Su altitud media es de 43 metros sobre el nivel del mar y la máxima de 136 metros. El nombre Montevideo proviene de la expresión en portugués que significa “Yo vi un monte”, frase pronunciada por un marino anónimo perteneciente a la expedición de Fernando de Magallanes al divisar el Cerro de Montevideo.

Montevideo goza de un clima templado con un promedio anual de 16 °C. El invierno es húmedo, ventoso y nublado. El verano es cálido y húmedo, con poco viento. La temperatura más baja registrada es de -5.6 °C mientras que la más alta es de 42.8 °C. La lluvia cae regularmente a lo largo del año, llegando a alrededor de unos 800mm de media anual.

La población total de la capital uruguaya es de 1.338.408 habitantes distribuidos a lo largo de unos 530 Km2, lo que supone una densidad de 2.523 habts/Km2. (1)

FUNDACIÓN Y ETAPA COLONIAL.

El proceso fundacional de la ciudad se enmarca entre 1724 y 1726, período durante el cual comenzaron a arribar los primeros pobladores provenientes de Buenos Aires y de las Islas Canarias. En 1724 Zabala llegó desde Buenos Aires a la zona del Monte VI de E.a O., con un grupo de 110 soldados y 1.000 indígenas, con una batería de 10 cañones, para construir un fuerte, que llamó Fuerte de San José.

Una vez emplazado el Fuerte, Bruno Mauricio Zabala trasladará un grupo de familias originarias de las Islas Canarias afincadas en Buenos Ayres, con un total de 37 personas, que fueron los primeros pobladores civiles de la nueva colonia. Para entonces, se había reclutado otro contingente de colonos en las Islas Canarias y en Galicia y poco tiempo después arribó una treintena de familia más.

El trazado de la ciudad, que se llamó originalmente San Felipe y Santiago de Montevideo, fue realizado por Pedro Millán. Las manzanas fueron delineadas según las Leyes de Indias, y en ángulos rectos. La finalidad, esencialmente militar, determinó la fundación de la ciudad de Montevideo -para prevenir cualquier incursión portuguesa, especialmente desde Colonia que en el momento de la fundación ocupaban los portugueses- impuso que fuera una plaza fortificada.

A corta distancia de la costa del Río de la Plata -donde actualmente es la Plaza Independencia- se levantaba una poderosa fortificación, la Ciudadela. Esta demoró 40 años en ser construida totalmente, era una formidable fortificación de piedra -material que abundaba en la zona- conformada por una gran plaza de armas rodeada por altas y gruesas murallas, que tenía en cada esquina altas torres romboidales donde era posible emplazar poderosas pie zas de artillería. Estaba rodeada por un foso de enorme ancho y profundidad, que podía ser inundado desde el mar, cruzado hacia la ciudad con un puente levadizo.

Desde la ciudadela -que estaba situada dentro del límite de la ciudad- se extendía hasta el agua una muralla de similares características, a través de la cual solamente dos portones daban acceso a los campos exteriores a la ciudad; terminada también en dos fortificaciones elevadas, llamadas el Cubo del Norte, el Cubo del Sur. Por el oeste, en el extremo de la península se encontraba otra importante fortificación, el Fuerte de San José, originaria construcción efectuada por Bruno Mauricio Zabala.

Montevideo era una formidable fortaleza, emplazados sobre los altos muros unos 300 cañones y donde existía un enorme depósito de armas, municiones y pólvora a disposición de una dotación militar importante para su época. Además, era la base naval de la Marina Real española en el Río de la Plata; y en su bahía fondeaban continuamente las naves de guerra españolas que patrullaban las costas americanas del Atlántico Sur.(2)

PLANO DE LA CIUDAD DE MONTEVIDEO DE 1783.

Los pobladores de Montevideo originariamente, en 1724, eran tan solo 130 ó 135 personas venidas de Buenos Aires y de las islas Canarias, a mediados de siglo habrían llegado a duplicarse y sumar unas 300 personas y en 1800 ya sumaban unas 6.000. El capitán de navío Diego de Alvear, en 1784, aprecia en 8.000 personas las que poblaban la ciudad de Montevideo. (3)

Además de la ciudadela, construcción defensiva fundamental dentro de la estructura urbana de Montevideo, otro edificio importante sería la Catedral. La historia de la Catedral metropolitana de Montevideo, se remonta hacia 1740, año que se inaugura en su ubicación actual. Es Monumento histórico Nacional desde 1975.

