siendo siempre una persona razonable en temas de consumo. No me había planteado de dónde venía la ropa, de qué estaba hecha o quién la fabricaba y en qué condiciones, y los primeros contactos me impresionaron. Todavía sin estar muy implicado hicimos un taller de teatro en un pueblo de los Pirineos enfocado al tema de ropa limpia y alli averigué mucho más. Y cuando te das cuenta del desconocimiento que existe en la sociedad comienzas a implicarte. El 24 de abril de 2013 se derrumbó el edificio Rana Plaza en Dacca (Bangladesh) donde se confeccionaba ropa para las grandes marcas internacionales. Murieron 1.127 personas y hubo 2.437 heridos. Esta catástrofe visibilizó el problema y abrió el debate sobre la explotación laboral de la industria textil. Para nosotros eran hechos que llevábamos denunciando 17 ó 18 años y que no conseguíamos difundir, los medios no se hacían eco de esas denuncias y de repente todas las miradas se volvieron a Dacca.

La misión de la campaña Ropa Limpia es mejorar las condiciones laborales dentro de la industria textil y dar más poder a las personas trabajadoras. ¿Cómo es esa lucha de David contra Goliat?

Recuerdo un día charlando con Gema Gómez, slow fashion spain y el periodista, escritor y activista, jaume sanllorente que estuvo tres meses en Dacca preparando el libro La costurera de Dacca. Jaume nos contaba las lamentables condiciones de trabajo de estás mujeres en la industria textil. Cuando Jaume les preguntaba por qué seguían trabajando en esa situación de esclavitud, ellas le contaban que eso era preferible a otras alternativas como la prostitución. Cuando te dicen eso entiendes por que aceptan esos salarios miserables y esas condiciones de trabajo, pero sigues sin entender como es posible esa forma de esclavizar personas en pleno siglo XXI.

¿Qué acciones pone en marcha la campaña Ropa Limpia de SETEM?

Concienciamos y movilizamos a los consumidores para que conozcan las condiciones en las que se produce la ropa que vestimos y sensibilizamos sobre la importancia de un consumo responsable. Además presionamos a las empresas textiles para que se responsabilicen y se aseguren de que sus productos se fabrican en condiciones laborales dignas: para que sus prácticas sean más transparentes y éticas, para que redacten y publiquen códigos de conducta en contra de la explotación laboral y para que controlen la implantación eficaz de esos códigos. La Campaña Ropa Limpia, además, exige mejoras estructurales y también presiona a las empresas para que actúen en casos individuales de violación de los derechos laborales. Además exigimos a los gobiernos de los países productores que hagan respetar los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a las administraciones públicas de los países importadores que incluyan cláusulas sociales en sus compras. Formada ONGs sindicatos, particulares y organizaciones. El objetivo es denunciar las condiciones de los trabajadores del mundo del textil, la situación de los derechos humanos y la explotación económica y salarial. Los trabajadores realizan sus labores en unas condiciones infrahumanas, en una industria que ocupa a unos 60 millones de personas aproximadamente, y donde hay mucha opacidad. Actualmente ese trabajo se centra en cuatro países China, India Bangladesh y Turquía. Un sector en el que el 85% de los trabajadores son mujeres jóvenes y con poca formación. Sin embargo son los mandos intermedios los que peor tratan a las trabajadoras, según nos relataba Jaume Sanllorente. Las trabajadoras son agredidas y acosadas sexualmente, en muchas ocasiones por estos mandos intermedios. Queremos hacerlas visibles en Europa y trabajar en los países de origen para cambiar la legislación, en Bangladesh se han conseguido cosas.

Estamos trasladando la esclavitud fuera de las fronteras del primer mundo.

Sí. El ser humano está interviniendo negativamente sobre muchas cosas. Por ejemplo cambiando la agricultura tradicional por monocultivos de soja, como en América Latina, otra actuación de la que son culpables las grandes multinacionales. Viendo los beneficios que obtienen estas empresas te enfurece que no sean capaces de aportar dinero al fondo para poder indemnizar a las víctimas del Rana Plaza. En la campaña Ropa Limpia seguimos luchando por obtener ese fondo. Firmas que como El Corte Inglés o Inditex, con 2200 millones de beneficios a los que se les pide una miseria para indemnizar a las víctimas y les cuesta darla. Algunas han reconocido que han dado dinero y nos lo creemos pero no han hecho publica la cantidad. Nuestra denuncia está muy centrada en las empresas que no han pagado. El Fondo Fiduciario de Donantes Rana Plaza, presidido por la Organización Internacional del Trabajo, fue establecido en enero de 2014 para pagar indemnizaciones a las familias de las personas fallecidas y a las que resultaron mutiladas tras el derrumbe de Rana Plaza, la tragedia más grave de la historia de la industria de ropa. Murieron 1.138 personas y más de dos mil resultaron gravemente heridas debido a la negligencia del gobierno de Bangladesh, el dueño del edificio y los propietarios de las fábricas, y, de las empresas internacionales que producen en fábricas peligrosas ignorando la su responsabilidad de respetar los derechos humanos.

