En la presentación de la misión, llamada “La mano sucia de Chevron”, expresó: “Las herramientas que vamos a utilizar para combatir a Chevron son la verdad y el llamado a la solidaridad de los ciudadanos del mundo para no comprar los productos de Chevron”.

Con ese objetivo, el mandatario acudió a la localidad de Agua Rica, en la provincia amazónica de Sucumbíos (norte de Ecuador), donde la petrolera Texaco, -adquirida por Chevron en 2001- operó entre 1964 y 1990, y hundió su mano en una de las piscinas de desechos del área en las cuales aún hay presencia de petróleo.

En ese sitio, manifestó: “Con el fin de ahorrarse unos cuantos dólares, Chevron usó las peores técnicas de extracción. Hay cerca de mil piscinas como esta en nuestra Amazonía, y jamás fueron remediadas, simplemente ocultadas con una capa de tierra para engañar al Estado ecuatoriano”, consigna Los Andes.

La réplica de la empresa. Chevron sostuvo en un comunicado que Correa “ha decidido interferir una vez más en este caso” y lo acusó de “ofrecer un relato distorsionado e incorrecto de la historia de estos campos petroleros y de quién es responsable por el impacto ambiental presente”.

Chevron argumenta que la contaminación, y posterior limpieza de las piscinas de crudo en Agua Rica es responsabilidad de la petrolera estatal Petroecuador. Tras su salida del país, en 1990, comunidades indígenas de Ecuador demandaron a Texaco por contaminación ambiental.

La empresa petrolera norteamericana acusa que existe un supuesto fraude en el juicio e intenta que una corte internacional de arbitraje obligue a Ecuador a hacerse cargo de la situación, alegando que la estatal Petroecuador fue la responsable de la contaminación al efectuar un mal trabajo de reparación.

 

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