Su primera construcción era de ladrillos y tejas con armazón de madera. En noviembre de 1790 se coloca la piedra fundamental del nuevo templo, hecho que marca el comienzo de la construcción del proyecto inicial del arquitecto portugués José Custodio de Saá y Faría, continuando con las obras el arquitecto español Tomás Toribio.

El templo fue consagrado el 21 de octubre de 1804. A pesar de las remodelaciones hechas en la década de 1860 por el arquitecto Bernardo Poncini y las importantes refacciones llevadas a cabo por los arquitectos Rafael Rua no y Guillermo de Armas a partir de 1941 y durante 20 años, su estructura y estilo general corresponden al proyecto original. (4)

Las viviendas estaban hechas de piedra y adobe con techo de paja, siguieron otras mejoradas con maderas del Paraguay y tejas. La explotación de las caleras, la fabricación de ladrillos y tejas y la presencia de buena mano de obra, todo en costos moderados, dio impulso a las nuevas construcciones, tan fuertes como modestas; se emplearon entonces maderas en tirantes, alfajías, marcos, puertas y ventanas. Las de azotea, hechas con ladrillo, tejuelas y argamasa, dieron nueva fisonomía al poblado con casas cómodas, de patios amplios con piso de losa labrada o de pizarra.

Entrada ciudadela en 1868.

Ya a fines del siglo XVIII empezó la edificación de doble planta con balcones y adornos de hierro de buena y hermosa forja. Aún podemos admirar estas características en la que fue luego casa del general Juan Antonio Lavalleja (hoy Museo Histórico Nacional), en la calle denominada de Callo, luego San Francisco, y actualmente Zabala. Es una lujosa vivienda colonial construida en 1783 por don Manuel Cipriano de Melo y Meneses, acaudalado comerciante portugués, que consta de dos plantas: en la baja dos amplios patios, con piso de mármol el primero y de losa piedra el segundo; a ambos dan las habitaciones de esta planta con ventanas enrejadas; en la parte alta hay una galería de balcón, soportada por ménsulas de hierro. La escalera principal tiene peldaños de baldosas rojas con bordes de madera, baranda de’ hierro y pasamanos también de madera. En la fachada una recia puerta de cedro –“a tableros salientes o cuarterones”-, pilastras lisas sin base ni capitel, ventanas enrejadas en la planta baja y balcones altos con herrería barroca. (5)

A finales del s.XVIII a su primitivo destino de simple puerto de escala, Montevideo va a agregar el de salida de sus propios productos (carne en salazón y cuero fundamentalmente) y de entrada para toda clase de efectos destinados al comercio. Desde 1782 fueron frecuentes las autorizaciones concedidas a comerciantes para introducir en Montevideo mercancías procedentes de puertos extranjeros. Llegaban, incluso, barcos negreros portugueses e ingleses permitiéndoles el desembarco de esclavos. Este comercio negrero tenía permiso exclusivo a favor de Montevideo; el motivo invocado para otorgarlo era el de fomentar la agricultura.

La ensenada de Montevideo era visitada por gran cantidad de naves que le daban una actividad inusitada; los bajeles españoles alternaban con los portugueses y otros extranjeros. Los cueros que en gran cantidad llegaban de la campiña eran depositados en los huecos y baldíos de la ciudad donde “se apilaban para su embarque; también se exportaban cueros de lobo y de “tigre” (puma o jaguar), lana de vicuña proveniente del norte, pieles de chinchilla, lana ordinaria, marquetas de sebo, cera, zurrones de cacao, planchas de cobre, doblones de plata y oro…

La siguiente cifra da idea de la importancia que adquirió la actividad portuaría: en 1781 salió del puerto de Montevideo un convoy con destino a Cádiz formado por 25 buques con 450.000 cueros. (6)

MONTEVIDEO EN EL SIGLO XIX.

La capital de Uruguay parte de un origen fundacional muy tardío, con más de 200 años de retraso respecto a otros núcleos urbanos Hispanoamericanos y con un efectivo poblacional muy bajo de tan solo varios cientos de habitantes a mediados del s. XVIII.

