Sin embargo los impactos que causa este “motor”, incluyen pérdida en la biodiversidad y muchas especies de fauna y flora, que solo se encuentran en sus únicos ecosistemas, y el desplazamiento de los pueblos indígenas, algunos no contactados previamente, además de los impactos sobre los suelos y del agua.

Se trata de la destrucción miope impulsada por las ganancias a corto plazo. Y es criminal, ecocidio y genocidio en uno.

Las comunidades indígenas han sido desplazadas y obligadas a vivir en los basureros de la capital. Esto es un crimen que con razón podemos llamar, genocidio, la extinción de pueblos enteros, su cultura, su forma de vida y su entorno.

“Los organismos genéticamente modificados y los plaguicidas sobre la mesa significa más exclusión , más miseria , más muertes innecesarias , una mayor dependencia de las corporaciones multinacionales y más humillación para Paraguay “, señala la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI).

Recientemente, un estudio científico ha revelado que los bosques del Chaco paraguayo, el último refugio de la tribu Ayóreo (no contactados), están siendo devastados y con el índice más alto del mundo en deforestación. Eso es un ecocidio.

El estudio realizado por la Universidad de Maryland encontró que los bosques del chaco paraguayo están experimentando una rápida disminución por el desarrollo de la actividad agropecuaria.

Un llamado urgente, James Anaya, Relator Especial para los Derechos y Libertades fundamentales de los Pueblos Indígenas de la ONU, en referencia a los Ayoreo y sus familiares no contactados, advierte sobre la necesidad de brindar protección a los bosques y sus territorios ya que constituyen la vida misma para este pueblo.

Stephen Corry , director de Survival International, ha expresado: ” ¿Cuánto tiempo más va Paraguay a presumir dos reservas de biosfera de la UNESCO ? Con la tasa más alta del mundo en deforestación, el Chaco no durará para siempre y con él, el pueblo indígena aislado del país será borrado.

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