Estos “inéditos” humedales existen en las llanuras de los Andes centrales, a los pies de cerros y nevados, desde el norte argentino y pasando por Bolivia, Perú y Chile. Este ecosistema aún poco estudiado también puede estar afectado por el calentamiento global y el desconocimiento de su importancia, factores que atentan contra su supervivencia.

La flora que habita el bofedal recibe el nombre de “vegetales hidrofíticos”. Los bofedales se forman en zonas como las de los macizos andinos, ubicadas sobre los 3.800 metros de altura, en donde las planicies almacenan aguas provenientes de precipitaciones pluviales, deshielo de glaciares y principalmente afloramientos superficiales de aguas subterráneas.

Bajo una verde capa que se asemeja al pasto, los bofedales guardan una biodiversidad donde hasta ahora sólo se conocen alrededor de 52 especies de plantas, además de 60 especies de fauna y flora acuáticas.

Se caracterizan por su vegetación semejante a un cojín y por su estructura, que podría compararse con la de una esponja, puesto que son colectores de agua.

Por eso están siempre verdes, ya que forman ojos de agua y hasta conservan corrientes subterráneas, recursos hídricos importantes en las zonas áridas del altiplano andino.

Se desarrollan sobreponiéndose año tras año a manera de capas, donde las partes muertas de la planta van formando un suelo rico en materia orgánica, y alcanzan una profundidad aún no establecida.

En la llamada Meseta del Titicaca, una extensa planicie de América del Sur ubicada a una altitud media de 3.600 metros que abarca la parte occidental de Bolivia, el norte de Chile, el sur del Perú y el norte de Argentina, existe un territorio donde este ecosistema permanece quizás oculto y carente de investigaciones adecuadas para preservar su condición.

La mayoría merecen categoría Ramsar, nombre que obedece a una convención sobre los humedales de importancia internacional que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación global en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.

Existen algunas Reservas importantes en la región que protegen a los bofedales, muchas tienen la categoría Ramsar, el resto se ve amenazado por el pastoreo relacionado con la cría de llamas o alpacas.

En general los bofedales protegidos por la Convención Ramsar se distribuyen en la región andina de esta manera:

Chile: Salar de Surire, Salar de Huasca, Salar de Tara, Sistema Hidrológico de Soncor, Laguna del Negro Francisco y Laguna Santa Rosa.

Argentina: Laguna de los Pozuelos, Lagunas de Vilama y la Reserva Provincial Laguna Brava.

Bolivia: Laguna Colorada, Lago Titicaca (sector boliviano), Cuenca de Tajzara y Lagos Poopó y Uru Uru.

Perú: Lago Titicaca (sector peruano), Lago Junín, Laguna del Indio y Dique de los Españoles y Bofedales de la Laguna de Salinas.

Ecuador: Sistema Lagunar del Parque Nacional El Cajas.

Colombia: Laguna de La Cocha.

Sin embargo, no todos estos ecosistemas se benefician de esta certificación que garantiza su protección. hay muchas amenazas para su preservación, principalmente las que representan el hombre y el cambio climático.

 

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