Cabe destacar, además, como características distintivas de la sociedad montevideana la escasa incidencia cuantitativa del elemento indígena y en paralelo el elevado peso demográfico de los africanos. El carácter comercial de la ciudad anticipó las expectativas generadas por Montevideo en las primeras décadas del siglo XIX. (7)

LA CIUDAD DE MONTEVIDEO EN 1865.

El aporte inmigratorio fue decisivo en el crecimiento demográfico de la ciudad de Montevideo. Según el gobernador alavés José Joaquín de Viana, Montevideo tendría un millar de habitantes en 1750. En los primeros años del siglo XIX, serían unos 8.000. Como podemos observar en los datos estadísticos de población a lo largo del siglo XIX, tanto de Montevideo como de Uruguay, va a ser durante el siglo XIX y, muy especialmente, en las últimas décadas de dicho siglo, cuando Uruguay y Montevideo experimenten un fuerte crecimiento demográfico debido fundamentalmente a la inmigración europea que, en 1900, suponía para la capital de Uruguay el 40% de su población total. Estos inmigrantes europeos procedían mayoritariamente de Italia (20%) y España (18%). (8)

 

A pesar de que estos datos demográficos de Montevideo y Uruguay son un tanto aleatorios, se puede apreciar, con claridad, un fuerte crecimiento de población, tanto en la ciudad de Montevideo como en el conjunto del país, especialmente entre el tramo de años de 1860-1889. Este fuerte crecimiento poblacional, solo sería explicable por el elevado crecimiento migratorio.(9)

A lo largo de todo el siglo XIX, de 1800 a 1900, la ciudad de Montevideo duplica prácticamente su población respecto al crecimiento poblacional del país, Uruguay.

Los datos estadísticos y el histograma constatan lo dicho anteriormente.

El plan urbanístico de Reyes toma como eje del trazado “la calle Real que va al Cordón” o “continuación de la calle San Carlos (Sarandí)”, es decir, la actual Avda. 18 de Julio, trazada en línea recta desde la puerta exterior del Mercado (antigua Ciudadela) y siguiendo la loma de la colina hasta el empalme con el Camino de Maldonado (actual cruce de 18 de Julio con Barrios Amorín).

El nuevo amanzanamiento en damero que surge en torno a este eje, desconoce las virtudes del antiguo damero de la Ciudad Vieja, cuyo trazado preveía la orientación a medios rumbos para un mejor asoleamiento de las calles.

En este plano de Reyes, la calle principal tiene 30 varas de ancho (25,08 m.) mientras que las calles longitudinales y transversales son de 20 varas (16,72 m.), con excepción de la calle Uruguay de 25 varas (20,90 m). Cabe notar que el primitivo trazado para las calles de la Ciudad Vieja era de 12 varas (10,03 m). Reconociendo el tránsito de aguateros, el plano también preveía una calle diagonal (de 25 varas) hacia La Aguada, calle que iba desde Uruguay y Paraguay hasta Galicia y Rondeau, es decir, un tramo de la que posteriormente se transformará en Diagonal Agraciada, actual Avda. del Libertador. (10)

Con el crecimiento espacial de Montevideo, en todo el siglo XIX, le sigue la construcción de grandes edificios como el Cabildo y la Cárcel, ubicados en la Ciudad Vieja, calle Juan Carlos Gómez esquina Sarandi. El edificio se construyó entre 1804 y 1812, durante el reinado de Carlos IV de España; obra del arquitecto español Tomás Toribio quien hizo los planos y presupuestos para “el Cabildo y Reales Cárceles”, aprobados por la Real Audiencia en 1804. El edificio incluyó sala capitular, sala para tribunal de justicia, cárcel (calabozos individuales y crujías colectivas), cuerpo de guardia, enfermería y capilla. Es de estilo neoclásico español con una serie de columnas dóricas y jónicas rematadas por un frontón. Hecho en piedra extraída de las canteras del Cerro y ladrillo de campo asentados con mortero de calizo y arena. El Cabildo fue un lugar emblemático en la historia de la República, ya que aquí se juró en 1830 la Primera Constitución y fue sede del Poder Legislativo, de los Tribunales Superiores de Justicia, de la Jefatura de Policía, del Consejo Nacional de Administración y del Ministerio de Relaciones Exteriores. (11)

Otro edificio emblemático de Montevideo es el Teatro Solís construido por iniciativa de un grupo de empresarios, iniciativa que debe ser entendida como la creciente necesidad de una clase por ejercer un protagonismo social y político, tanto como la intención manifiesta de dotar a la ciudad de un “coliseo digno” para disfrutar de las artes, un lugar también para “ver” y “ser visto” en un contexto de creciente socialización.

