La plena pertenencia a la ONU como Estado miembro requiere la aprobación del Consejo de Seguridad, algo casi imposible de lograr porque EEUU, firme aliado de Israel, ha anunciado su capacidad de veto.

La Unión Europea ha invertido una inmensa cantidad de recursos económicos y políticos en la solución de los dos Estados para el conflicto palestino-israelí. El Banco Mundial y la ONU atestiguan que la infraestructura y el funcionamiento institucional del Territorio Palestino Ocupado son ejemplares y Fatah y Hamás se encuentran en proceso de reconciliación.

Las expectativas aumentaron tras el discurso del presidente Obama en El Cairo en 2009 y con la presión que puso sobre Israel para congelar los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén del Este. Los europeos subrayaron sus demandas de contar con dos Estados basados en las líneas del armisticio vigente hasta 1967 y negociar el regreso de los refugiados de las guerras de 1948 y 1967.
Pero las cosas se han complicado. Obama, al que Yaser Arafar encomendó la resolución del conflicto, ha cesado toda presión contra Israel y ha indicado que se opondría al reconocimiento del Estado palestino. Ante esto, Benjamín Netanyahu se mantiene firme en su postura: no piensa de ninguna forma volver a la frontera de 1967, los refugiados nunca podrán regresar, Jerusalén del Este no será la capital de Palestina y  piensa mantener la presencia militar entre Cisjordania y Jordania. Además quiere que la OLP reconozca a Israel como un Estado “judío”, lo que convertiría en ciudadanos de segunda categoría a un 20% de la población, que es árabe y rechaza la reconciliación entre Fatah y Hamás.

¿Fracaso de la opción norteamericana? o intereses político-económicos.

A la Asamblea General de Naciones Unidas acudirá, como representante de Israel, Simon Peres, gesto que no ha gustado entre altos mandatarios del gobierno israelí, ya que consideran que puede intensificar la petición palestina. Creen que habría sido más conveniente enviar alguien con un perfil más “bajo”.
La actividad política de la Autoridad Palestina es incesante. El ministro de Asuntos Exteriores, Riad al Malki, ha visitado varias capitales europeas en busca de apoyo. Unos 130 de los 193 países de Naciones Unidas votarán a favor en la Asamblea General, pero el respaldo político de países con derecho a veto, como Francia o Reino Unido, sería muy relevante.

Como bien sabe la Autoridad Palestina, su propuesta no tiene ninguna posibilidad de prosperar, dado lo expuesto por EEUU, por eso, en paralelo presentará una propuesta de resolución sobre el reconocimiento de Estado Palestino, donde tiene  el éxito asegurado.
La Asamblea General no puede admitir a Palestina como miembro de pleno derecho de la ONU, pero sí que puede darle el estatuto de “observador”, una fórmula conocida como la “Santa Sede”. Los observadores no tienen derecho a voto, pero sí pueden adherirse a los convenios internacionales.

Dada la postura de Israel no se vislumbran negociaciones a corto plazo, pero esta vez será imposible responsabilizar a la parte palestina del fracaso del proceso de paz.
Nos encontramos en una nueva fase en la que, desde hace 20 años, activistas israelíes y palestinos se manifestarán juntos en Jerusalén por un Estado palestino independiente.

nn