Esto, quizás, no resulte sorprendente puesto que, aunque habiten en una región carente de humanos, los osos polares son animales conocidos por el común de la gente.

Su pelaje blanco inmaculado contrasta con su habilidad para matar: son los predadores terrestres más grandes del mundo y esto los hace capaces de matar a una foca de un solo soplido.

Inexplicablemente adorables cuando son cachorros se vuelven impactantes cuando crecen. Pero eso no es todo. Es más fácil tomar conciencia de los peligros del cambio climático al pensar en estos osos que en otras especies, ya que su hábitat se está derritiendo literalmente.

Osos híbridos

En los últimos cinco años dos osos de aspecto extraño, con la piel blanca y manchas marrones, fueron abatidos en el Ártico canadiense por unos cazadores.

Los análisis de ADN lo confirmaron: osos polares y grizzlies se están cruzando en el medio natural 200.000 años después de que sus linajes empezaran 
a divergir. El cambio climático parece ser la explicación.

El biólogo evolutivo Brendan Kelly dice que con la desaparición de barreras naturales como el hielo marino, 22 especies árticas corren peligro de hibridación.

Una perspectiva nada optimista para el oso polar, cuya 
supervivencia depende de una adaptación al medio muy especializada.

Según Kelly, si los «pizzlies» (mezcla de oso polar y oso pardo, del cual el grizzly es una subespecie) salvajes carecen de esos 
rasgos adaptativos vitales en el Ártico, como es el caso de los ejemplares nacidos en zoos, la hibridación constituiría un peligro añadido para una especie ya de por sí amenazada.

 

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