En 1840, se creó una Sociedad con 156 accionistas para construir un teatro en Montevideo. Esta Comisión integrada por destacadas personalidades de la sociedad, comenzó sus tareas de elección del terreno a sugerencia de las localizaciones propuestas por el arquitecto italiano Carlo Zucchi, que a su vez realizó el primer proyecto para su construcción en 1840. El proyecto original de Carlo Zucchi fue adaptado a las necesidades económicas y financieras de un país en guerra por el arquitecto Francisco Javier de Garmendia.

En el año 1842 comenzaron las obras que fueron interrumpidas en 1843 al iniciarse el Sitio de Montevideo por parte del ejército del Gral. Manuel Oribe. Hasta ese momento se habían podido realizar los cimientos y los muros se elevaban “dos varas” sobre el nivel del terreno. La comisión directiva pudo guardar a buen recaudo, durante toda la contienda, una serie de materia les llegados de Europa para la construcción, como la madera siberiana para la estructura, columnas, capiteles de mármol italiano y pizarras para el techo.

La inauguración oficial del Teatro Solís (nombre que homenajea al nave gante descubridor del Río de la Plata) fue el 25 de agosto de 1856,en presencia del presidente Gabriel Antonio Pereira. Sin embargo, el teatro aún no estaba terminado, faltaban los cuerpos laterales, lo cual provocaba un marcado contraste entre los lados del volumen construido y su monumental fachada. Esos cuerpos laterales se levantaron entre 1869 y 1874, de acuerdo al proyecto elaborado por el arquitecto francés Víctor Rabu, siguiendo un programa destinado a obtener beneficios económicos con locales para vivienda y para comercios, sin relación con la actividad teatral del recinto principal. Durante los años siguientes el teatro experimentó varias reformas complementarias. En 1881 se le cambió el techo de madera por uno de estructura metálica de origen francés y en 1882 se ensanchó el escenario. (12)

A partir de los inicios de la década de los sesenta del siglo XIX, se realizan varios proyectos para establecer ferrocarriles en Uruguay. En 1860, un in glés presentó una propuesta para la construcción de un ferrocarril entre la plaza Artola (hoy de los Treinta y Tres) y la plaza de las carretas de la Unión; paralelamente, un francés presentaba un proyecto similar entre la plaza de las carretas de la Aguada y el Paso Molino. Ambos fueron rechaza dos por el parlamento uruguayo.

A principios de 1865 Senen María Rodríguez se presentó al gobierno del General Venancio Flores solicitando la concesión para construir una línea férrea entre Montevideo y Durazno (205km) pasando por Las Piedras, Canelones, Santa Lucía y Florida. El proyecto fue favorablemente acogido y aprobado, habiendo el señor Rodríguez cedido sus derechos a una sociedad anónima denominada “Compañía del Ferrocarril Central del Uruguay”. Esta ofreció al gobierno llevar a cabo el proyecto, lo que fue aprobado el 4 de oc tubre de 1866. El directorio de la empresa estaba formado por eminentes comerciantes y políticos, siendo su administrador general Senen M. Rodríguez

El 1° de enero de 1869 se inauguraba la primera sección de la línea entre la estación Bella Vista y Las Piedras (17 km). La estación inicial de la línea estaba ubicada en Bella Vista, en el actual cruce de las calles Uruguayana y J. Nasassi, por lo que resultaba bastante incómoda por lo alejada del centro de la ciudad. La empresa trasladaba a los pasajeros en diligencia los primeros meses, y después en los tranvías a caballo de la empresa “Paso Molino y Cerro”, que pasaban por Agraciada, a una cuadra de la estación.

Debido a dificultades financieras, la empresa debió recurrir a un empréstito de la firma Baring Brothers de Londres para proseguir la línea hasta Juan Chazo (hoy 25 de Agosto) y hasta Montevideo, así como la edificación de los talleres en Bella Vista. En 1871 se ganó terreno al mar, permitiendo la prolongación de la vía hasta la ciudad. Una estación terminal provisoria se instaló en una casa alquilada en la esquina de las calles Río Negro y Orillas del Plata (hoy Galicia). El 16 de julio comenzó desde allí el servicio mientras que se continuaba la extensión de la línea hacia el norte, inaugurándose el servicio hasta Progreso el 15 de noviembre del mismo año.

