El nombre científico de las focas es el de pinnípedos, que significa “con pies como aletas”. Pertenece a la familia de los Phocidae, son animales marinos, ya que pasan casi toda su vida en el agua, con dificultades para trasladarse en la tierra, cuestión que las diferencias de los lobos marinos, al igual que su falta de pabellón auditivo externo.

Su característica principal es su cuerpo alargado y su gran capacidad natatoria, ya que al ser animales marinos pasan casi toda su vida bajo el agua, para ello usan sus extremidades anteriores a modo de aletas, mientras que las posteriores permanecen más bien fijas. Para desplazarse en la tierra no son muy rápidas, sin embargo pueden moverse con cierta velocidad gracias a la reptación.

Por otra parte, si bien existen diferencias según la especie de foca de la que estemos hablando, la foca común tiene un tamaño relativamente pequeño, ya que puede llegar a medir aproximadamente, entre un metro y medio y dos metros y llega a pesar alrededor de 100 kgs. Las hembras por su parte, son un poco más chicas tanto en tamaño como en peso ya que no llegan a los dos metros de largo y como mucho pueden pesar hasta 80 kilogramos.

Las focas tienen una esperanza de vida que varía según el género, los machos viven entre 25 y 30 años, mientras que las focas hembras pueden llegar a vivir hasta los 40 años. El pelaje de las focas es denso y corto y  no tiene fines de protección térmica, esta protección se la otorga la capa de grasa subcutánea que tienen estos animales marinos.

De las 33 especies de focas, existentes en el mundo, algunas de ellas se encuentran en peligro de extinción, como la foca de Hawai que habita en algunas pequeñas islas del noroeste de dicho archipiélago. A pesar de ello, a las focas se las persigue y mata sistemáticamente por todos los océanos y mares del mundo destacando especialmente dos países: Canadá y Noruega, tanto por el número de focas muertas en estas matanzas inhumanas que se perpetran anualmente, como por la crueldad utilizada para ello.

Antes de analizar estas matanzas vamos a situar dónde se localizan algunas de las especies de focas más conocidas a nivel mundial, observando el mapa realizado por Óscar Fernández Torga.

Distribución mundial de las poblaciones de focas. Autor Óscar Fernández Torga.

Como se puede observar, en este mapa, las distintas especies de focas habitan en todos los océanos y mares del mundo. Algunas especies viven conjuntamente en las mismas regiones y otras cada vez son más difíciles de ver debido a la drástica reducción de su especie.

En la Península del Labrador, al este de Canadá, es donde se realiza la mayor matanza de focas adultas y también de sus crías. Durante muchos años la matanza ha permanecido casi oculta al mundo, pero la llegada de Internet, sobre todo, trae a nuestras retinas esta vergonzosa realidad cada primavera.

Francisco Ucán señala que: “La cacería tradicional de primavera es una importante actividad “cultural” y económica de los cazadores de foca canadienses y de los indígenas nativos del Canadá. Y aunque los Estados Unidos han prohibido los productos de foca canadienses desde 1972, y la Unión Europea desde 1983, los pescadores y cazadores venden las pieles de estos animales principalmente a la industria del calzado y de la moda en Noruega, Rusia y China, aunque también se aprovecha la grasa como aceite. Se calcula que los cazadores de focas obtienen cerca de 90 dólares por cada pieza capturada”.

El Gobierno canadiense apoya, e incluso subvenciona estas horrorosas matanzas de focas ya que, según dice: “ La cacería es necesaria para mantener el control de la población de focas, aprovechar el recurso comercializándolo y evitar que estas miles de focas terminen con toneladas de pescado, vitales para la economía y para la alimentación de la población costera”.

