Mira que el tiempo es mezquino
Y no se puede huir de lo que se es.
Manda lo escrito en nuestro destino
Y a nadie le responden los porqués.

A contramarcha de tu sino,
Cual caudaloso río, todo te vendrá de revés.
Ni ofrendas ni plegarias te abrirán caminos…
Agudizando el sendero su estrechez.

Solo, sin que a nadie importes un comino,
Velarás por desojar un día la vejez
Por ello es preciso que lleves buen tino,
Sin resentirte por mucho tiempo de lo que es.

Así, cupido es celestino…
El diablo maligno, pérfido y soez;
El francés… francés un parisino
Y la mujer bendita en su preñez.