La estación Bella Vista y la vía entre Montevideo y el actual cruce con la calle Uruguayana cambiaron de ubicación al lugar que ocupan actualmente, y se construyeron los talleres en Bella Vista y la primitiva estación terminal sobre la calle Río Negro entre La Paz y Valparaiso.

Luego de una sucesión de balances deficitarios(debido al escaso tráfico captado y los altos sueldos de los administradores uruguayos entre otras consideraciones) el Ferrocarril Central pasaría, el 1° de enero de 1878, a manos de una compañía británica fundada en esa fecha con el nombre de “Central Uruguay Railway Company Limited”, después de un corto período de administración mixta. (13)

De gran importancia fue la inauguración, en 1897, de la nueva “Estación del Ferrocarril Central” (actual Artigas), proyectada por el ingeniero Andreoni e iniciada en 1894. (14)

La urbanización de la ciudad realizada en este periodo, último cuarto del s. XIX, fue muy intensa; son de destacar la demolición de viejos edificios coloniales para el mejor aprovechamiento público de los respectivos solares, y el trazado del bulevar de circunvalación de Montevideo, actual Artigas.

Entre 1876 y 1877 fue demolido el mercado instalado desde 1835 entre los muros de la desmantelada Ciudadela, oportunidad en que fue cuidadosamente desmontado su recio y esbelto portal de entrada y sus piedras centenarias depositadas en un cuartel de las afueras de la ciudad con el propósito de su futura restauración en algún edificio. Años más tarde, entre 1878 y 1880 fue demolido el viejo y ruinoso fuerte San José construido a mediados del s. XVIII en el extremo noroeste de la península montevideana.(15) En esos años el censo municipal señalaba para el municipio de Montevideo la cifra de 18.174 edificios: 11.292, en la zona urbana (hasta el boulevar Artigas) y 6.882 en la zona suburbana. (16)

A fines del siglo XIX la burguesía de Montevideo va a construir una serie de parques y jardines por donde puedan distraerse y pasar el tiempo libre. Dentro de estos nuevos emplazamientos cabe destacar, en primer lugar, el Parque Rodó barrio residencial de la ciudad de Montevideo que toma su nombre del parque que ocupa gran parte del barrio. Se encuentra en una zona privilegiada de la ciudad, a pocos minutos del Centro, y junto a la costa del Río de la Plata. Dentro del parque en sí hay un lago artificial, una zona de juegos infantiles, y un parque de atracciones mecánicas donde también se dispone de varios locales gastronómicos. Los juegos del Parque Rodó se iniciaron el 24 de enero de 1889 con un emocionante artefacto: la montaña rusa. Las calesitas venían demoradas: la primera llegó en 1903. Los trabajos preliminares para la conformación del Parque Urbano -como se llamó originalmente al Parque Rodó- se iniciaron entre 1900 y 1902. Entre 1903 y 1904 se construyó un lago artificial, con puentes rústicos de imitación, la avenida central, terraza para música, el castillo sobre el lago, la vaquería para expendio de leche fresca y la plaza de juegos para niños. (17)

Posteriormente, ya a principios del siglo XX, coincidiendo con la aparición del automóvil y la preocupación por el embellecimiento de la ciudad, comenzaron a construirse las ramblas montevideanas.

En 1922 fue aprobado un plan de rambla costera presentado por el Ing. Juan P. Fabini al Concejo Departamental. El tramo propuesto se extendía desde la escollera Sarandí hasta el Parque Urbano. Otros proyectos anteriores al de Fabini, presentados en la primera década del siglo XX, habían sido rechazados, entre otros motivos, a causa de su elevada financiación y de la intención especulativa de las empresas consultadas.

Debido a razones estéticas e higiénicas, fueron expropiados los predios limítrofes con el espacio que ocuparía la rambla. Además de obtener superficie suficiente para la realización de la obra, a través de esta medida se pretendía erradicar definitivamente el barrio prostibulario, popularmente conocido como “El Bajo”. La demolición de estas viviendas de mediados de siglo XIX, en donde funcionaban burdeles, almacenes, cafés y casas de baile y la revalorización general de este espacio, provocó el desplazamiento de parte de la población del barrio hacia otras zonas de la ciudad..