Las matanzas de focas en Canadá son de descomunales proporciones. En 1996, se mataron 250.000 focas. Un año después, en 1997, el Gobierno canadiense hizo ilegal su caza con fines comerciales, pero seis años después,en 2003, la caza de focas se reanudó nuevamente de forma legal, aumentando las capturas hasta las 335.000, en 2006, un año después, en 2007, se mataron 325000 focas, mientras que el Gobierno canadiense permitió la caza de 270.000 en 2008 y 280.000, en 2009. En resumen, en tan solo 14 años (de 1996 a 2009) se mataron, tan solo en un país, Canadá, más de 3 millones de focas. El descenso de capturas, en estos últimos tres años se debe, más que a la crisis económica, al boicot de algunos países desarrollados en la compra de las pieles canadienses y a la presión que ejercen numerosos grupos ecologistas de todo el mundo. A pesar de este descenso, la masacre supuso el 80% de las crías nacidas en 2010, de acuerdo a las cifras manejadas por el International Fund for Animal Welfare, IFAW.

Además, El Diario de Navarra, informó en marzo de 2008 que: “Entre 1995 y 2001, se habían concedido más de 20 millones de dólares en subvenciones a la industria canadiense de la caza de focas para ayudarles a soportar las posibles pérdidas en el negocio. Estas subvenciones vienen de entidades como la Atlantic Canada Opportunities Agency, Human Resources Development Council, y el Canada Economic Development-Quebec. Se entregan de forma variada, incluyendo fondos para salarios de empleados de las plantas de procesamiento de productos de foca, investigaciones de mercado y viajes, así como capital para plantas de procesamiento”.

En estos últimos años la caza de focas ha alcanzado un nivel de polémica nacional e internacional no visto desde hace más de una década cuando el entonces ministro de Pesca, Brian Tobin, promovió de nuevo la caza masiva de focas  como forma de recuperar los exhaustos bancos de bacalao. El Ministerio de Pesca canadiense insistió en que: “Las focas devoran el bacalao, poniendo en peligro la especie”, algo que los científicos no fueron capaces de demostrar.

Más recientemente John Efford, ministro de Pesca y Agricultura de Terranova, declaró: “Quisiera ver a estos seis millones de focas -o cualquiera que sea su número- muertas y vendidas, destruidas o quemadas. No me interesa lo que les pase. (…) Cuantas más mueran más feliz seré”.

La caza de focas se ha reanudado, con el despiadado consentimiento del Gobierno de Canadá y de nuevo, unos 12.000 cazadores canadienses, utilizarán métodos brutales para matarlas a pesar de que se habían comprometido a reducir su sufrimiento. Su preciada piel las convierte en un cotizado deporte, mientras que el Gobierno defiende que hay superpoblación y que es beneficioso para la economía de la región, como señalé anteriormente.

Este año los cazadores volverán a golpear hasta la muerte a miles de crías de focas por su piel y su grasa, ya que la carne de estas crías raramente se come; solo quieren su piel y la mayoría de las veces son despellejadas vivas. Alegan que tienen que sobrevivir y que ese es el único medio que tienen de subsistencia. La nueva munición aprobada por el Gobierno para matarlas es tan débil que sólo aturde al animal. Para asegurar que no se escape hay que hacer lo de siempre, matarlas a golpes en la cabeza. Una práctica que continúa a pesar de que el precio de la piel de las focas se ha desplomado.

En el año 2001, un equipo independiente de veterinarios vigiló la matanza de focas de Canadá. Su informe fue horroroso: “En el 42% de los casos, la foca no presentaba evidencias de daño craneal suficiente no ya para estar muerta, sino que ni siquiera inconsciente, en el momento de despellejarla”. Además, concluye este informe: “Casi el 95% de las focas muertas a golpes durante los últimos cinco años, tenían menos de tres meses de edad”.

A principios de marzo, de 2008, el ex Beatle Paul McCartney y su esposa, Heather Mills, viajaron a los témpanos flotantes del Golfo de San Lorenzo invitados por la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos (HSUS) para una sesión fotográfica en la que posaron con cachorros de focas que se cazarían días después. McCartney calificó la caza comercial de las focas como: “Una mancha en el carácter de la población canadiense” y pidió al primer ministro de este país, Stephen Harper, que la suspenda.

