En una evaluación detallada de los derrames de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon, un equipo de investigadores, dirigido por la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), ha determinado que la explosión ocurrida en Macondo arrojó petróleo a una velocidad de unos 57.000 barriles por día (9.000 metros cúbicos), un total de casi 5 millones de de barriles (800.000 metros cúbicos) de petróleo vertido por el pozo entre el 20 de abril y el 15 de julio de 2010, cuando la fuga fue reparada. Además, el pozo vertió casi 3 billones de centímetros cúbicos por día de gas natural.

Los resultados, publicados el 05 de septiembre 2011 en la última edición de ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), concuerdan con las estimaciones oficiales del gobierno federal.

La precisión de las mediciones fue crucial, ya que, “en última instancia, el impacto del petróleo sobre el medio ambiente depende principalmente del volumen total de petróleo liberado”, según un informe del Flow Rate Technical Group (FRTG), un grupo de equipos de investigación que se encargaron de usar diferentes medios para generar una estimación precisa de la cantidad de petróleo derramado en el Golfo.

El nuevo estudio “ofrece una evaluación más rigurosa en comparación con nuestros resultados anteriores”, afirma el científico del WHOI, Richard Camilli, autor principal del artículo de PNAS.

El 19 de mayo de 2010, antes de comenzar la investigación sobre la fuga de Deepwater Horizon, Camilli afirmó ante el Congreso que esta técnica de medición propuesta sería capaz de cuantificar la velocidad de flujo. El equipo dirigido por WHOI encontró sólo una incertidumbre del 17% asociada a su estimación.

La baja tasa de incertidumbre se debió, en gran parte, a las técnicas pioneras del equipo de medición, desarrolladas principalmente por Camilli y su colaborador del WHOI, Andrew Bowen. A finales de mayo de 2010, el equipo instaló dos instrumentos acústicos en un vehículo de control remoto llamado Maxx3. Uno de los aparatos fue un perfilador acústico Doppler, que mide el desplazamiento Doppler en el sonido.

“El objetivo del perfilador acústico Doppler en el chorro de petróleo y gas que salían, se basaba en el cambio de frecuencia de los ecos “, explica Camilli. En cuestión de minutos, obtuvieron más de 85.000 mediciones Doppler. También utilizaron un sonar multihaz que opera en los mismos principios que la ecografía médica. Según Camilli, “el sonar ofrece el equivalente en blanco y negro de las imágenes de la sección transversal del flujo de petróleo y gas”. Esto permitió a los investigadores distinguir el petróleo y el gas del agua de mar.

“Mediante el uso de técnicas acústicas, hemos sido capaces de recoger una enorme cantidad de datos en poco tiempo”, afirma Camilli, y añade que, “hemos sido capaces de ver dentro de la corriente y hacer mediciones de las velocidades. Con los sistemas ópticos, sólo se ve el exterior, sin embaro nuestra técnica nos permitió algo parecido a una visión de rayos X”.

Mientras trabajaba en el lugar del desastre, Camilli estableció contacto con equipos de investigadores en todo el país para analizar minuciosamente los datos. Usando modelos informáticos de flujo de chorro turbulento, llevaron a cabo una estimación de la velocidad de los fluidos que escapaban por la tubería.

El análisis de la muestra mostró que, en masa, el fluido del pozo Macondo contenía un 77 por ciento de crudo, un 22 por ciento de gas natural, y menos de un uno por ciento de otros gases. Con datos sobre la cantidad que se escapaba, los científicos pudieron hacer un cálculo preliminar de la cantidad de petróleo que estaba fluyendo fuera del pozo.

Una tasa de flujo precisa dio a los ingenieros una visión más clara de lo que estaba sucediendo bajo la superficie y facilidades para encontrar la manera de detener el flujo, la cantidad de dispersante que debían aplicar para evitar que el petróleo llegara a la superficie, y para trazar estrategias para recuperar el control del pozo, recoger el vertido, y limitar el daño al medio ambiente.

Del total de los casi 800.000 metros cúbicos de petróleo vertido, se estima que casi 100.000 metros cúbicos fueron capturados directamente del pozo a través de medidas de contención y nunca llegaron al medio ambiente.

A diferencia de la mayoría de los derrames de petróleo en el mar, que ocurren en o cerca de la superficie, éste derrame ocurrió a cerca de dos kilómetros de profundidad. Hasta ahora no se sabía exactamente cómo actúa el petróleo liberado bajo la intensa presión y las temperaturas frías del fondo marino.

“Durante la última década, las ultra plataformas petroleras de aguas profundas han pasado de ser inexistente a representar, aproximadamente, un tercio de la producción de petróleo del Golfo de México, y hay planes para un creciente número de esas instalaciones”, afirma Camilli.

 

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