La Rambla de Montevideo es una avenida de 25 km de longitud, que transcurre bordeando la sinuosa y pintoresca costa de la ciudad. Numerosos accidentes geográficos le confieren variedad e interés, como la Punta de las Carretas y la Isla de las Gaviotas. Los fines de semana, congrega a miles de personas de todas las edades, quienes acuden en busca de paseo, recreación, y aire fresco.

Constituye, al mismo tiempo, una importante vía de circulación de vehículos y, al sur de la Bahía de Montevideo, un paseo peatonal. Está bordeada por numerosas playas, entre las cuales destacan: Ramírez, Pocitos, Buceo, Malvín y Carrasco.(18)

LA CIUDAD DE MONTEVIDEO EN LA ACTUALIDAD.

A principios del siglo XX muchos europeos, sobre todo de España y de Italia pero, además, varios miles de centroeuropeos inmigraron a la ciudad y, antes de 1908 el 30% de la población era extranjera. En ese entonces su población era de 309.331 habitantes llegando a los 350.000, tan solo unos años más tarde, en 1915. En esta época, principios del s. XX, surgieron y crecieron nuevos barrios como Cerro, Pocitos, Cordón, Prado y Villa Colón lo mismo que los parques Rodó y Central, que también funcionarían como polos de desarrollo urbano. (19)

Palacio Salvo visto desde la Plaza Independencia.

Uno de los edificios más emblemáticos de Montevideo es el Palacio Salvo, inaugurado en 1925 siendo, en ese momento, el edificio más alto de toda Sudamérica con sus 27 plantas, 2 sótanos, 370 habitaciones y 95 metros de altura. Actualmente tiene serios problemas económicos ya que tiene una deuda de millones de dólares contraída con el Ayuntamiento así como un deficitario mantenimiento de su estructura que representa un serio problema para usuarios del edificio y transeúntes. Se piensa, por tanto, en la demolición de este histórico y emblemático edificio que muchísimos ciudadanos de Montevideo y de todo Uruguay quieren conservar a toda costa.(20)

Hacia los años treinta del siglo XX, la ciudad de Montevideo estaba todavía socialmente integrada, en el marco de un estilo de desarrollo “estado-céntrico”. Poco a poco se va fracturando socialmente hasta convertirse en un estilo de desarrollo “mercado-céntrico” regido por las leyes oferta-demanda que se inició a mediados del s. XX hasta hoy en día.

Transformaciones internas y condiciones externas dibujan un panorama sociocultural donde la desocupación abierta, la precarización laboral y la emigración de población calificada coadyuvan en el despedazamiento del tejido social. Obviamente, ante cuestiones tan significativas se vuelve inevitable el deterioro del tejido urbano; es en este marco donde cobran un nuevo significado las estrategias compensatorias de las políticas sociales. Sin embargo, las acciones en el ámbito urbano-arquitectónico, consideradas en el largo plazo, además de implicar altos costos sociales, frecuentemente, lejos de mitigar las situaciones límites, las consolidan. Después de los años 1950, la dictadura militar (1973-1985) y el estancamiento económico iniciado a mediados de los años 1950 causaron un fuerte retroceso de la ciudad. Hubo grandes problemas de abastecimiento, el ciclo inmigratorio se invirtió lo que supuso el estancamiento demográfico. En 12 años, de 1963 a 1975, Montevideo solo creció en 35.000 personas y vivió una marcada violencia social y política. (21)

Dentro de la ciudad de Montevideo cabe destacar, como zonas bien construidas, la avenida 18 de Julio que nace en la plaza Independencia, en el límite con la Ciudad Vieja, y termina en el Bulevar Artigas, en Tres Cruces, donde se encuentra erigido el Obelisco a los Constituyentes. El barrio del Prado también ofrece amplios espacios verdes y lugares dignos de visitar. Por su parte, en el barrio del Cerro, mirando a la costa está el Parque Dr. Carlos Ferreira junto con el club de golf del Cerro.

