Cuentan que, antes de llegar los que hoy ostentan el poder, ese Fondo era de 66.815 millones, pero es difícil creer que gestionan mal nuestro patrimonio porque las gentes, incluidos los pensionistas, les siguen votando.

Lo que se  ingresa al mes por las cotizaciones apenas llega para cubrir los pagos mensuales, por lo que cada paga extra precisa echar mano de la hucha y al crédito. El gobierno se excusa con que los ingresos están subiendo sustancialmente. Mantiene que este año la Seguridad Social podría, en condicional, cerrar con una recaudación récord. Lo cierto es que los salarios son cada vez más bajos y por tanto las cotizaciones menores. Esas diferencias se cubren con un mayor endeudamiento.

Desde que el partido de la Gürtel llegó al poder el cerdito ha adelgazado 74.437 millones. Incluidas las aportaciones de la Seguridad Social y los recursos obtenidos por las inversiones de los fondos en deuda pública. Ahora solo quedan 8.095 millones. A finales de de este año el déficit producido por nuestras pensiones representará aproximadamente la mitad de todo el déficit del Estado.  Y aquí no tenemos caja B.

La solución está en una reforma del sistema. No sólo en la forma de obtener más recursos, el momento obliga a rebajar el gasto. Sin embargo, no vale pedir más sacrificios al Pueblo. Ya hemos salvado a la banca, cubierto las infraestructuras innecesarias inventadas para llenar el bolsillo de los comisionistas, ya hemos pagado salarios y dietas exageradas a políticos ineptos. Ya hemos desembolsado el costo de las patrias y de las banderas, las tarjetas black y las cuentas de los paraísos fiscales. Ahora les toca a ellos, tienen la obligación, gobierno y oposición, de buscar soluciones efectivas, prácticas y con futuro. Al parecer, al cerdito de las pensiones, le ha llegado su San Martín.

Los ahorros de los abuelos se han agotado y la piara, esa que sólo come y nada aporta ni ha aportado, esa que se reúne a disfrutar de un cocido para celebrar su paso por los tribunales, es demasiado numerosa.