Citemos a esas empresas.

Si con nombres y apellidos. Las más conocidas son Benetton y Carrefour. Estamos involucrados en acciones como Pagad Ya, porque pensamos que es un tema de justicia. Hablamos, además, de empresas que no deberían tener ningún problema económico para hacerlo, pero se resisten.

Afirmáis que si se endurecen las condiciones legales en esos países, las fábricas se trasladaran a otros donde la legislación sea más permisiva.

Es una realidad está pasando en China. Allí el crecimiento económico está provocando cambios. Recientemente ha habido una huelga de 40 mil personas en fábricas chinas donde se fabricaban los productos de Nike y Adidas. El cambio de legislación provoca que las empresas se vayan a otros países más permisivos.

Las grandes empresas no cambian.

Si ellas modificasen sus malas prácticas provocarían un cambio global. Pero a día de hoy lo que hacen es un mero maquillaje, pequeños gestos para que no les puedas acusar. Mango, por ejemplo, costo muchísimo que pagara las indemnizaciones, a pesar de las presiones, y ninguna ha sido capaz de decir el dinero que ha aportado. Quieren seguir obteniendo enormes beneficios a costa de la deslocalización en sitios donde la mano de obra es muy barata. Hay mucho sector negro incluso en España, como el del calzado de la zona de Alicante. Hay que luchar también por los que se enfrentan a injusticias en este primer mundo. Hay lugares en Europa en los que tampoco se respetan los derechos laborales y se trabaja en condiciones similares a Asia.

¿Los activistas por una moda más ética unís vuestras fuerzas?

Si. Somos un sector que trabaja unido. Cada uno aporta su visión, sus capacidades y sus fuerzas, Greenpeace, Slow Fashion Spain o nosotros, pero todo tiene un nexo común. Ha habido unos desastres ecológicos dramáticos de los que todos nos hemos hecho eco, como la desaparición del Mar Aral para producir masivamente algodón, y se divulga pero no parece suficiente, seguimos sin ser conscientes del daño que estamos haciendo a la naturaleza, destruir un mar para que en Occidente haya camisetas a tres euros.

Desde hace tiempo nos preocupamos de lo que comemos pero la ropa que usamos estaba en el backstage y no se hablaba de las malas prácticas de la industria de la moda, de la contaminación tóxica y social que genera ¿Los consumidores estamos bien informados?

Hemos tardado mucho tiempo, como consumidores, en darnos cuenta de estos hechos. Y creo que tras años de lucha y divulgación hoy estamos viendo cierta sensibilidad al tema. Coincide con una preocupación general de la sociedad, antes de la crisis vivíamos en un mundo irreal en muchos aspectos. En las agencias de viajes ganas poco dinero, pero te invitan a tantos sitios, había compañeros que se gastaban lo que no tenían para comprarse ropa para ir a esas fiestas..la crisis nos ha llevado a la realidad. Gastamos la mitad del sueldo en comprar cosas que no eran imprescindibles, y eso está cambiando.

¿El consumidor debería castigar a esas empresas que realizan malas prácticas?

En la campaña de Ropa Limpia no llamamos al boicot porque es un tema delicado y puede poner en riesgo el trabajo de muchas personas. Pero lo decimos alto y claro. Señalamos quién paga y quién no, y apostamos por consumir de otra manera: más responsablemente, en otro tipo de mercados, a creadores y artesanos y no a las grandes marcas.

Hoy el consumidor tiene muchas opciones. ¿Siguen creándonos necesidades que no tenemos?

En una mentalidad como la nuestra que hayan sido capaces de meternos en la cabeza que el ocio pasa por pasarte horas en los grandes centros comerciales es impresionante, y lo han conseguido. Es una realidad. El ocio de mucha gente es este, no debería tener sentido pero la publicidad lo ha conseguido.

¿Enrique cada día es más necesaria la información?¿Estamos bien informados?

Es una lucha constante la información y también la sobreinformación. Las nuevas tecnologías nos facilitan las cosas, pero es necesario filtrar y seleccionar. Necesitamos seguir trabajando porque se difundan los mensajes y es un trabajo de hormiguitas porque no contamos con medios. Además en España siempre vamos a remolque en estos temas con respecto a otros países del entorno europeo.

¿Hay motivos para el optimismo?

Si. Yo soy optimista, creo que este tema empieza a calar, hay mucha gente preocupada por el entorno en el que vive, se ve en los eventos y acciones, cada vez tienen más público y movimientos como los bancos de horas o el truque se están extendiendo, pero necesitamos más financiación para dar saltos cualitativos. Sigo confiando en el día a día, en la unión de fuerzas para difundir los mensajes y que la gente conozca las malas prácticas y se una a las denuncias.

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