Tampoco les pasa factura por su demostrada incompetencia, ni por incapacidad negociadora que nos ha llevado a que casi nadie se sienta a gusto en la piel de toro. Sin embargo, y al parecer, su política respecto a las pensiones a demostrado que, el rey, y me refiero al del cuento de Hans Christian Andersen, está desnudo, como la hucha de nuestras pensiones.

Según estos genios de la economía, teníamos que salvar a la banca porque muchos de nuestros mayores – y muchos de nosotros – teníamos los ahorros en instituciones bancarias y había que evitar que perdiéramos nuestras reservas por la caída de los bancos y de las cajas. También había que salvar las autopistas mal gestionadas porque los pensionistas las necesitaban para viajar en su merecida jubilación. Todo por nuestros jubilados. Sin embargo, cuando llega el momento de la verdad, las pensiones aumentan una mierda porque los gestores de la patria se han gastado todo nuestro peculio.

Los jubilados clarividentes se han lanzado a la calle, y no sólo porque la subida ha sido de risa, también porque hay veladas amenazas de que se perderá alguna paga extra y que tendremos que cotizar hasta los setenta o setenta y tres, porque no podemos afrontar las pensiones, que en su día ya adelantamos después de treinta, cuarenta o más años de cotización.

El colmo de todo este asunto ha llegado a su cénit por las declaraciones de un deslenguado para quién tuvo que cambiarse expresamente la Ley de Autonomía del Banco de España para promocionarle de subgobernador a gobernador y siguiera percibiendo su sueldo actual de 176.000€ – se lo ha subido un 5,8 por ciento recientemente -, hasta cumplir los setenta y tres años. Así sí se puede atarearse uno hasta los setenta, incluso hasta los ochenta, como sesteante gobernador del banco de España. Pero ¿qué pasa con un pescador, un minero, un albañil, después de haber trabajado – de verdad – durante cuarenta o cincuenta años?

A estas alturas del artículo ya saben que me refiero al lenguaraz Luis Maria Linde y a sus palabras diciendo que: No es igual pagar un alquiler de 500 euros al mes que pagar un gasto de comunidad de 100 euros. Insinuando que tener una casa de propiedad significa en si misma tener una renta. Es decir, cuando no les pueda pagar el Estado que vendan sus pisos. Le faltó decir que lo hicieran a sus amigos especuladores. Esta falta de ética y delicadeza sólo puede venir de alguien que está totalmente alejado de lo que ocurre en la realidad a sus conciudadanos. Fíjense si será bocazas que fija – como una miseria – gastos de comunidad de cien euros. ¡A saber lo qué está acostumbrado a pagar por este concepto Linde!

Apoyo, aplaudo y saludo a los miles de jubilados que estamos tratando de reclamar nuestros derechos, más aún a las viudas que, injustamente, tienen que vivir con el 51% de la pensión que cobraban sus maridos. Hay que luchar todavía mucho y convencer a los cientos de miles de votantes de edad que confiaron en quienes les engañan.

Si quieren de verdad arreglar el sistema actual de pensiones, garantizándolas para muchos años y en su justa medida – hablo de justicia y no de precariedad –, hay que tomar varias  disposiciones políticas que están en la mano de nuestros gobernantes, aunque ellos pretendan negar la mayor.

Una de ellas sería la devolución de todo lo sustraído por políticos y partidos corruptos, banqueros ineficaces y empresarios corruptores. La segunda sería bajar el costo institucional, rebajando el número y el sueldo de los políticos entre el 50% y el 70%  y dejarles después de sus mandatos con desempleos y pensiones iguales a los demás ciudadanos. La tercera, eliminar las empresas públicas e instituciones floreros. La cuarta perseguir a los responsables de adjudicaciones fraudulentas y a los defraudadores; la quinta establecer un impuesto especial a los que más ganan para asegurar el reparto de las pensiones. Y por último, aunque tengo media docena más, la más importante, subir los sueldos y el salario mínimo para que aumenten las cotizaciones a la Seguridad Social.

Pero todo esto está en manos de nuestros padres y madres de la patria y dudo, con todo respeto, que ningún partido de nuestro arco parlamentario esté sinceramente de acuerdo con lo expuesto, porque va en merma de sus intereses. Por eso nos tiene tan distraídos con sus trifulcas, sus amenazas de taberna, sus independencias de corte burgués, sus locuciones políticamente correctas, su himno de España, su patriotismo de salón y su monarquía. Lo otro, las pasiones, quedan para el dinero, el fútbol, la gula y el sexo, miren que digo sexo y no amor, para amar hay que tener otros valores más… cómo diría, ¿más rebeldes?… ¿más revolucionarios?