Por su parte Rebecca Aldworth, aseguró a la agencia EFE que: “El viaje de Paul McCartney ha hecho que la caza de focas se haya presentado al público que era uno de nuestros mayores problemas ya que los medios de comunicación de este país (Canadá) no querían hablar de la caza comercial de las focas. Todo esto ha cambiado desde que Paul McCartney vino a Terranova”.

En Noruega la matanza de focas es importante aunque el número de muertes es sensiblemente inferior al canadiense. Según el diario El País: “En 1996 el Gobierno noruego autorizó la caza de 20.000 focas”. Sin embargo, en los últimos años se están matando unas 50.000 focas al año,con la autorización gubernamental correspondiente, duplicando el número de capturas respecto a la década anterior. Pero no se vayan ustedes a pensar que lo hacen por interés comercial, en absoluto. Su actividad es una desinteresada contribución a la biodiversidad del Polo Norte, al  menos eso dicen, cínicamente, ministros y dirigentes del país nórdico.

El Gobierno noruego, en su portal oficial para España, lo considera una gestión adecuada de los recursos. Porque,nos explican que en el Nordeste Atlántico: “La foca de Groenlandia consume ella sola más arenques de lo que es capaz de pescar toda la flota pesquera noruega”. Por todo ello no solo se permite esta caza, sino que como en Canadá, la salvaje actividad recibe periódicamente ayuda estatal que el propio Gobierno justifica como necesaria.

Ante la pregunta formulada por un periodista del diario 20 Minutos, en abril de 2008, sobre si la caza de focas le parece una solución cruel, el Ministerio de Asuntos Exteriores noruego respondía: “Según la ley, se debe matar a los animales con rapidez, humanidad y con el menor sufrimiento posible. Los únicos instrumentos que se pueden utilizar son los rifles y los hakapik. Las focas adultas se cazan con el rifle, mientras que los cachorros se cazan con el rifle o con el hakapik. El hakapik puede parecer primitivo, pero es una herramienta eficaz que aturde inmediatamente al animal y lo mata rápidamente. La legislación noruega no permite la caza de lactantes, es decir, cachorros que no han sido abandonados por sus madres. Se exige, además, a los cazadores que asistan a un curso y a pruebas de tiro cada año antes de la estación de caza…”. Sin comentarios.

Sin entrar a considerar la necesidad o no, de estas matanzas de focas, el gran interrogante sería: ¿Es necesario matarlas de esta manera tan cruel?. En un principio las focas son golpeadas con un hakapik (como el que aparece en la fotografía). El hakapik noruego es un garrote de madera de unos 340 gr. de peso y 1 metro de longitud, cuyo diámetro está en torno a los 5 cm. Consta de una cabeza de martillo (para aplastar el cráneo de la foca) y un gancho (que se utiliza para arrastrar el cadáver) en el extremo. Tanto el martillo como el gancho son de hierro. En Noruega, el hakapik se utiliza solo para matar a las crías de las focas de menos de tres meses, que pesan unos 10 kilos al nacer, y su pelaje es blanco para ocultarlas de posibles depredadores. Es la piel de las focas bebés la que se comercializa fundamentalmente, ya que tiene más valor en el mercado que la piel de las focas adultas que los cazadores matan con sus rifles.

Para la industria peletera de Noruega, la piel de foca y, muy especialmente, las focas bebé debido a su piel blanca y fina, siguen siendo un atractivo negocio a pesar de la crisis, ya que estos abrigos de lujo los compran las personas más ricas de los países desarrollados e incluso magnates que viven en países subdesarrollados (como podemos observar en informes y reportajes) sin importarles, en absoluto, que para la confección de un abrigo de foca es necesario el sacrificio de 15 crías ó 7 focas adultas.

Por si ésta arraigada costumbre no fuera suficiente ahora, en Noruega, han ideado una nueva diversión vacacional que supera los límites inimaginables de la aberración. Este atractivo turístico, de reciente incorporación, consiste en viajar al país nórdico para pasar unos días matando focas arpa adultas y también alguna cría.

