Una representación artística de la nave espacial Wind tomando mediciones del viento solar. El recuadro muestra el hallazgo científico de Justin Kasper.

El descubrimiento fue realizado por un grupo de astrónomos que intentaba resolver un misterio que tiene décadas: ¿qué es lo que calienta y acelera el viento solar?

El viento solar es un flujo caliente y de alta velocidad de gas magnetizado, que emana de la parte superior de la atmósfera del Sol. Está compuesto de iones de hidrógeno y helio, y una pizca de elementos más pesados. Los investigadores lo comparan con el vapor de una olla de agua hirviendo sobre una estufa; de hecho, el Sol se está evaporando, literalmente.

“Sin embargo”, dice Adam Szabo, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales, “el viento solar hace algo que el vapor en su cocina nunca hace. Conforme el vapor sale de una olla y se eleva, se desacelera y se enfría. Pero cuando el viento solar se aleja del Sol, se acelera, y triplica su velocidad tras su paso a través de la corona. Además, algo dentro del viento solar continúa calentándolo a medida que fluye hacia el frío del espacio”.

Encontrar ese “algo” ha sido una meta de los investigadores durante décadas. En las décadas de 1970 y 1980, las observaciones de las dos naves espaciales Helios, de propiedad de Alemania y Estados Unidos, permitieron formular las primeras teorías, las cuales usualmente incluían alguna combinación de inestabilidades del plasma, ondas magnetohidrodinámicas y calentamiento turbulento. Reducir el número de posibilidades fue todo un reto. Al parecer, la respuesta yacía escondida en un conjunto de datos de una de las naves espaciales más viejas de la NASA que aún funciona, una sonda solar llamada Wind.

Lanzada en 1994, Wind es tan antigua que emplea cintas magnéticas similares a las anticuadas cintas de 8 pistas para registrar y reproducir sus datos. Equipada con un grueso blindaje y sistemas doblemente redundantes para evitar cualquier falla, la nave espacial fue hecha para durar; al menos un investigador de la NASA se ha referido a ella como la “Battlestar Galactica” de la flota de heliofísica, haciendo referencia a la historia de ciencia ficción que lleva ese nombre. Wind ha sobrevivido a casi dos ciclos solares completos y a una cantidad enorme de erupciones solares.

“Después de todos estos años, Wind aún nos envía excelentes datos”, dice Szabo, quien es el científico de proyecto de la misión, “y todavía conserva unos 60 años de combustible en sus tanques”.

Emplear a Wind para descifrar el misterio fue, según Justin Kasper, del Centro Harvard–Smithsoniano de Astrofísica, “una decisión obvia”. Él y su equipo procesaron el registro completo del viento solar que recolectó la nave durante 19 años, el cual incluye mediciones de la temperatura, el campo magnético y la energía, y …

“Creo que la encontramos”, dice. “La fuente de calentamiento del viento solar son las ondas ciclotrón iónicas”.

Las ondas ciclotrón iónicas están compuestas de protones que describen trayectorias circulares alrededor del campo magnético del Sol con el vaivén típico de una onda. De acuerdo con la teoría desarrollada por Phil Isenberg (de la Universidad de New Hampshire), expandida por Vitaly Galinsky y Valentin Shevchenko (de la UC San Diego), las ondas ciclotrón iónicas emanan del Sol. Al atravesar el viento solar, calientan el gas a millones de grados y aceleran el flujo a millones de kilómetros por hora. Los hallazgos de Kasper confirman que en efecto hay ondas ciclotrón iónicas en acción, al menos en la vecindad de la Tierra donde opera la sonda Wind.

Según Kasper, las ondas ciclotrón iónicas pueden hacer mucho más que solamente calentar y acelerar el viento solar. “También son responsables de algunas de las propiedades muy extrañas del viento”.

El viento solar no es como el viento en la Tierra. Aquí en nuestro planeta, los vientos atmosféricos transportan el nitrógeno, el oxígeno y el vapor de agua todos juntos; todas las especies químicas se mueven a la misma velocidad y tienen la misma temperatura. El viento solar, por otro lado, es más extraño. Los elementos químicos que se encuentran presentes en el viento solar, como el hidrógeno, el helio y los iones pesados, se mueven con diferentes velocidades, tienen distintas temperaturas y, lo más extraño de todo, poseen temperaturas que cambian según la dirección.

“Nos hemos preguntando durante mucho tiempo por qué los elementos más pesados en el viento solar se mueven más rápidamente y tienen temperaturas más altas que los elementos livianos”, dice Kasper. “Esto es completamente opuesto a la intuición”.

La teoría ciclotrón iónica lo explica: los iones pesados resuenan fácilmente con las ondas ciclotrón iónicas. En comparación con sus contrapartes más livianas, obtienen más energía y se calientan al oscilar con las ondas.

 

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