En la zona de Santiago Vázquez en el límite oeste con el departamento de San José están el Parque Artigas y el Parque Zoológico Lecocq, con amplias zonas verdes, paradores y zonas de picnic. Los centros comerciales (conocidos localmente como shopping) se han convertido en una importante atracción para montevideanos y turistas, los que hacen sus visitas y compras de todo tipo de artículos y artesanías nacionales e importadas. El primero en su género en el Río de la Plata fue Montevideo Shopping Center, inaugura do en 1985. En 1994 se inaugurarían tres más el Shopping Tres Cruces, Portones Shopping, y Punta Carretas Shopping, cambiándose enormemente el mapa comercial de la ciudad. (22)

Se construyeron enormes rascacielos que contrastan con los edificios históricos neoclásicos del Casco Viejo. En este sentido cabe destacar la Torre de las Telecomunicaciones (también conocida como Torre de Antel cuya altura alcanza los 162 m. siendo el rascacielos más alto del país) o de las torres gemelas del World Trade Center Montevideo. Dentro de sus rascacielos se destacan asimismo la antena de Saeta TV Canal 10 y la Torre del Gaucho, ambos con más de 100 metros de altura.

Como consecuencia de la construcción de estos enormes edificios resulta necesario dar un toque de atención para repensar el diseño urbano-arquitectónico y estar abiertos al aporte de otras disciplinas que comienzan a generar masa crítica útil, para enfocar los nuevos problemas urbanísticos que se expresan en la ciudad. (23)

La ciudad de Montevideo, cara al futuro, se ha de construir a través de un claro equilibrio en su ordenamiento territorial. El marco de referencia tendrá que ser un estilo de desarrollo equilibrado y de integración“social-céntrico” (24)

Sin embargo, la ciudad de la periferia, como ámbito heterogéneo, jerarquizado, multifuncional y dotado de equipamiento urbano estéticamente estimulante, suele estar ausente tanto en el debate público como en la aplicación de políticas en el territorio urbano. La percepción de esta ausencia se acentúa cuando se discuten las políticas sociales tradicionales, tales como el empleo, la salud, la educación, la vivienda, sin considerar la incidencia de la ciudad. A su vez, en la periferia de Montevideo proyecciones y realizaciones confirman dicha tendencia, al crearse conjuntos homogéneos, al regularizarse asentamientos precarios, al invertir la Intendencia Municipal en una cartera de tierras para la construcción de viviendas individuales o agrupadas en con juntos habitacionales, y al urbanizar áreas mediante lotes con servicios para la autoconstrucción de viviendas.

De este modo la mancha urbana de la periferia se densifica, al tiempo que las centralidades urbanas decrecen en población; a su vez, el número de habitantes del departamento se mantiene prácticamente estable. (25)

Notas bibliográficas.

(1)Datos del INEU de 2011.

(2)Claudia Solís Umpiérrez. Fundación de Montevideo.

(3)Néstor Campiglia. Montevideo: Población y trabajo.

(4)www.foroxerbar.com

(5)Aurora Capilla: Montevideo en el siglo XVIII.

(6)Isidoro de María. Montevideo Antiguo.

(7)Carlos Real de Azúa. Montevideo, el peso de un destino.

(8)Juan Carlos Luzuriaga. Los procesos inmigratorios en el Uruguay del siglo XIX.

(9)Censo de población de 1889.

(10)Liliana Carmona y Julia Gómez. Montevideo. Proceso planificador y crecimi- entos.

(11)entrelapizarraylacomputadora.blogspot.com.es

(12)Daniela Bouret. El Teatro Solís: El lugar de los sueños. 2004. Mariano Arana. El Teatro de la ciudad y la ciudad como teatro de la colectividad.

(13)Ifu1.tripod.com/index-6html

(14)E. Acevedo. Anales Históricos de Uruguay. Montevideo, 1933-34.

(15)www.periodicas.edu.uy/Nuestra_tierra/

(16)Censo municipal de 1889.

(17)www.lugaresgeograficos.com.ar

(18)www.enlacesuruguayos.com/Rambla_Sur.html

(19)Ricardo Álvarez Lenzi y Mariano Bocchiardo. El Montevideo de la expansión (1868-1915). Montevideo, 1986.

(20)www.librumface.com

(21)Adela Pellegrino. Caracterización demográfica del Uruguay. Agosto, 2003.

(22)file://c:/Documents%20and20Setting

(23)Jack Couriel. Montevideo en tres tiempos.

(24)Hugo Achugar y Gerardo Caetano.Identidad uruguaya ¿Mito, crisis o afirmaci ón. Montevideo. 1992.

(25)Marta Cecilio, Jack Curiel y Mario Spallanzini. La gestión urbana en la gene-ración de los tejidos residenciales de la periferia de Montevideo. 1999.