Algunas compañías, como NorSafari, ya están lanzando paquetes de vacaciones con este objetivo, que ofrecen, además de alojamiento y comida, so- porte y entrenamiento para aprender a trocear y conservar cadáveres de focas a los principiantes. En un diario y en internet salió publicada una nota de una compañía de turismo noruega que ofrece: “ Un paquete de caza de 4 días por 1.100 dólares, que dice asegurar a los sangrientos turistas al menos 2 focas efectivamente muertas por sus manos y por solo un plus de 70 dólares más, ofrecen también una cría de foca para matar”.

Esta iniciativa recreativa se suma a la voluntad del gobierno noruego de ampliar la caza anual de focas, de modo que los aficionados puedan participar también en esta actividad sádica. Como ya apuntaba, los pescadores noruegos culpan a las focas de devastar las reservas marinas del Mar del Norte, sin embargo, son muchos los que señalan como causa de dicha devastación la pesca excesiva que llevan a cabo los propios afectados.

Además, como señala en una comunicación personal Oristsland, algunas focas mueren de forma accidental atrapadas en las redes de pesca: “En No-ruega, en los últimos años, se han registrado numerosísimas capturas de focas de Groenlandia, sobre todo en redes fijas para el bacalao a lo largo de la costa septentrional de Noruega. Al menos 37.000 focas de Groenlandia murieron en aguas noruegas de esta manera, en 1987”.

En los últimos años se está produciendo un enfrentamiento entre el Gobierno noruego y la Unión Europea por la matanza de focas en este país comunitario, ya que la UE ha encontrado indicios de crueldad tales como que muchos de estos animales están vivos cuando se les arranca la piel. Vivos después de recibir un tiro o un golpe en la cabeza. La European Food Safety Authority también descubrió varios casos de focas asesinadas cruelmente hace poco tiempo.

A las matanzas de focas por parte de los cazadores desaprensivos se une, en los últimos años, las condiciones naturales adversas. El Fondo Internacional para la Protección de Animales (IFAW) afirma que: “Debido al cambio climático, en los últimos años el hielo se está volviendo más frágil, lo que está provocando un aumento de la mortalidad de las focas por efecto natural”. En este sentido,  el profesor David Lavigne, una de las mayores autoridades científicas del mundo en focas arpa informó que: “ Según los propios datos de las autoridades canadienses, en los períodos recientes en los que el hielo ha sido débil la mortalidad se ha disparado entre el 25 y el 75% de las crías nacidas”.

El comercio de pieles abarca una amplia gama de productos de lujo. En primer lugar, las pieles de foca sirven para elaborar chaquetones y abrigos, pero también bolsos, botas, sombreros o cinturones. Todos estos productos de lujo siguen dando pingües beneficios de ahí que, como señala el grupo eptaonline en su blog: “La marca Dolce& Gabanna bajo la presión de las asociaciones animalísticas, declaró públicamente su renuncia a trabajar con pieles de foca. Pero aún quedan muchas marcas, de procedencia europea, que crean colecciones con piel de foca. Además, otras marcas, de empresas farmacéuticas, siguen usando el aceite de foca en sus productos en forma de cremas o cápsulas de Omega 3 y Omega 6”.

El precio de estas prendas de abrigo oscilan entre los 700 euros y más de 6.000 euros para los más cuidados y lujosos. También se pueden comprar botas altas por unos 450 euros, bolsos de piel de foca, en torno a los 300 euros unidad, sombreros por 250 euros…

Para concluir este artículo reproduzco las palabras de María Gabler que nos pueden servir, a modo de reflexión, sobre la crueldad empleada para matar a las focas, así como la gran cantidad de ellas que se matan anualmente: “La cacería de focas consiste en apalearlas o dispararlas a la mayor cantidad posible, sin ni siquiera verificar si los animales han muerto, por lo que muchas veces las focas son desolladas vivas. Así, se ha llegado a matar hasta tres veces más de la cuota permitida: entre 2003 y 2005 se mató a un millón de ellas. Hoy se calcula que cada año se matan unos 500.000 ejemplares”.