La investigación se ha realizado a partir de las vivencias de 118 obreras, con la colaboración de la Asociación Attawassol.

El informe descubre las duras condiciones de las obreras de confección marroquíes: exceso de horas de trabajo, bajos salarios, abusos verbales y físicos, arbitrariedad en la contratación y el despido, medidas disciplinarias desproporcionadas y obstáculos a la acción sindical. Las horas extras son obligatorias y no se suelen remunerar. Prolongan la jornada hasta las 12 horas diarias, seis días a la semana por salarios que no superan los 200 euros mensuales, y que, en ocasiones, estan por debajo de los 100 eur/mes. Las trabajadoras más jóvenes, a menudo menores de 16 años, son consideradas aprendizas y se les hace trabajar sin contrato las mismas horas que el resto, pero cobrando 0,36 €/hora, tres veces menos que sus compañeras.

En Marruecos hay una fuerte presencia de talleres proveedores de Inditex (Zara, Bershka, Pull&Bear, Stradivarius, Oysho, Massimo Dutti). La mayoría de las obreras entrevistadas que trabajan confeccionando la ropa de estas marcas manifiestan que no se respeta el límite de horas, llegando hasta 65 horas semanales y, aunque en general el salario llega al Salario Mínimo Interprofesional Garantizado (SMIG) de Marruecos, apenas 178,72 euros mensuales, siguen viviendo en situación de pobreza.

Muchos de los talleres proveedores de Inditex trabajan también para Mango. Las obreras de las fábricas proveedoras de Mango también revelan que en sus centros de trabajo no se respeta el límite de horas y realizan hasta 65 horas semanales. La memoria anual de Mango de 2010 ya advertía de que sus auditorías habían detectado situaciones no aceptables en algunos proveedores de Tánger y que se había establecido un plazo de seis meses para la corrección de estas problemáticas.

También se han recogido testimonios de trabajadoras de talleres proveedores de Mayoral, El Corte Inglés y Dolce&Gabanna con condiciones laborales parecidas.

La deslocalización de la confección en países como Marruecos ha permitido ampliar los beneficios de las grandes marcas textiles. Según el autor del informe, Albert Sales, “estas empresas tienen en su mano la capacidad, tanto de generar situaciones de explotación laboral, como de evitarlas”. Muchas han asumido códigos de conducta y compromisos, pero a pesar de las medidas de Responsabilidad Social Empresarial, muchas trabajadoras marroquíes siguen viviendo situaciones de pobreza a la vez que cumplen con una jornada laboral extremadamente larga.

Los códigos de conducta laborales adoptados por las empresas de moda recogen la obligatoriedad de pasar auditorías en los talleres. Pero las metodologías de auditoría son muy diversas y en muchas ocasiones no se llegan a identificar los problemas laborales reales. Esto pasa porque cuando hay auditoría, las fábricas realizan cambios temporales como dar de alta a trabajadoras en la Seguridad Social, incrementar la salubridad en el espacio de trabajo, cumplir los horarios laborales, despedir a las trabajadoras sin contrato y ocultar a las trabajadoras menores.

Una trabajadora de una fábrica proveedora de una gran empresa textil aseguraba que “cuando aparecen auditores por sorpresa, los supervisores esconden a las trabajadoras menores en la azotea o en cajas de ropa vacías”.

 

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