En páginas sucesivas de la prensa de días pasados se lee:

1.- Los “G5” del Sur de Europa escurriendo el bulto, considerando “comprensible” el bombardeo de Estados Unidos en Siria. De ellos, cuatro PIGS… que en lugar de reivindicar, ceden, una vez más.

2.- Los G7 que “buscan posturas comunes” frente a Rusia en relación a Siria… en lugar de, por fin, poner este tema, como todos los que tienen que ver con cuestiones de esta naturaleza y complejidades -por quienes son los contendientes, por quienes son “los guardianes del orden internacional”, que alcanza situaciones de auténtico delirio al haber encomendado a Arabia Saudita el conflicto en Yemen…- en manos de las Naciones Unidas apoyándolas para que sean lo que su nombre indica: naciones del mundo unidas para un multilateralismo eficiente, dotándolas de los medios personales, técnicos, de defensa y financieros adecuados.

3.- Y, en la misma serie de noticias, figura a continuación que el auténtico y enmascarado epílogo: el G2, el “mano a mano” de los Estados Unidos y China, repartiéndose los grandes papeles mientras los acólitos de Occidente no consultados ven “aceptable” lo que los mandamases deciden.

Sólo un gran clamor popular de “Nosotros, los pueblos…”, como tan lúcidamente se inicia la Carta de las Naciones Unidas, podría restablecer la cordura y la esperanza. Hoy “los pueblos” ya tienen voz.

No pueden permanecer callados, espectadores impasibles acosados por el inmenso poder mediático que reduce a los ciudadanos a exclusivos fanáticos seguidores de un club de balompié… El tiempo del silencio ha concluido: si “los pueblos” no toman hoy en sus manos las riendas del destino común, mañana puede ser tarde.