A unas semanas del segundo aniversario, la organización ecologista recuerda que las consecuencias de la catástrofe nuclear de Fukushima continúan para cientos de miles de víctimas en Japón a las que todavía el sistema de regulación les niega la compensación, mientras se permite a la industria nuclear evadirse de sus responsabilidades y obliga a los ciudadanos a pagar por sus desastres.

Greenpeace encargó al Dr. David McNeill, periodista, corresponsal y escritor sobre la catástrofe de Fukushima, al Dr. Antony Froggatt, experto en políticas energéticas y nucleares, y al profesor Stephen Thomas, experto en asuntos económicos y políticos sobre energía nuclear, la elaboración del informe. Se han examinado los diferentes convenios y reglamentaciones y se concluye que estos protegen a la industria del pago de los costes frente a las catástrofes nucleares. Entre otros problemas, en las convenciones se desarrolla el límite de daños que deben afrontar los operadores de las centrales nucleares, entre 350 a 1.500 millones de euros, y ninguna responsabilidad para los proveedores ante una catástrofe.

Las primeras estimaciones cifran los daños de la catástrofe de Fukushima en 250.000 millones de dólares. TEPCO, el operador de Fukushima, fue nacionalizado porque no estaba en condiciones de cubrir los primeros costes.

Bajo el actual sistema de responsabilidad, los proveedores de TEPCO (General Electric, Hitachi y Toshiba, que proporcionaron reactores basados en un diseño defectuoso) no están obligados a pagar nada en concepto de indemnización. Los contribuyentes japoneses, incluyendo a los evacuados, pagarán la mayor parte de los costes de la catástrofe.

“La catástrofe de Fukushima muestra los vergonzosos defectos en un sistema que solo reclama el pago de una parte de los costes de una catástrofe a los operadores nucleares y no requiere ningún pago a los suministradores”, ha declarado Aslihan Tumer, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace Internacional.

“Las consecuencias de este injusto sistema, que deja a cientos de miles de personas en Japón sin una compensación adecuada, puede repetirse en España porque la industria nuclear no se hace responsable de sus fallos”, ha afirmado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace España.

“No es justo que la industria nuclear obtenga beneficios, mientras que las personas pagan un alto precio por sus fracasos”, ha añadido Turner. “Es muy sencillo, el que contamina paga. La industria nuclear debe ser considerada responsable de los daños que causa”.

 

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